EL DÍA QUE NACISTE (III)

Todo empezó, como todo en esta época que te ha tocado vivir, con un mensaje de WhatsApp:
“Mañana a las 8 de la mañana ingresan a Almudena”

Y así, después del Brexit y de un segundo intento por tener gobierno en España, después de que la Selección cayese en cuartos contra Italia y nos volviese un poco el complejo, después de 40 semanas, por fin, el niño sin nombre, el hermano de Roque, el Número 2, iba a llegar al mundo.

Y digo “Niño sin nombre” porque cuando escribí estas líneas aún no sabía cómo te llamarías.
Pero ya sabía que te querría. 

Eres el Número 2 de los González-Penela y el número 3 de mis sobrinos. El pequeño por poco tiempo. Al que yo llamé Florencio durante varios meses en honor a tu bisabuelo pero no coló.

Tu padre nos anunció la rotura de aguas con un jeroglífico de una mano diciendo adiós y un bolso. Según él “chao bolsa” Esto, lo único que demuestra, a parte de que tu padre es bastante parvo, es que esta vez estaba mucho más tranquilo. Venía aprendido y aún tardarías unas horitas…

Tuve la suerte de estar presente en los nacimientos de tu prima Martina y tu hermano Roque…y sin embargo no pude estar en el tuyo. En lugar de estar en Coruña, con mi hermano y mi familia, estaba en una reunión de trabajo en Madrid. Una de esas en las que se hablaba de proyectos. De dudas, de pasos por dar, de ilusiones y de temas que parecían muy importantes hasta que llegó ese mensaje: “Ya nació”

A mi alrededor la gente seguía hablando y opinando. Pero para mí lo único que importaba era que ya estabas aquí. Habías aparecido a 600 km y automáticamente, sin haberte visto, pasaste a formar parte de ese grupo de personas por los que luchar, reír y disfrutar. Y te convertiste en un coruñés más en mi vida. Todas las dudas y todos los problemas pasan a ser relativos. Qué alegría, coñe! Qué chute de adrenalina! Me preguntaban si era mi primer sobrino, por lo emocionaba que estaba...pero no. Eres el 3º y sigo flipando igual.

Fuiste Cosme. Cosmiño. Cosmic. Que junto a tu hermano Rocket, hacéis un dúo bastante sideral.

De él qué te voy a contar. No sé si seréis de esos hermanos que no pueden vivir sin el otro o si, por el contrario, os pareceréis a tu padre y a tu tío que eran tan macarras como para citarse en el patio de casa para darse unas bofetadas (y yo llorando detrás de ellos). Tal vez atraveséis ambas etapas, quién sabe. Lo que sí te puedo asegurar es que llegar al mundo con un hermano mayor es una ventaja. Te lo digo por experiencia. 

El día que naciste me fui a dormir pensando lo bien que sienta ser uno más. Contigo hacemos 10. Al día siguiente no pararon de llegar fotos de ti (bueno, más bien yo las exigía) y sacarte parecido con el que te lleva 20 meses fue inevitable. 

“Cosme es guay” me dijo tu tío Santi. Al ver un vídeo de Roque saludándote con la manita y diciendo que te iba a cuidar (esta prueba podrás presentarla en cualquier juicio) se me derritió un poco el corazón y no por el calor que hacía en Madrid precisamente. Como Alex Ubago, yo me moría por conocerte pero tuve que esperar exactamente 91 horas para hacerlo, retrasos de Iberia mediante.

Aunque no sé si surtirá efecto, como ya hiciera con tu hermano te susurré “Hala celta" al oído para que te quede claro de qué equipo hay que ser aunque estés en tierra hostil...

Y por fin pude cogerte. Eras como una anguililla. Tenías un pelazo y eras buenísimo. Ni un “ay!”. Te dejabas querer y reposaste tu cuerpo de renacuajo en mi colo. Te juro que no se me va a olvidar jamás ese momento de máxima felicidad. Eras una cosa como de otro planeta. Nada que ver con este tan ruidoso e ingrato. Eras la paz. 

Y ahí estábamos otra vez. Tu tío Santi, tu padre y yo. O, si lo prefieres, mis hermanos y tú tía la pequeña. Otra foto oficial con nuevo miembro. Otra vez conseguiste despertar esa ternura infinita que solo produce un recién llegado. Y otra vez me hiciste reflexionar sobre todo lo que te espera, chaval. 

Inevitablemente no puedo dejar de darte algún consejo sobre este mundo traidor en el que llevo casi 30 años. Lo primero que debes saber es que está loco. Lo estaba antes de que llegases y lo seguirá estando cuando te vayas. Ya te enseñaré a Mafalda que esto lo explica bastante bien. Pero tú, lo que tienes que hacer es tratar de aprovechar tu estancia al máximo. Esta vida es sólo tuya, Cosme. Eres el protagonista. Y tu único deber es vivirla como te de la gana. Porque sólo tienes una. 

Espero que te vaya todo bien. Que la vida no te lo ponga muy difícil (porque un poco siempre es necesario), que las amistades te la hagan más divertida y los profesionales con los que trabajes más llevadera la carga que es ganársela. Espero y deseo, por la salud de mi hermano, que no te metas en demasiados líos. Al menos ninguno muy gordo. Que saques malas notas o incluso que tu padre te pille volviendo a casa borracho, entra dentro de eso que es crecer…y a ti aún te queda mucho que sólo mides 49 centímetros. 

Pero una cosa quiero que tengas clara, Cosmiño, hagas lo que hagas, tanto si te va todo bien, como si no es así, tienes la suerte de tener a mucha gente a la que le importas. Mucha gente que va a dar la cara por ti, en la que podrás confiar siempre, que te va a ayudar en las malas y a la que se le va a caer la baba en las buenas. Empezando por tu tía la que escribe.

La misma que cogió un avión de vuelta a Madrid con esa montaña imaginaria de cosas reales por hacer rondándole la cabeza. Y aunque era lunes y volvía al horno que era la capital, el simple hecho de recordarte entre sus brazos la animó a seguir.

Gracias Cosme!
Ahora que ya te conozco, me muero de ganas por saber en quién vas a convertirte.

A veces mi hermano Santi tiene razón…yo también creo que eres un tío muy guay.

babas, babas, babas...

babas, babas, babas...

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VOLVER A MADRID

Ahora ya sí. Se acabó el mes de transición. He vuelto a Madrid. He dejado mi casa y mis llaves. He repartido cajas y maletas. He vuelto por tercera vez a la ciudad en la que cada despedida creo que será la última.

Tiene sus cosas buenas. Dejar la vida de freelance hace que ya no pase tantas horas al día sola con el riesgo que ello suponía para mi salud mental. Pero echo de menos esos momentos. Ahora estoy demasiadas horas rodeada de demasiada gente. Gente que pasa por la calle. Gente en el metro. En el ascensor del trabajo. Caras desconocidas. Yo saludo, claro. Pero es gente que no me importa. A ver, si les pasase algo me daría pena. Pero no me importan. La gente que me importa no está conmigo el 90% del tiempo. Y eso es algo con lo que tengo que vivir. 

Así que me toca estar conmigo. Aguantarme todo el día, como antes, y aguantar a otra gente.

Pero es que estaba muy bien donde estaba. Estaba en casa. Y como en casa, en ninguna parte, se suele decir. Bien, pues había conseguido tener mi casa. La primera de total independencia. Aunque técnicamente mientras el señor de gafas oscuras me siga pagando el móvil seguiré dependiendo de él, de su bondad y de su poco interés por investigar en las facturas de Movistar.

Además esta casa estaba cerca de mi antigua casa. Eso está bien porque por mucho que la señora que calceta me diga que “No te voy a vivir toda la vida” yo sé que ella está ahí para esas cosas de las que mi vida no depende pero que en la práctica, la hacen mucho más fácil. Que si un tupper, un desayuno continental, un vestido a la tintorería, un remiendo en un pantalón, encontrar las gafas, darme las llaves de repuesto porque a mí se me olvidaron dentro…

Pero sobre todo, esta casa estaba habitada por dos seres a los que ya quería y a los cuales ahora simplemente venero como las señoras devotísimas que van a misa los domingos y rezan a sus santos con una fe que queda fuera de toda perturbación. A mi San Diegas y a mi San Boryi que no me los toque nadie.

El primero, ante la aún lejana posibilidad de irme, en una de esas tantas noches en las que acabamos cerrando último local y abriendo el nuestro propio a quien quisiera venir a desayunar y a hacer uso del sofá, me rodeó con el brazo y me dijo que iba a estar muy triste. Diego a esas horas es un hombre de pocas pero contundentes palabras. 

Con ambos acabé otra de esas noches alegres en ese mismo local en el que tanto pasa y tan poco se recuerda. Haciendo una exaltación de la fraternidad y de la convivencia primil que hizo que se me saltasen las lágrimas. No es este un hecho difícil y tal vez necesito un fontanero pues tengo goteras a menudo, pero fueron inevitables ante el deseo de ambos del hundimiento total de la empresa que hoy me paga y por la que me tuve que venir al centro. De esta forma me vería obligada a volver a Vigo. A mi vida cómoda. Con ellos, claro. Porque si vuelvo, será con ellos. 

Y “a quién le vamos a robar ibuprofenos?” y “a quién voy a despertar?”“a quién vamos a comprar hummus y tentar con pedir Burger?” 

Me gusta cuando al cabo de un tiempo tienes cogido el truco a un piso. Cuando te acostumbras a sus habitantes y a sus pequeñas particularidades. Sólo entonces estás realmente en casa. A menudo la basura estaba llena de restos de comida basura y había cientos de tuppers con sus respectivas tapas naranjas por la cocina. En el lugar de la lavadora, una tina llena de botas de fútbol y espinilleras me recordaba que vivía con deportistas de élite. La nevera no cerraba bien y me convertí en una auténtica maestra en el arte de regular el grifo con el pie cuando al agua le daba por salir de repente del infierno y a continuación de la Antártida. 

Yo estaba muy bien ahí. Pero me hicieron saltar a un tren en marcha casi literalmente e irme. Sin tiempo para dudar. Lloré hasta Zamora. Después se me pasó. 

Así es Madrid. Intégrate o desintégrate. Volvieron de golpe los madrugones, los empujones, las prisas. Las horas perdidas recorriendo la ciudad para llegar a una casa que aún tienes que hacer(te). Sabiendo además que es todo temporal. Otra vez. Porque mi casa está en Vigo.

Hoy puedo decir que estoy encantada. De verdad. Pero se me partió el corazón al dejarlos. A mis dos guardaespaldas. A mis amigas de diario que seguirán siéndolo virtualmente y a las que, con suerte, una vez cada mesypoco volveré a abrazar. Me da muchísima pena pensar que me voy a perder cada nueva palabra de Martina y cada nuevo descubrimiento de Roque. No me gusta que mis padres vuelvan a ser voces al otro lado del teléfono y no estar en esas comidas de los sábados que servían para medirnos los pulsos y los tiempos. Pero “es lo que hay”. Y “es lo que hay” es una frase que odio.

Recogí las últimas cajas, metí en la maleta los abrigos, despegué las últimas fotos de la pared y el calendario de septiembre. Ponía “septiembre se va y tú te quedas”. Pero era mentira.

Volví para apagar la luz. Ese ya no es mi cuarto.

Aquí nadie me dice “Prima qué?” Pero aún así sé que seré feliz. La resiliencia es una buena cosa.

Tiene gracia que haya titulado esta entrada “Volver a Madrid” cuando en realidad es un “Hasta pronto, Vigo

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EL DÍA QUE NACISTE (II)

Estábamos teniendo un verano tardío hasta que alguien decidió pinchar la bolsa del cielo y la tuya también. El 6 de octubre llovía y era la fecha que yo había puesto en la porra.

Como todos los nacidos en la era whatsapp (pregúntale a tu padre qué era eso) tu parto fue retransmitido al minuto y en primera persona por el mismo que te firma las notas. Informaba de cada paso. "Pastillas y luego Oxitocina" Busqué lo que era la oxitocina y creo que deberían darnos a todos un poco cada mañana. Como tenemos médicos y madres en la(s) familia(s), en sendos chats contestaban "Ah bueno, venga, ánimo!" "Vais a flipar!" "Vamooos!"

Bueno, antes de seguir hay algo que tengo que decirte. Supongo que a estas alturas, como todos esperamos que seas un chaval bastante listo (o que tu padre te tenga sobreestimulado) ya lo tendrás asimilado, pero Roque...eres coruñés. 
Esto no cambia ni un poco lo que te queremos. De verdad. Lo único por lo que no pasamos es que te hagas de Depor. Dicen que las primeras horas en los bebés marcan mucho así que yo por si acaso ya te susurré unos "Hala Celta!" al oído.

Pero para eso hubo que esperar. Tu abuela toda la mañana igual. "Que no, que esto va para laaargo" Ya no nos pillaban en otra después de lo de Martina. A ella la conoces no? Es tu prima, esa que presume de ser mayor y te mangonea un poco...pero no te dejes eh?
Si con ella aprendimos que 6 centímetros eran pocos, contigo supe que el cuello del útero se borra! Mi madriña!...esto de tener la maternidad tan cerca hace que una la vea cada vez más lejos.

Cuando llegamos tu padre estaba en el sofá cabizbajo. Y si buscases las almas de todos los que estábamos ahí, las encontrarías a ras de suelo. Tu padre es mi hermano mayor. El responsable. El que siempre me cuidó. Al que llamo si tengo dudas. A la persona que más me parezco en el mundo. Discutimos igual, nos molestan las mismas cosas y nos emocionamos igual de rápido. Nos desquicia cuando las cosas no salen como esperamos y somos puro blandiblú. Espero que en eso salgas más a tu madre que ese día fue una auténtica campeona y aguantó que durante 9 meses la llamase "el packaging de Roque". Sólo por esto y por aguantar a tu padre, tiene el cielo ganado.
Pero resulta que mi hermano no estaba en el quirófano, donde él quería. Estaba pasando un mal trago. Y es que dicen que no sabes lo que es el dolor hasta que no eres padre. También dicen que de tal palo tal astilla y así viniste al mundo igual que él. Mi teoría es que fuiste de listillo y quisiste cortar tú el cordón pero te liaste un poco. Bastante de hecho. Y nos diste una historia que contar. La de cómo sonó el teléfono en la habitación y durante unos segundos tus cuatro abuelos, Santi y yo contuvimos la respiración mientras mi hermano contestaba con un hilo de voz. Las palmadas de tu tío en la espalda de tu padre aún enfundado en pijama verde fueron la primera pista. La cara de mi hermano mayor respirando hondo con la voz aún entrecortada y los ojos que lloraban de alivio, la confirmación. Todo estaba bien. Manu es padre. O neno está aquí.

No sé cuántas lágrimas de tensión, de alivio y de alegría hubo en esa habitación. Ni sé cuántos abrazos. Tantos...Somos unos blandos de narices! Aunque luego en seguida nos fuimos a beber unas cervezas a tu salud, faltaría más! Has caído en una familia donde somos de celebrar todo, de decirnos que nos queremos y de piel. 

Y así te vi esa noche. Piel con piel con tu madre.
No había un lugar en el mundo mejor para estar.

Al día siguiente pude cogerte en colo y comprobar lo pequeño que eras. Y no me cansé de mirarte y de palpar esa piel de melocotón que sólo tenéis los recién llegados.
Pero con mucho pesar llegó el momento de poner rumbo a Vigo donde esperaba la rutina. Aunque, en realidad, en aquel 2014 todo era bastante caos.

Al acabar de un día largo, de noticias y emociones me senté a pensar en todas las cosas que aún tenía por hacer. (Algo bastante típico de los mayores, a ti también te tocará) Y entre tanto pensar al final concluí que la vida es esto, supongo. Ya sé que para ti ahora mismo sólo es comer, dormir, llorar y evacuar, pero cuando crezcas habrá días en los que quieras matar. Otros querrás gritar y mandarlo todo al carallo. Momentos en que reirás con unas cañas entre amigos y otros sufrirás porque ha perdido el Celta (sí, sí, el Celta). A ratos querrás volver a llorar desconsoladamente como haces ahora. Y otros en cambio se te saltarán las lágrimas por un chiste malo. Te agobiarás por la falta de trabajo o por tener demasiado. Por no saber a dónde vas ni de dónde vienes o porque no tienes un minuto para pensar pero deberás acordarte de comprar papel higiénico y algo de fruta para engañar. Querrás saltar a veces y esconderte otras. Porque la vida es todas esas cosas. Caer, escalar, resbalar y seguir. Y querer controlar el tiempo. A veces por bien y a veces por mal. Pero no podrás.

Y sólo en contadas ocasiones (si no sería todo demasiado intenso), la vida es darse cuenta de lo que es la vida. Reflexionar sobre todas estas cosas para acabar reparando en ese ser diminuto que eres tú, que acabas aterrizar en este circo y menuda aventura te espera.
Y entonces la vida es querer (mucho), es poder (claro!) y es, sobre todo, reír.
Y esto último, Roque, es lo que más hay que hacer. 

Así que en resumidas cuentas, querido sobrino, la vida es la leche.
No me creo la "suerte que he tenido de llegarte a conocer...porque Uhh neno, vas a ser una Roque & Roll Star"
Y yo estaré ahí para verlo.

Gracias por ser. 

PD Aunque te dije antes que lo único por lo que no paso es que te hagas del Depor...me temo que aunque así sea, te querré igual.

 

FLORENCIO GARCÍA DE LA RIVA. EL GARCÍA ORIGINAL.

A él tampoco le gustaba la comida caliente. Decía que le ponían trampas. Por eso, como yo, prefería la merluza rebozada fría. Y si alguien tiraba una copa en la mesa, cosa habitual en su casa que se sentaban cada día 17, automáticamente él tiraba la suya porque decía que también tenía derecho. Florencio era solidario con los torpes así que supongo que nos habríamos entendido.

Un contador de historias genial que, como siempre dice la señora que calceta, daba igual que le hubieses escuchado la anécdota 50 veces, te volvía a enamorar. Cuenta también que nadie heredó ese don. Que a veces le recuerda a Santiaguito, como le llamaba hasta que se convirtió en padre, aunque yo creo que lo de mi hermano es más jeta que otra cosa. 

Pero es que este hombre historias tenía muchas. Algunas narradas en esas cartas que durante tres años escribió a la abuela antes de casarse. Y la bis le decía que se olvidase de él, que no iba a volver. Pero regresó a por ella. Una guerra no es suficiente para parar a un titán como este.

Porque era un señor imponente. Un dandi del que Nené sigue presumiendo y a la mínima oportunidad saca su foto de la cartera. Con esos ojos. Una mirada que, según cuentan, te atravesaba. Mirada limpia para un hombre de ideas fijas pero con una visión de conjunto que le llevó a entenderse siempre con unos y otros. Así salían los que le iban a pedir un aumento contando "Díxome o de sempre pero eu marcho contento". Y blanco se quedó algún que otro directivo alemán cuando el agradecimiento por comprarle unos motores fue directo a rebajar el precio y no a su bolsillo. Hacía barcos, era un hombre honrado y trabajador. Y a los de esta clase, por mucho que se empeñen en hacernos creer lo contrario, les suele ir bien en la vida. Aunque ésta sea tan corta como fue la de Florencio. 

Tenía su genio pero lo combinaba con un humor particular que le llevó a pasearse por todo Corujo con una peluca afro bajo la advertencia de que no quería ni una risa, que iba muy en serio. Jugando al dominó, visitando a un amigo enfermo...claro que en el momento en que se rascó la cabeza el pobre convaleciente no pudo aguantar y estalló en una sonora carcajada. O aquella anécdota bastante escatológica cuando, en la ópera de Estocolmo, fue al baño y al ver que sus dos vecinos de urinario soltaron sendas flatulencias, a cada cual más grave, él hizo lo propio pero "de trompetilla". Después de aquel derroche de poderío, ambos le miraron y asintieron presentándole sus respetos. Había ganado. Nunca sabremos si esta historia es cierta o no. Pero cada vez que la contaba volvía a ganarse al público.

El dueño de una casa con demasiadas mujeres y a cuyos yernos supo apreciar y querer a golpe de "Cuídamela, cuídamela" cuando las entregaba en el altar. Pero el día anterior no dejó que mi madre saliese a cenar con el que en 24 horas sería su marido. Era así. Su casa, sus normas. 

El jefe aún recuerda sus días de pesca. Como hombre tranquilo que era, no le importó echarse una siesta cuando una niebla terrible los invadió y los dejó a la deriva en alta mar. "Florencio dónde estás" "Si supiese dónde estoy no estaría perdido!!" Todos los coches en tierra con las luces encendidas apuntando al mar y la señora que calceta preocupada. El señor de gafas oscuras, un chavalín de 26 años, pálido mientras su suegro dormía en popa. 

Vigués de pura cepa, decía que "si quiere pasar un invierno agradable, veranee en La Coruña". Y mejor que no le dirigieses la palabra cuando perdía el Celta. Bueno, aunque quisieras no podrías porque se iba directo a la cama. Figúrense el honor de ver jugar a su hijo en primera división vistiendo de celeste. O a su hija de base en la selección española de baloncesto. Menuda estirpe de deportistas. Seguramente estaría muy orgulloso de saber que muchos de sus nietos han seguido estos pasos atléticos. Concretamente yo no. Pero muchos.

Aunque seguramente estaría aún más feliz de saber lo bien que nos va. Las alegrías que nos llevamos cuando nos encontramos aunque sea de noche en noche y de fiesta en fiesta. La actividad frenética de ese chat en el que estamos una buena parte de sus descendientes. Todos juntos. Riendo sin parar, animando, felicitando y ayudando en lo que se puede. Ese batiburrillo de Garcías da para mucho. 

Te habría encantado verlo.

A mí me habría encantado poder hacer alguna reunión en Riobó. Me habría encantado que conocieses a todos tus bisnietos. Me habría encantado que me contases las anécdotas una y otra vez porque con mi mala memoria, siempre serían nuevas. Me habría encantado ir contigo al Celta. Me habría encantado hablar contigo y decirte lo grande que eres. Me habría encantado porque creo que fuiste un personaje digno de conocer. No a cualquiera le cierran una juguetería para comprar los 100 regalos de Reyes para sus 10 hijos. No a cualquiera se le sigue recordando como se te recuerda a ti. Porque aunque te fuiste pronto, dejaste huella en este Vigo tan tuyo que hoy sigue siendo nuestro.

Me habría encantado abrazarte y llamarte abuelo.

Te encontré en una carpeta y me quedé contigo.
Y te parecerá increíble pero te echo de menos sin haberte conocido.

Texto de Manu Orío. 

Texto de Manu Orío. 


EL DÍA QUE NACISTE

El día que naciste era febrero y llovía. Llovía en general. Todo el rato.

Tu abuela me despertó con un "Martina is coming"
Qué emoción! Te íbamos a ver la cara por fin!
Claro que no sería hasta 15 horas después...

Escribí a tu padre y le dije que tratase de recordarlo todo porque iba a tener que contarte cómo fue ese día en el futuro. No sé qué versión te dará él pero esta es la mía.

Ser el primer bebé de la familia García que llega al mundo cuando existe un peligroso chat de grupo tiene como consecuencia que tu parto fuese retransmitido al minuto. Tu tío Manuel y yo nos dividíamos para mandar la información porque la gente preguntaba todo el rato por ti. Generaste mucha expectación pero como te lo tomaste con mucha calma (creo que en eso saliste a tu padre), de los "Vengaaa!!" "Ánimo!!" pasamos a los "Pero aún nada?" "Que salga ya, que el público se va!!".

Supimos que 6 centímetros eran pocos y a los 8 nos dolió un poco a todos. A estas alturas ya habrás caído en la cuenta de que tus tías abuelas están bastante mal de la cabeza y es probable que te tengan un poco frita con los "Y yo quién soy?" "Y yo cómo me llamo? Que no te acuerdas??" pero si sales la mitad de lista de lo que vaticina tu padre, seguro que las tienes a todas en el bote. Ese chat echó humo todo el día y las que son madres recordaron sus propios partos mientras la tuya esperaba que salieses.

El día que naciste tu padre pasó del  "Qué nervios!!"  al "Dicen que aún puede tardar 5 horas...PERO ESTO QUÉ ES???"
Tu abuela no paraba quieta. No sólo se le veía nerviosa sino que me lo decía con esa voz aguda que pone a veces "
"Ay qué nervios tengo Carmen, qué nerviooooos"

Te parecerá un poco exagerado todo pero qué quieres que te diga, éramos primerizos.

El más tranquilo tu abuelo. Emocionado pero tranquilo. En su línea.
Llama a mi puerta y la conversación fue tal que así:

- Tú eres una inconsciente...
- Por?
- De verdad que eres una inconsciente...
- Pero qué pasa?
- Tú no te das cuenta que de aquí a unas horas, vas a pasar a ser un cero a la izquierda? Una auténtica merda!!
- Jobá Papáaa....
- Qué quieres??...es la realidad!! Martina te quita el puesto y tú pasas a la nada!

Cuando, más tarde, tu abuela me reconoció que no tenía comida para mí para el día siguiente se limitó a recalcar "Ves?? Aún no nació y ya empieza. Piraña, estás acabada!"Así se las gasta tu abuelo. Pero lo cierto es que hace tiempo que tenía asumido el traspaso de poderes. El título de niña de la casa sería tuyo y te lo cedo encantada. 27 años son más que suficientes.

Naciste en el Xeral, donde tu abuela trabajó tantos años y donde el guarda de seguridad aún se acordaba de ella. "Una palangana para la baba te traigo!? Muchas Felicidades!"
Efectivamente era una abuela babosa y bastante lercha porque se metía en las zonas del hospital donde no podía estar pero bueno, ya la conocerás.
Tocó seguir esperando. Y es que el día fue largo aunque luego se nos olvidó a todos pero si te apetece puedes ir a darle un beso a tu madre porque fue una campeona.

Me quedé sola un rato y vi a embarazadas y padres salir de la zona protegida con cara de cansancio. Pensé en el tuyo mientras observaba a mi madre que no paraba. Pensé que al fin y al cabo eras otro niño más que llegaba al mundo y que a lo mejor no era para tanto. Hasta que te vi, claro.

Cuando la señora que calceta salió de esa zona donde no podía estar y dijo "Ya nació", todo cambió. Y el chat se colapsó.

A mi hermano le di un abrazo. Menuda cara de padre que se le había puesto de repente.
Santi tiene una hija! La leche!
"Flipas" me decía, "No, en serio, Pira, flipas cuando la ves por primera vez"
Toda la responsabilidad. Así, de golpe y con cara seria. Era Santi pero era padre.
Después de un rato dijo "Y hay que llevársela a casa!!"  Se rió y volvió a ser mi hermano.

Cuando por fin pude verte, me tapé la boca con sorpresa. Qué pequeña!! (y en realidad es mentira porque saliste grande y bien feitiña) pero para mí eras diminuta. Tenías la piel como de melocotón, unos buenos papos, un buen buzón y llorabas con ganas. Empezaron los debates sobre de qué familia eras. "Yo creo que se parece a mí" "Bueno, acaba de nacer, se parece a un gremlin"

Me tocó llamar al señor de gafas oscuras.
- Felicidades abuelo!
- Enhorabuena tía!

Increíble. Nos felicitábamos por ti! No tenías que hacer nada para que te quisiéramos. Sólo ser.

Todos tus tíos se fueron a dormir ese día más contentos porque como bien dijo Paula, "A esta niña la parimos un poco entre todos" Fue un 26 de febrero que ya nunca se me va a olvidar. Un buen día.

Salí del hospital y seguía lloviendo. Me habría gustado decirte algo tipo "Y dejo de llover un rato por ti" pero sería mentir y eso está feo. El mundo no se paralizó cuando llegaste y la vida siguió igual como dice la canción. Pero cambiaste las nuestras y te sumaste a ese grupo de personas por las que vivir y luchar...

Así que siguió lloviendo y seguimos en crisis...pero ya estabas aquí. 

El día que naciste yo vivía en Vigo y la verdad es que no tenía nada claro. Espero que para cuando leas esto, las cosas hayan cambiado y de tu inexperta tía de 27 haya evolucionado a tu madrina guay, esa que a sus trentaimuchos está estupendísima, te hace unos regalazos tremendos porque su sueldo se lo permite y te lo pasas pipa con ella. Bueno, esto último te lo puedo garantizar desde ahora.

Bienvenida a la familia Martina! Somos muchos, hablamos alto y atropelladamente pero nos lo pasamos bastante bien...sobre todo si heredaste lo que tu abuelo llama "gen Pirulí" aunque espero, por la salud de tu padre, que no sea así. Veremos en 15 años...

Como ves de gremlin nada, eras una cosa muy rica.

PARA QUÉ SIRVE UN HERMANO

Hace un tiempo se extendió como la pólvora en mi muro de Facebook un artículo que se llamaba "Para qué sirve una hermana" y en él se relataba lo que su propio nombre indica. Era bonito y reconozco que sentí cierta envidia imaginándome a todas las hermanas que se lo estaban posteando porque yo no sé lo que es tener una. Lo más parecido que tengo son mis primas, y menudas primas! pero lo que yo tengo son hermanOs. Así que, con permiso de la autora del artículo original, yo aquí voy a contar para qué sirven estos tipos.

Un hermano sirve para hacerte rabiar. Principalmente esa es su labor en este mundo. Por qué? Porque pueden. Porque se aburren y porque les hace extrema gracia ver cómo te atascas cuando intentas contestarles.

Un hermano sirve para decirte que esa falda es muy corta, para decirlo delante de tu padre si es posible. Sirve para cogerte por banda y decirte que ese chico no le gusta nada o qué narices hacías el otro día en tal sitio que te vio su amigo Nosequién. Son los primeros a los que mandas a la mierda y los primeros que te dirán "Tienes la regla o qué?"

Sirve para contarte su último ligue y para no reconocerlo al babear con su primer gran amor. Para verle destrozado cuando le rompen el corazón y que, por extensión, tú lo tengas también marchito. Sirve para decirte que te andes con mucho ojo que él a tu edad hacía unas guarradas tremendas y contestarte "Yo me lié con tías muy inteligentes" cuando tú le rebates con un "Pero si a los tíos como tú se os ve venir!"

Sirve para animarte. Para tumbarse contigo en la cama y decirte que todo va a ir bien, que eso ya le pasó a él y que te vas a reír. Para decirte que eres la mejor cuando lo necesitas. Y para decirte que eres imbécil cuando te lo mereces.

Sirven para aliarte con ellos en un frente común: vacilar a vuestros padres. Para librarte de alguna bronca. Pero también para que se ganen alguna cuando el chivarse es la única alternativa que te queda porque eres pequeña. Son la excusa perfecta al principio "pero si estuve toda la noche con los niños!" pero dejan de resultar efectivos "Me da igual, los niños son los peores, te vuelves antes a casa!"

Sirven para decirte que no pintas nada y hundirte o para darte la alternativa al mundo de los mayores con un "Quieres una copa?" y que te creas guay. Luego se arrepentirán de esto porque si para algo sirven los hermanos mayores es para invitarte a copas. A cuántas? A todas.

Sirven para dejarte dinero y para dejar la despensa sin existencias el domingo. Para discutir. Para amenazar de muerte a todo amigo que acerque a ti. Para decirte que eres una mimada. Para mandarte callar. Para decirte "Carmen…shhh relax!" y consigan de todo menos relajarte. Sirven para echarlos de menos infinito y para querer que se vayan a los dos minutos.

Un hermano sirve para desahogarte. No hay límites, di lo que quieras, sabes que ese enfado no va a durar. Sirve para odiarlo irracionalmente en la infancia, para que te torture cuando eres pequeña y siga dándote unas leches hoy día que sorprenden a propios y extraños y que son la causa de que no midas la fuerza cuando pegas queriendo ser cariñosa. Sirve para que te proyecte los eructos y diga que es su forma de prepararte para lo dura que es la vida. Supongo que también sirven para que no seas la más femenina del mundo.

También sirve para dejarte dormir con él cuando tenías pesadillas de pequeña, para, al verte tumbada en el pasillo, decirte "No-te-mue-ras, no-te-mue-ras", para cuidarte cuando se iban nuestros padres y acabar peleándose en unos niveles de macarrismo que te hacían llorar y creer que de ahí uno no salía vivo. Para quitarte el mando a distancia y utilizarte a ti como tal cuando no hay. Sirven para que seas su hermana favorita (y única), para que te vacilen mucho, pero mucho delante de toda la familia y luego sus amigos te digan que siempre hablan bien de ti.

Un hermano sirve para darte consejos. De trabajo, de vida y de ese género que es el suyo y que a veces te cuesta entender. Porque no es tu amiga y aunque intenta ser tu amigo no puede evitar hablarte como hermano tuyo que es. Y los "A quién hay que matar?" alternan con "Bueno, ahí no tienes razón" y con muchos "pasa de papá que no tiene ni idea"

Un hermano sirve para decirte de repente "Estás muy guapa!" y que te lo creas.

Sirve para que un día ellos te pidan consejo a ti. Para que escojan bien a las cuñadas y seas tú el mayor filtro. Para que un día te hablen de tú a tú y al siguiente como si aún tuvieses 12 años. Para sacarte de quicio. Para hacerte inmune a las burradas porque las que ellos dicen son siempre peores. Para conseguir hacerte reír cuando estás de morros a base de vaciles y de "pero mira, mira…si te estás riendo ya!! no disimules!" Para dejarte en paz cuando deben y sorprenderte con llamadas simplemente para preguntarte qué tal estás y si te hace falta algo.

Un hermano sirve para tomarte una copa con ellos y acabar llorando (porque si la exaltación alcohólica de la amistad es terrible, no les quiero contar la fraternal) O para acabar discutiendo. O para empezar discutiendo y acabar llorando. Sirve para hablar de cosas importantes y también para picarse mucho jugando a triviados. Un hermano sirve para sentirte querida. Para tener la seguridad de que hagas lo que hagas siempre van a estar ahí para protegerte, para gritarte si hace falta y para darte un abrazo de oso al final.

Un hermano sirve para escribirles para qué sirven, hacerles la pelota y así saldar mi cuenta de copas y conseguir mejores regalos.

Aunque lo cierto es que el mejor regalo son ellos (casi siempre)

Os pongo de pequeños porque erais mucho más monos.

Os pongo de pequeños porque erais mucho más monos.

AGOSTO



Se acabó agosto y se acabó el verano. Porque agosto es el verano.

Agosto es ir a Baiona y no volver a Vigo para nada. Veranear a 20 minutos de casa puede parecer una tontería, pero cuando cuando entras en ese pueblo, cuando divisas el paseo con las banderas, los barcos y el castillo, a todo el que conoce Baiona "la Real" le cambia la cara.

Baiona es ir en bici y disfrutar de ese momento del que tantas veces has oído hablar a la señora que calceta "Baiona a esta hora es delicioso" y tú, aunque ya habías estado despierta a esas horas de la mañana, era para volver a casa con la vista y la mente algo nublada. Este verano entendiste a qué se refería. Cuando el resto del mundo aún remolonea en la cama, tú ya veías cómo las excavadoras pisan la arena preparando la playa para otro día más de sol (cuántos este año!) Y aunque tú te ibas a trabajar, hacerlo en casa de la tía Toya con esas vistas y un despacho de lujo para ti, es otro cantar.
Baiona es ir en bici y que tu amiga Marta te venga a buscar al portal en la misma que utilizaba cuando teníamos 10 años para dar un paseo como solíamos hacer a esa edad...sólo que ahora nuestros padres nos dejan ir hasta más allá del parque de la Palma, así que llegamos a cabo Estai. Y ya sé que no es Finisterre pero a mí me lo parece. Porque dejas las Cíes atrás y piensas que un poquito más allá está América. Y como yo soy una cagada, le digo al jefe del pelotón que relaje, que luego hay que volver. Como cuando vas muy lejos, a "lo hondo" en el mar y te entra el miedito porque no sabes qué hay por ahí abajo en "lo negro" y empiezas a ver a la gente muy pequeñita en la playa...pues igual. Además tengo la intención de volver sin utilizar el motor de la bici eléctrica-ultra-molona que el señor de gafas oscuras tuvo a bien regalarnos este verano. Y lo consigo. Y me merezco un chocolate con churros, pero tengo cena.

Cena tras cena. Eso es agosto. Cenas de bienvenida, y entre "hasta cuándo os quedáis" y "madre mía cómo han crecido los niños!", entre copas en el Capitán, aperitivos, cañas, excursiones y alguna que otra "noche de los tristes" llegan las cenas de despedida. Con los de siempre. Con los de mi pandilla de la playa, con los de la pandilla de los medianos y la de los mayores para los que siempre fui Carmencita y que ahora me aceptan como una más.
Los de siempre crecen y se multiplican. Y así la Barbeira (más conocida como "la playa del Parador") ve cómo sus rocas son pobladas por niños de la 4ª generación de Brandones en busca de cangrejos.
Baiona es un pueblo con 6 playas. Se pongan como se pongan los de enfrente...vale que no son comparables a la de Playa América o Patos...pero son 6! todas diferentes y cada una con su baño y su agua.

Pero los Brandón somos de la Barbeira. Nos colocábamos en las últimas rocas del principio de la playa (hablo de principio y final de una playa que no debe medir más de 150 metros) Y ahí bajaba la gran abuela Pita, matriarca y señora todos los días esquivando obstáculos con un andar de dignidad infinita.

Ay Pita! cómo se te extraña. Baiona eres tú. Y es que sigamos diciendo que "voy a casa de la abuela" aunque ya no estés y el testigo de anfitrión lo haya recogido el señor de gafas oscuras, quien prometió que siempre habría queso, lomo, jamón, vino y pan caliente y cumplió su palabra. Bravo!

Baiona es ese jardincito que tanto vale para una paella de 20, un desayuno de 15 con varios turnos y varias cafeteras hasta que alguien dice "que me tengo que ir a hacer la comida!" o para un cocido de 30 en pleno agosto. Incluso para las partidas de burraco diarias hasta que se hace de noche con el jefe pululando y rosmando "cuánto vicio Dios mío!"
Baiona son mis tíos, mis primos y mis sobrinos. Es esa casa de la abuela en la que cabemos todos aunque haya que apretarse. En la que vienen a dormir todos y a mí me toca sofá. Es lo divertido.

Agosto son 15 días de estrés vacacional. De playa, ducha y salir otra vez. De planes. Tantos planes! Demasiados planes. Luego llegan los 15 últimos días donde todo se relaja. Donde los de siempre, esos a los que sólo ves esa quincena pero con los que recargas pilas para todo el año, vuelven a sus vidas soñando con el año que viene. Agosto es exprimir sus 15 primeros días y disfrutar hasta el final. Hasta que los días se van acortando. Hasta que la luz de septiembre que tanto gusta al señor de gafas oscuras, va ganando terreno. Hasta que un sentimiento de melancolía te atrapa porque ya, parece que sí, que es verdad... se acabó agosto.

Pero lo hace dejando momentos para el recuerdo. Como la inevitable sonrisa al escuchar una y otra vez las típicas frases baionesas: "esto abre" "los barcos apuntan al sur, malo" "el agua está buenísima" "yo creo que un poco más fresquita que ayer" o la clásica tortura del jefe y su "A forrar los libros!" recordándonos que "la vida no es esto" Ya sabemos que la vida no es esto...pero esto es vida.

Te sorprendes hablando un día con los que quedabas "a las 5 en Camy", recordando cuando el parque de la Palma era de cemento y los columpios de hierro, la mítica cafetería Atlanta, donde, cuando no había móviles, sabías que tus padres estarían por si querías dinero para tomar un helado de la Gamela. Recuerdas cuando jugabais a polis y cacos en el Club de Yates y los porteros os reñían, cuando no os dejaban entrar en el Persígueme Rodríguez, recuerdas cómo tenían que convencer a la señora que calceta para que te dejase salir con ellos porque siempre fuiste la pequeña...Entonces piensas que te pareces a tu padre cuando cuenta cómo había que ir a la Barbeira en barco y para ahorrarse el dinero iba con los tenis en la boca. Cuando habla de una Baiona con tres casas, cinco familias y un muro en el que comer pipas. Pero es que Baiona es que es un pueblo en el que tengo recuerdos desde siempre.
Porque si alguien puede decir que es de Baiona soy yo. Lo soy de desde hace 26 veranos, mi padre desde hace 64, mi abuela Pita lo fue toda su vida y su madre nació en este pueblo donde arrivó la Pinta allá por el 1493 y que fue en su día mucho más grande que Vigo...y su casco vello así lo confirma. Y aunque no seas de Baiona, te haces. Que se lo pregunten a la señora que calceta, una de Corujo que se convirtió en baionesa y que según mi padre conoce a más gente que él.

Agosto es ver la silueta de las Cíes entre naranjas, rojos amarillos y violetas. Ver al Sol caer entre las islas cada día un poquito más a la izquierda. Es decir adiós al día mucho más tarde que el resto de la península, sabernos unos privilegiados y que alguien suelte el clásico "no sabemos lo que tenemos". Pero la verdad es que no nos lo creemos.

Agosto es un mes para disfrutar. Y yo este verano lo he hecho. Son noches, lugares y momentos. Estar en casa, salir y no entrar, no parar, descansar, leer, hablar, reír, tomar unas cañas, reunirte con la familia, con los amigos, playa con niños, playa con amigas, que un día llueva y al siguiente salga el Sol. Agosto es tomarse un helado de yogur y limón. Son baños infinitos en aguas que podrían ser el Caribe si no fuese por la temperatura. Agosto es disfrutar.

Agosto es verano, verano es Baiona...y Baiona "es bien"

PRIMADA

Hace poco anotaba a "los primos" como una de esas pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena. Y es que de estos especímenes yo tengo muchos. De uno y otro lado. Con conexiones bizarras y Vigo como punto de encuentro.

Esta vez, en cambio, fue en Madrid, tras una serie de catastróficas desdichas que acaban con una facción de Garcías viniendo a la capital con ganas de jarana. Esto sólo pasa en las mejores familias. Como la mía.

Los días previos a los eventos oficiales tienen un algo prohibido que te empuja a liarte aunque sabes que no deberías, porque hay que guardar fuerzas para el día siguiente. Aquí esto no pasa. Se sale con el cargador del móvil en el bolso y te encomiendas al poder mágico del Neobrufén. Y punto. Y si la noche empieza con un "Cómo os conocisteis" y sigue con el señor Javier Puente narrando historias a propios y extraños, nada puede ir mal. Además, por si acaso, los vasos de copas a precios madriletas van poblando las mesitas de diseño de un local molón con posters enmarcados, situado en una cuesta que bien podría ser Vigo.

Pero aquello parecía la ciudad donde crecí porque vamos "compartiendo ubicación" y reencontrándonos con otros viejos conocidos. A mi primo de Zumosol le increpan con que lleva un jersey muy feo y él tan dialogante como siempre y con mucha noche a sus espaldas, le contesta que ella en cambio va muy guapa y que el jersey en cuestión se lo compro su mujer que con cara de pasmo explica que lo compró por calentito, no por bonito. Andreia, que no cuela, viste al chaval bien coñe, que con la planta que tiene lo tienes fácil.

Y es que en esta familia, además de tener muchos primos en edades parecidas y con mentalidad noctámbula semejante (el gen Pirulí que le dice el señor de gafas oscuras) han tenido bastante buen gusto añadiendo a los postizos, porque el "Que si tú quieres seguir, yo sigo eh?" no salió de la boca de un García precisamente, sino de un ex-tuno y marinero de aguas bravas que navegaba por las calles de Santiago y tiene en su haber anécdotas que sólo le pudieron pasar a él.

Supongo que Dios los cría y ellos se juntan.

Y por fin llegó. El día oficial de la primada derivada de una no boda. Con una petición de disculpas previa a los camareros empezamos una tarde en la que lo de menos era compartir la comida y lo de más compartir horas. Tiempo juntos, con la familia. Con recuerdos a los que no están, explicaciones a las nuevas adquisiciones del orden de llegada, de lo diferente que era todo antes de que los años nos reuniesen y, por supuesto, con mención a la abuela Nené y a la Virgen del Pilar.

Y de sitio a sitio y tiro por que me toca. O por que me copa. Que allí hubo varias. Y pipas y patatillas a modo de cena. Y hasta un Celta penoso que no le quitó un poco de encanto a esas 12 horas de juerga García. Y risas e historietas, y etiquetas y Carmex para los labios...Y la verdad, sé que hubo más, pero no me acuerdo.

Porque un García Shore como este acaba con cualquiera.

De nuevo, bendito Neobrufén.

Espero que llegasen bien a sus respectivos hogares donde les esperan trabajos, niños y vidas serias...que también sabemos hacer eso.

Un placer volver a verles tan bien primos.

Ah! sí que hubo algo más. Unanimidad absoluta: Hay que repetir.

NOS VAMOS DE BODA

Parece que últimamente todo gira en torno a volver...a revolver...

Y es que el equipo de mi ciudad...el equipo "familia" como lo denomino cuando lo comparo con el Barça que es el equipo "amigo", vuelve a primera división. Por fin "Somos de Primera"

Fueron 5 años en ese agujero que puede llegar a ser segunda. Donde se juntan equipos míticos ya olvidados con otros que poco a poco se han ido abriendo camino. Al Celta no se le olvidó y 20 años no es nada, pero 5 pueden ser una eternidad. Sabíamos que volveríamos. Lo supimos desde aquella jornada fatídica en la que en menos de media hora se decidió que el Barça no ganaría la Liga y que el Celta perdería la categoría. Aun recuerdo los cláxones madridistas de aquella noche de radio y gran amargura.
Sabíamos que no iba a ser fácil y tal vez se demoró más de los debido, pero volvimos. 

Y lo hicimos además de la mejor forma posible. Con un equipo sólido y rejuvenecido. Con cantera. Con (grandes, pequeños y medianos) jugadores que se lo creyeron los primeros, y en esto hay que darle el mérito a Paco Herrera . Con un Iago Aspas (el anfibio como le llama un buen amigo mío que dice que su madre era una rana) atinando siempre de cara a puerta. Las sombras de lo ocurrido el año pasado se borraban jornada a jornada. El Meigas se empezó a llenar y se convirtió en centro del Celtismo en Madrid para acabar bañándose en Alonso Martínez y haciéndonos creer que Vigo no estaba a 600 kilómetros.

Porque había ilusión y ganas de cantar la Rianxeira. Ganas de decir a los grandes que ya estamos aquí y que volvemos jugando al fútbol con el balón. Os esperamos en el Balaídos de siempre, con los de siempre en las gradas y muchos otros que se han unido a la fiesta. Bienvenidos. Somos así los vigueses...por otra cosa no, pero por la noche y por el Celta bien que copamos las calles. Esperemos seguir "traiendo unha borracheira de viño"...porque auga non te bebemos oistes? Hala Celta. Vigo sí, Vigo sí, VIGO SÍ.

Otra cosa que vuelven son las bodas (como las comuniones y los bautizos por estas fechas) ya, pero en esta ocasión lo hacen a mi calendario estival. 

Esta de moda casarse joven o soy yo que me hago mayor? Esta reflexión daría para mucho...pero la cuestión es que tengo dos bodas con contrayentes de nombres idénticos (que manda truco) pero parajes e invitados distintos. Cada una importante por diversas razones.

Resulta que se me casa una amiga. La primera boda de "mayores" y mis padres aun tienen que pagar por todo...eeeeeennnn finnnnn corramos un estupidísimo velo porque espero que esta situación cambie pronto y porque el evento no puede ser mas apetecible. Se nos casa Andreia con Joseconde (así todo junto) y nos ha revolucionado a todas. Pero como aún quedan un par de meses para esto, esperaré al momento preciso para hacer la reflexión de turno sobre el tiempo y estos eventos que nos hacen un poquito mas conscientes de que las cosas pasan y que al parecer las personas se casan...(acaso alguien pensaba que no iba a hacerla)

La otra boda es ya. Empieza mañana mismo con un viaje primil que hará mucho mas amenas esas horas de A6 que me son tan familiares. Pero es que un evento García es asegurarse el buen rato. Porque vamos todos, en batallón, como siempre. Porque vuelve a casarse alguien de ese lado de la familia y ha pasado mucho tiempo desde el último que pasó por el altar...que tenéis a la abuela Nené contenta!!...(y ahora vendría el clásico "pues cásate tú!") Pero no amigos, a mi no me toca...le toca a José, ese primo altísimo que siempre vi como una especie de primo de Zumosol. Y aunque sé que a él estas cosas no le van nada, el traje le sienta como un guante, casi tan bien como esa sonrisa tan suya. Espero que el sábado sonría sin parar, aunque a lo mejor es difícil porque van a ser muchas horas en una de esas bodas de día en la que ya nos invitan con un "y hasta que el cuerpo aguante" ante lo que yo (y todos los García desde que supimos del evento) nos ponemos a temblar...porque nos conocemos y conocemos a la gentuza de la que nos rodeamos. En fin, que yo llevo entrenando un par de fines de semana por lo que pueda pasar...

Pero si José y todos nos vamos a reír y a pasar un buen rato seguro, es por la novia. Porque ya me aseguró que no iba a ser una de esas novias-seta sino que iba a estar en el medio de la pista todo el día y toda la noche...(de nuevo pregunto, acaso alguien tenía alguna duda de que no iba a ser así?)


La cuestión es que estoy feliz cual perdiz por volver a Vigo, por ir a Vilanova a celebrar y volver a bodear...porque me lo paso pipa en las bodas. Bien es cierto que solo he ido a enlaces de familiares...pero es todo. Es la fiesta y la comida (evidentemente) pero es ver a la gente, son canciones que se cantan y bailan como si no hubiera un mañana en unas alpargatas porque los tacones hace rato que ya están en el bolso, en ver a tus tías animadérrimas y a tu padre mirándote desde la distancia a través de sus gafas oscuras. Son accidentes con manchas en vestidos y confidencias a media noche (aunque en este caso puede que ya sean a media tarde) es hacer lazos en unas horas porque estamos todos aquí con nuestras mejores galas para celebrar que gente que quieres se quiere y quieren que tu estés entre esos a los que ellos quieren. Qué más quieres?

Pues quiero que llegue ya y al día siguiente chascar los dedos y aparecer en Madrid con todas las tareas de lunes hechas...y eso que yo ni si quiera conduzco...(God save my cousin Flo)
Pero como todo no se puede tener...sacrificaremos a la Carmen del domingo por la Carmen del sábado esperando que ésta se levante con la mejor de las caras, con 2 kilos menos y morena de repente...por pedir...


Que nos volvemos de boda!!

DE PUENTE A PUENTE Y SIGO PORQUE ME LLEVA LA CORRIENTE

Me ha vuelto a pasar. Me he vuelto a quedar petrificada en la butaca. Un ligero gusanillo que recorre mi cuerpo cuando sube el volumen y suenan esas músicas de anuncios conocidos. Y esas pequeñas píldoras que largometrajes que te dicen que tienes que volver a pesar del precio. Y muévete hacia delante en la butaca, para estar más cerca de esa pantalla en la que pareces sumergirte. Ríe y emociónate. Sal del cine pensando que merece siempre la pena, que Viva el Cine!...y que vivan los domingos con la tía Guada.

Porque te invita a comer y a un café y charlas y le cuentas que has vuelto a Madrid...que ella nunca se fue y siempre estuvo ahí, durante la carrera, para sacarte de la rutina y decirte "pide algo de carne que seguro que estás comiendo fatal", para contarte novedades de la familia y sí, esta vez, para emocionaros una vez más recordando a la abuela...pero es que la sombra de Pita es muy larga.

Y aunque le dices que no se preocupe, que te llame en cuanto se despierte que no crees que vayas a salir, es una mentira (piadosa). Lo sabías cuando lo dijiste y lo confirmaste en el momento en que te escribieron que vendrían por tu barrio a tomar algo. Pero noches que no parecen y al final son, bienvenidas sean. Y más si se vuelve a jugar al futbolín (aunque no sean los del Sport, en Baiona, donde se pasaban las tardes de 25 en 25 ptas) si se junta a amigos y se acaba en la sala Sol donde los defectos son menos por efecto de la luz roja...y de algún que otro líquido supongo.

Luego resulta que es lunes con sabor a viernes. Que este es un puente muy largo pero sigues teniendo mucho, muchísimo que hacer y aún no te has puesto. Porque hay series muy buenas que ver y conversaciones delirantes que atender en chats de grupos en los que se comentan noches y se pierde el tiempo...pero ya va siendo hora. Enciendes el flexo que parece de Pixar y da luz a tu zulo que de gris pasa a tener un toque de amarillo, desbordas peligrosamente la bolsa de la ropa sucia pero es que hay cola en la lavadora...pones un poco de orden en tu cuarto y por extensión en tu vida. Consultas horarios, haces listas de quehaceres (qué te gusta a ti una lista...) pones música y empiezas. O haces que empiezas. Miras por la ventana cómo cae la lluvia de esta primavera invernal que parece anunciada por los Stark y te obliga a dormir con sudadera. Dejas a un lado el ordenador. Observas. No sabes muy bien por dónde empezar (como casi siempre). Entonces escribes "cuando no sepas qué hacer coge lápiz y papel".

Pues por ahí. Continuamos para Bingo.

No vale Remolino. No paso por debajo de la mesa.