40 CASTAÑAS

Aunque nació hace hoy 40 años, yo le conozco desde hace 32.
Y aunque preguntaba cada vez que veía a alguna persona con una enfermedad grave por qué habían nacido así a La Señora que Calceta amargándole un poco el embarazo, por suerte nací con 20 dedos y dos orejas bien grandes. Y desde entonces se dedicó a cuidarme y a quererme.

A defenderme de los vaciles de Santi y Rafa. A esperar en la parada de bus para que no me quedase sola. A decirme que si se metían conmigo en el colegio no pasaba nada, que a él le había pasado lo mismo y al final todo había salido bien.

Esto me lo repitió en cada momento vital en el que creía que el mundo era muy injusto conmigo. Él escuchaba paciente mis llantos telefónicos desde Madrid y se dedicaba a reflexionar conmigo, a decirme que el Señor de Gafas Oscuras, a pesar de sus formas que nos dejan hechos una mierda, tiene parte de razón, a reírse de mí y al final reírse siempre conmigo.

Me trajo mis primeros Gazelle de Londres cuando volvió transformado en un tipo muy cool incluso a pesar de los collares. Se dejó barba hasta hoy y empezó a confiar en sí mismo. Cuando yo empecé a hacer lo propio, siguió metiéndose conmigo para que no se me subiesen los humos.

Manuel jugó a ser guay un tiempo. Sin saber que su guayez reside en ser exactamente como es. Con sus fortalezas y sus debilidades que le hacen tan humano y tan de verdad. Manuel no te la va a jugar. Es muy listo pero no de esa clase que tienen claro que lo primero es la propia supervivencia. Manuel sufre cuando algo va mal. Cuando no puede hacer nada para solucionarlo. Le molesta que no se preste atención al detalle. Cuando no se hacen las cosas bien. “Porque no cuesta nada” y no le cabe en la cabeza que la gente no lo vea tan claro como él. Todo esto lo sé porque a mí me pasa exactamente lo mismo.

Lo que más me gusta es que a pesar de que por fin es consciente de lo mucho que vale en la vida profesional y todo le sonríe en la personal (concretamente le sonríe y mucho Almudena, pequeña gran mujer) su corazón mantequilloso a veces le traiciona y se le siguen viendo las debilidades a leguas. Pero no es debilidad. Es ser persona. Y Manuel lo es de los pies a la cabeza.

Es un abogado buenísimo como ya fuera un estudiante brillante. Pero eso da igual. Manuel es un tipo íntegro, buena persona, gracioso, detallista, cariñoso y un padre que se desvive por sus hijos hasta el punto que le tienen bastante pillada la aguja de marear. Manu es un tipo total. Pero es, ante todo, mi hermano mayor.

Y aunque ya no tenga yo 10 años y necesite de su ayuda para hacer los deberes, aunque ya no tenga él 16 y me confiese tirados en el suelo de mi cuarto rodeados de la granja Playmobil que le han roto el corazón en pedazos, aunque la vida ya no nos haga coincidir tanto en los bares (básicamente porque el día que puede salir se pone tan nervioso que no mide y a las 3 está en casa), aunque el tiempo pase y siga metiéndose conmigo mucho para luego darme un abrazo de oso y dejarme sin respiración, aunque pasen 40 años más, seguirá siendo mi hermano mayor, la persona a la que más me parezco en el mundo y mi ejemplo a seguir.

Y como se me empañan los ojos y no es plan, voy a dejar de escribir ya. Porque esto es bonito hombre! y aunque suene a topicazo os aseguro que es todo cierto. Mi hermano mayor se hace mayor y lo hace además feliz de la vida con su vida. Así que bien por él. Porque siga siendo tal y como es. Porque a mí la vida me lo ha regalado y no puedo estar más agradecida. Felicidades hermanu! 40 años pueden parecer muchos...aunque en ellos no cabe lo muchísimo que te quiero.

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VOLVER CON LA FRENTE MARCHITA Y EL ALMA TAMBIEN...

Pero primero fui. En autobús. Y no un autobús cualquiera, en el auténtico Autobús de la Muerte. Y paré a las tres de la mañana en la mítica, decadente y sucia estación de servicio Los Perales. Con frío. Con lluvia. Después de haber rezado sentada en mi plaza que no fuese ese gigantón que caminaba de lado y con dificultad por el pasillo el que se sentara a mi lado, ni esta señora con pinta de querer dar conversación...en realidad recé por que nadie viniese y pudiese tumbarme a mis «anchas»...pero no fue así. Un chico normal se sentó y no me reclamó que el asiento de la ventana era en realidad el suyo (En mi defensa diré que la numeración era confusa)


Y llegé a una no menos decadente estación de autobuses viguesa a las 5 y media de una noche de Halloween en la que los whatsapps de mis amigas se fueron alejando en el tiempo y en la comprensión. Tentada de quedarme en el Mondo, me fui derechita para casa. Extrañada por no encontrar nada que rascar en la nevera (luego me enteraría que el motivo fue que la señora que calceta no me esperaba esa madrugada sino la siguiente) me conformé con un poco de pan y a la cama. A esa cama-de-casa-de-padres donde tan bien se duerme con sábanas planchadas y muelles que no se clavan.
Y dormí mucho.

Dormir es un placer. Dormir sabiendo que al despertarte no vas a tener que limpiar la casa, poner lavadoras o pensar qué hacerte de comida (no llevando a cabo la mayoría de las veces ninguna de las dos primeras cosas y mal haciendo la tercera) es un placer al cuadrado.

Porque en casa se está más que bien. Esto lo he dicho muchas veces. Pero es que además resulta que era el cumpleaños de la señora que calceta y después de varias llamadas en código enmarcadas dentro de la operación «Compra el regalo» o, como le llamamos en casa, «Quién pone la pasta», nos llevó de cena de lujo en restaurante donde, para variar, hablamos más alto que el resto de mesas. Pues muchas felicidades para ella, creo sinceramente que descumple años como nadie.

Y si pasamos por delante del Karaoke hay algo dentro de Santi que le lleva a decir «I don't want to miss a thing» y Manu se da por aludido y baja las escaleras cual estrella en el backstage, sabiendo que va a tener al público entregado. El público en este caso era escaso pero de calidad a la altura de la actuacion tantas veces vista y que nunca decepciona. Cuando me tocó subir aquí a la tercera en discordia, me encontré con un jurado con taburetes giratorios y un Santi Bisbalizado haciendo los mismos aspavientos del propio hermano que tengo. Al parecer todos me querían en su equipo.
Una cuñada que se despide con un IMPOSIBLE de seguir «Don't stop me now» y yo creo que es lo más apropiado porque «I’m having a good time» Y tanto.

Tienes unas amigas que te esperan entre paraguas, porque en esta ciudad llueve. Pero lo hace con encanto (mentira). Lo hace de una forma que no nos impide hacer vida diaria...o nocturna. Recuerdo mis 16 y salir por la puerta hacia una tempestad mientras mi padre me tachaba de loca. Concretamente me soltaba su clásico «por menos hay gente encerrada»...pero era sábado. Era "el sábado". Ese día que en la adolescencia suponía ver cómo las ilusiones de toda una semana se quedaban en eso...o se rompían en pedazos...o, simplemente ¡pasaba!...y todo era como habías esperado...o tal vez no pero tú ibas perfecta para la ocasión. Aunque lo difícil sería lo contrario después de haber estado pensando el modelito desde el lunes y haberlo cambiado 5 veces esa misma noche antes de volver a la idea original. Ah! pero que ahora no haces lo mismo? A quién quieres engañar?

Pues al tiempo...y a la distancia. Si los engaño a lo mejor resulta que en lugar de 600 son 60 los kilómetros que me separan de Vigo, de mi casa y de mis amigos. De una vida de fin de semana.

Aunque si me apuras, tengo por delante una semana de cuatro días y un pedazo de esa vida se viene a la capital para un fin de semana de pijamas, turnos para duchas, overbooking en el salón y resacas comunitarias...las mejores de su clase. Así que aunque vuelvas con el alma marchita algo sí que vas a engañar a la morriña...

 

 

 

 

DE LOS GRISES Y LOS AÑOS

No me gustan las etiquetas. No me gustan las etiquetas gigantescas que molestan en la ropa ni las que te avisan que te la estás poniendo del revés (más a menudo de lo que me gustaría) Pero sobre todo lo me gustan las etiquetas sintetizadoras y reduccionistas. Cuántas veces habré oído esto?...


Vamos a ver no es que no me guste su función, porque creo que son necesarias y reconozco que las utilizo para analizar y clasificar cosas y personas...pero cuando llega el momento de aplicárselas a una misma, ahí es cuando surgen los problemas. "Tú eres tal, Carmen" y automáticamente sonará un "No, a ver..." con excepciones claras como "Tú eres culé" "Tú eres del Celta" "Tú eres de Vigo" "Tú eres idiota..." (esos insultos gratuitos que siguen a cualquier absurdez dicha por mi persona los acato muy bien. Merecidos) Pero qué pasa cuando me preguntan...oye tú qué eres profesionalmente hablando? Ahhhhmigo. Entonces empiezan los problemas. Llevo intentando definirme toda la vida, porque sólo conociendo bien tus virtudes y, sobre todo, tus limitaciones, puedes llegar a algo bueno. Es la única vía. La de la honestidad. Primero con uno mismo. Y yo, siendo honesta, sigo sin saber qué soy. Así que buscaremos alguna de esas palabras que alguien en mi misma situación se inventó para poder decir algo sin decir demasiado. (lo cuál no deja de ser un arte)

Porque me gusta moverme en esos tonos poco saturados que tan poco aprecio despiertan en los días otoñales o en el retoque fotográfico pero que a mí me parecen la base de todo. Porque, aunque necesarios, los blancos y los negros no deben ser más que un referente de máximos y mínimos. Deb(em)o(s) tratar de encontrar pequeños matices en los grises. En ese día a día que no deja de ser una laaaarga paleta de grises. De grises claritos como el momento de la tostada y el café y otros más oscuros como las mañanas de domingo con un clavos en la cabeza y una nota de "mañana es lunes" aún más oscuros...grises, blancos y negros. Pero sobre todo grises. Los buenos, regulares y estupendos grises.

Será que soy del Norte, la pequeña de la familia, que no soy de derechas, ni de izquierdas, sino todo lo contrario o que tal vez mi indecisión crónica me lleva a estar segura cien por cien de muy pocas cosas en la vida así que me me vuelvo en contra de todo y todos los que pretenden imponerme algo. 

Seré una rebelde? Ja! demasiado poco atormentada para eso.

Supongo que lo que quiero no es ser tal, ni cual...sino tal cual. 

Y tal cual se lo contamos en este blog desde hace hoy justamente 6 años...

Se leen entradas antiguas de vidas antiguas y experiencias antiguas y se ríe. Se leen dedicatorias presentes a personas muy presentes y se llora. Se leen cosas que escribió tu yo de ayer hablándole a tu yo de hoy y se llega la conclusión de que aún no tienes las respuestas...de que seguramente no las tengas en mucho tiempo o simplemente no sean un sí o un no sino un gris de esos que tanto defiendes.

Que el tiempo pasa ya lo sé yo...que de eso también se ha hablado (y analizado hasta caer en el absurdo) bastante a lo largo de estos 6 años...y sino que se lo digan a mis padres que llevan justamente hoy también 37 años juntos. (aquí cuando hicieron los 33)

Entonces todo se relativiza. Porque el señor de gafas oscuras y la señora que calceta te han enseñado a hacerlo. Te han dicho muchas veces que "la vida no es esto" y casi sin querer te han demostrado día a día que la vida son otras cosas. Otras pequeñas cosas. Otras cosas grises, algunas blanca y más negras de las que querríamos...pero todo se compensa. Y todo se acaba aclarando. Cómo lo sabes? Pues porque lo sé...es de esas cosas que tengo claras, porque si no, apaga (funde a negro) y vámonos.

Yo no me quiero ir todavía. 

Aún me queda mucho por pintar.

Felicidades jefes!

 

 

 

 

 

 

 

 

LA TÍA PINKY

La fiesta fue un éxito. Y, como te habrán dicho muchas veces, te lo mereces Pinky. Felicidades.

Nos congregas a todas como si de una reunión de amigas se tratase. Y en cierto sentido lo es, pero también mucho más.

Resulta que cumples una cifra muy redonda y, como bien te habrán enseñado los años, las cosas no se viven dos veces, así que has decidido celebrarlo como se merece. Y no sabes lo bien que me parece.

Me gusta que lo hayas hecho así. Primero nosotras. Porque así te puedo decir de tú a tú y rodeada de todas las féminas que te quieren, que hace tiempo que vengo dándome cuenta de lo importantes, de lo importantísimas que sois todas y cada una de las mujeres que llenáis mi vida. Y tú, en esa categoría, tienes un puesto privilegiado.

Porque eres mi tía Pinky. Divertida, lercha, atenta, testaruda, generosa y cariñosa como ninguna. La que todo lo sabe y todo lo discute. La que vive rodeada de Barreras en una casa donde tiene un rincón para ella sagrado. La hermana, la tía, la madre, la hija y la amiga. Eres todo a la vez. Desde pequeña supe que contigo no había que andarse con chiquitas, pero a medida que crezco caigo en la cuenta de que es la forma de hacer las cosas. Y no sabes cómo disfruto hablando y discutiendo contigo sobre lo que me pasa. Porque me enseñas que a veces hay que plantarse y decir "aquí estoy yo"...aunque sólo sea un caparazón que te pones y resulta que en el fondo eres de mantequilla. Que te fijas en todo y en todos y nos cuidas y defiendes como nadie. Porque a la gente que quieres, que no te la toquen que a mala leche y a "garciasenrismo" creo que tampoco te gana nadie. Aunque por otro lado, contigo la risa está asegurada.

Que ya sé que tienes a tus dos chavales con los que se te cae la baba...y admitámoslo...a más de una por aquí también...pero que no te preocupes porque de hermanas y sobrinas vas más que sobrada y creo que hablo en nombre de todas cuando te digo que te queremos mucho, Pinky. Pero mucho, mucho.

Porque eres especial y única. Porque nadie más en el mundo tiene una tía, una hermana, una madre ni una amiga Pinky.

Porque Pinky sólo hay una.

ES MI MADRE, LA CONSTANTE.

No sé cuantísimas veces habré hablado de mi familia. De mi grandísima familia. Ni cuántas habré nombrado de refilón cómo se mete conmigo y cómo es de list(ill)o Manu o alguna de las cosas que sólo se le pueden ocurrir o suceder a Santi. Creo que son bastantes las ocasiones en que he dado notas, pinceladas, apuntes sobre el personaje que tengo por padre, ese señor de gafas oscuras. Pero haciendo recuento de las entradas le he dedicado a la figura maternal, encuentro que son censurablemente pocas. (hace mucho tiempo y hace bastante tiempo)

Y en un día tan poco original como este quería remendar esta situación (ya, ya...muchos dirán que lo que se hace es "enmendar" pero yo hago un remiendo con este post). Un mal remiendo. En fin, que la señora que calceta cumple años.

Nació en un año muy redondo y hasta aquí puedo leer. Aunque no es de las que le importa decirlo porque sabe que está estupenda y yo pagaba por cómo se dice...envejecer? ay no!...por pasar por los años tan bien como lo ha hecho ella y porque ellos pasen por mí dejando tan sólo ese "yenesecuá" que da la experiencia y una vida plena.

Porque la señora que calceta me lo ha dicho varias veces, la última hace unos días. Mi madre está contenta con su vida, con las decisiones que ha tomado, con compartirlo todo con el jefe y sobre todo, con nosotros.

Y quiénes somos nosotros? Pues dos niños ("los niños") que como le digo ya son mayores y están "encarrilados" y yo, que aún soy una incógnita por despejar. Una piraña que se coló en su vida sin avisar y que fue niña. Tal vez no "esa" niña pero definitivamente, "su" niña. (y ya están los ojos lacrimógenos)

Pero es que estoy lejos. Estoy lejos de casa y de ella. A pesar de mi cara de asombro cuando veo que llevamos 1 hora hablando por el Skype, no llega. Necesito un achcuchón. Uno de esos "masajito, masajito, masajito" que me da por la mañana frotando la espalda para que el duro, durísimo trance que es para mí el despertar se me haga un poco más llevadero. Necesito a mi madre! Como todos, mujer, como todos!

Bueno, pues como decía, la señora que calceta ha pasado por los años...y de qué forma!

La 6ª de 10 hermano, sin padrinos que le mandasen un roscón en Semana Santa, lo que llevaba a mi abuelo a comprarle uno, a pesar de que en esa casa se recibían dos por niño. De adolescente rebelde a "gacela de Riobó" que si había carrera ella iba sin entrenar "y no ganaba...pero quedaba segunda" deportista, inquieta, lista y "demasiado independiente, no se va a casar" según opinaba "la bis". Hasta que se cruzó con un "niño de Dupond" que de decir "y esta quién se cree que es?" pasó a "no sé qué le das a este que cuando te ve se pone a temblar". Pero ella se fue a Londres y escribió cartas y recibió llamadas hasta que en la última decía que volvía y que por favor le hiciesen lentejas. Y tras un noviazgo fugaz, aguante y mantenga usted a este chico que promete y que ya lleva gafas oscuras y patillas. Y trabaje, salga y diviértase como nadie porque a pesar de algún que otro contratiempo, llegarán. Concretamente dos. Y qué seguidos madre mía. Y qué distintos. Y siga su vida con sus trentaitantos creyendo que esto debe ser la vida, familia, amigos, hijos...porque cuando crea que es demasiado mayor (36 que hoy día da la risa) oirá como en altavoces de fondo y sin saber muy bien qué ocurría "Es una niña! es una niña!"

Y da igual que no sea la más femenina del mundo porque juega sola durante muchas horas y no da nada la lata. Y da igual que no sea la más guapa del mundo porque ya te encargarás tú de que vaya de punta en blanco. Y da igual que sea un poco redicha porque con los años se convertirá en tu mejor aliada. Y da igual que repitas que "hacemos de ti un pandero" porque lo cierto es que no hay nada que te guste más que que tus niños estén bien.

Tengo una madre independiente y trabajadora. Interesante, fuerte, sociable, lista como ninguna, pragmática, que arregla las cosas (todas las cosas) y que se ríe mucho. "Porque hay que reírse todo lo que uno pueda en esta vida Carmen"

Tengo una madre con la que discuto sobre la vida, sobre mi vida y me cuenta cómo fue y es la suya. Mi futuro últimamente está en el candelero y ella siempre me anima. Siempre está ahí para decirme que me lance, que escriba y que tengo que acabar en una profesión creativa porque tiene fe ciega en que me va a ir bien. Me consuela cuando lloro y no para hasta que me saca una sonrisa. Aunque sea diciéndome "menos mal que no está aquí tu padre porque te echaba la bronca por ponerte así" pero es que somos de llorar mamá, el mayor y yo, l del medio salió más listo en eso.

Mi madre está siempre ahí. Apoyándome. Como una constante. De hecho es la constante de la familia. La más regular. La persona en quien confiar. Por eso, si algo le pasa, se hunde la casa. Es mi madre, la constante. Como aquel episodio de Lost en el que se decía que "si algo va mal Penny será tu constante". Bien, pues si algo va mal, mi madre es mi constante. Saber que algo no va a cambiar reconforta mucho. Pero a la vez se olvida cuánto cuesta estar siempre ahí para todo, para todos, para lo que necesites...se llega a dar por sentado. Y esto es muy injusto. Tan injusto como que en una entrada que supuestamente tenía que tratar sobre mi madre y nada más que sobre mi madre, no haya podido evitar nombrar a los que dependemos de ella.

La señora que calceta me une a los otros 3 seres con los que comparto sangre. Como un pegamento invisible que no se ve pero sin el cual todo se va al traste. Nos mantiene a todos informados de todo. Y no porque los demás no podamos hacerlo sino porque nos hemos acomodado a ella. A su figura, a su filtro, a su manera de hacer las cosas, de decirlas...a veces típica, la mayor parte del tiempo comprensiva y empática. Y realista, tanto que al decirle la gente "cómo es!" cuando me veían, un bebé lleno de almidón y de lazos, ella respondía "No, no...cómo va!".

No es "una" madre...es MI madre.

Ella pone orden y a pesar de mi cara de "ya lo sé" cuando me explica las cosas más básicas de la vida, es la receta del éxito. Ver y repetir. Y así nos salen ahora de manera natural. Por eso no tenía que pedir permiso para ciertas cosas porque ya sabía que la respuesta era "no", porque no tocaba. Y por eso siempre he podido discutir todo lo que me parecía razonable con mis padres. Ella ha conseguido un diálogo en casa. Porque, admitámoslo, el señor de gafas oscuras muy dialogante en ciertos momentos "no te es". Y yo ahora sólo puedo/debo darle las gracias por todo pero no lo hago lo suficiente.

Hoy la señora que calceta cumple años y aquí he intentado decirle algunas (pocas) de las muchísimas cosas que supone ella para mí. Pero sobre todas destaco que simplemente no sé qué haría(mos) sin ella. Y que no sólo la quiero por todo lo que hace por nosotros, por mí, sino por cómo es en sí misma. Una señora admirable. Un ejemplo y un placer.

Lo sabe su familia, sus amigos, sus compañeros de trabajo y en general todos los que la conocen. Si usted aún no lo ha hecho, aquí se la presento.

"Igualita, ilgualita que ninguna" así fue y será siempre mi madre.

Egoístamente sólo puedo pedir que cumplas muchos más...FELICIDADES!

 

12 A.

A veces se superan las expectativas. La fiesta de la que llevábamos hablando durante meses, por la que mi madre hizo sus listas (jabón, carnes, tortillas, papel higiénico…) y yo las mías (gente, más gente, botellas, gominolas, carteles…) fue una de esas ocasiones.

Luego lo pienso y es lógico. Reunir a tanta gente tan guay en tan reducido espacio, tiene unas consecuencias desastrosamente buenas. Traer a un tipo con su guitarra, su voz de Sabina y sus "no me importa, coged el micrófono y cantad lo que queráis" y rodearlo de gente con muy poca vergüenza (yo la primera), pues también tiene consecuencias...desastrosas, a secas.

Yo no pude pedir más. Hice alguna ronda a eso de las 12 y vi muchas risas. Hice lo mismo a eso de las 2:30 y vi esas mismas risas, mezcladas y agitadas. Un perfecto cocktail. Eso fue. Gente de un lado y de otro me resaltaron sobre todo el buenrollo que se respiraba. Y qué cursi queda esto. Qué hippy (o qué 15 M? que ya no sé cómo se dice ahora)…pero eso es lo que fue, una fiesta de buen rollo. 

Yo me emocioné. Él se rió. El otro cantó. Ella bailó. Nosotros bebimos. Vosotros vinisteis. Ellos se sorprendieron. Quiénes? el señor de gafas oscuras y la señora que calceta. Por qué? pues por lo digna que había quedado la casa. Aún por encima todos recogiendo y dirigiéndose a la salida como si de un simulacro de incendio en el colegio se tratase…sin prisa y entre risas.

Aquí una muestra de una entrada de este blog en papel a modo de "fotocol" patrocinado por los que pagan el evento, es decir, los que pagan a mis padres y colaborando mi actual "jefe":

Y entre carteles absurdos, colas en el baño, concurso de chistes y botellas que se iban vaciando, transcurrió una teórica "primera copa" que se convirtió en varias. Y antes de darme cuenta, se había terminado. Primero se apagó la voz de Ricardo, que tocó más que nunca, y cantó como nadie, como ese CD que se creyeron muchos que sonaba. Luego se agotaron las reposiciones de alcohol (el número de botellas me lo reservo, porque es denigrante) y al final llegaron las 3. Hora de partida. Hora de empezar el éxodo. Aunque la fiesta del 12 A en la que aún no se tiene muy claro qué se celebraba exactamente (pero en la que hubo un cumpleaños, que no era el mío) parecía no querer terminar. 

Me lo pasé tan bien que me da la risa. Y lloro con las dedicatorias del libro de visita que tan finamente compró Manu. Y resoplo con las gestiones intra-fiesta que hizo Santi. Y gesticulo como nunca ( y ya es decir) intentando explicar lo guay que son mi familia y mis amigos y lo genial que es que se hayan mezclado y que al día siguiente se reconozcan por las calles…por la resaca…Esa que indica que parece que la gente lo pasó bien. Y eso es lo que yo quería. Lo único que quería. 

Fue un fiestón. Y punto. Y aunque me dijo la tía Toya que podía repetir y mi madre empezó con un "ni de coñá" parece que se empieza a planear ya la de los 30!! 

Pero la fiesta de las carreras, de los 25…la fiesta del 12 A, es irrepetible. Muchas gracias a todos.

A VECES LLEGA EL MOMENTO EN QUE TE HACES VIEJO DE REPENTE

 

En breves inauguraremos la época (f)estival(era) y no se pueden tener más ganas.

Pero lo que importa es que hace 6 días cumplía años María del Socorro García Briz, y digo bien, "del socorro", pues nuestra muchacha ha decidido hacer el bien y partirá a tierras lejanas en cuestión días a hacer labor humanitaria. BIEN! Y también resulta que hoy lo hacen otras dos de mis muy mejores amigas. Me he propuesto recuperar este título y despojarlo de toda la crueldad que tuvo en su día con aquello de: "ahora Fulanita es mi mejor amiga, tú ya no", y de esta forma repartirlo entre las mozas que me rodean y alegran el alma (oh)


"Hoxe cumpren....Blanca Berenguela Lourdes y Rebeca!!" bravo!! (aplausos)

Pero, por qué celebramos los cumpleaños? bueno, y ya no digamos los santos, tan recordados por las abuelas.

Que hacemos que sea digno de celebración? Leía yo hace tiempo en un libro genial recomendado por aquella que calceta en un rincón del sofá de mi casa, "Las voces del desierto", que los aborígenes australianos sólo celebran el hecho de ser mejores personas que el año anterior, sólo entonces hacen una fiesta.
A nosotros, en cambio, nos llega con seguir respirando. Pasando los días, viviendo la vida, trabajando, cumpliendo obligaciones, ganándose el pan, discutiendo, faltándonos tiempo, no durmiendo bien, no llegando a fin de mes, preocupándose por los seres queridos, enfermando, viendo el telediario, sobreponiéndose a dificultades impuestas, luchando con occidente, pensando en el futuro, aguantando en una continua tensión entre opuestos (yo-la sociedad, trabajo-placer, familia-realización personal....)

A nosotros, en cambio, a pesar de tener todo lo necesario, nos llega con seguir (sobre)viviendo a la vida.

Felicidades pues, por sobrevivir un año más en este mundo cruel, en el que nada es verdad ni mentira. Sino todo lo contrario.

Un pelín pesimista no? Bueno, es la época