CUMPLO 30

Cumplo 30. Y lo hago más tranquila, más segura de mis capacidades y consciente de mis límites que nunca. Con menos complejos o, tal vez, aceptándome mejor. Porque por mucho que el marketing me enseñe de lo que es capaz un buen packaging, el producto sigue siendo lo que de verdad importa.

Cumplo 30 más disfrutona de los huecos que me deja la rutina. Más agradecida a una sonrisa y con las mismas ganas de seguir diciendo "por favor", "gracias" y "perdón".

Cumplo 30 con ilusión por pintar, por viajar y por ver. Por conocer, por conquistar grandes hazañas pero sin dejar de valorar esas pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena.

Cumplo 30 más sabia...pero también más vieja, mas gorda y más cansada. Y con menos ganas de arreglar aquello que los años me han demostrado que no quiere cambiar.

Cumplo 30 desencantada con cómo se premian algunas actitudes patéticas. Sin comprender por qué la vida es a veces tan sumamente injusta y dura. Cayéndoseme el alma a los pies cuando abro el periódico y veo a niños que no conocen tiempos de paz pero también emocionándome hasta la lágrima al ver a unos chavales consolar al equipo rival que perdió, cuando la ciencia consigue avances que hacen la vida mejor a las personas, al ver a mis amigas desfilar hacia el altar o cuando doy la bienvenida al mundo a un nuevo miembro de mi familia.

Cumplo 30 viviendo al máximo lo bueno e intentando que lo malo no me penetre tanto.

Cumplo 30 consciente de que a veces parece que tengo 15. Que hay días que no me soporto, que no me encuentro, que no entiendo nada y que tengo ganas de mandarlo todo al carallo. Los cumplo consciente de que esto seguirá siendo así. Pero también cumplo 30 sabiendo que hay que relativizar. Todo el rato. Sin parar. Porque sólo así se puede sobrevivir en un mundo en el que las cifras mandan más que las personas.

Cumplo 30 en una sociedad decrépita donde los que mandan no quieren, o más bien no saben gobernar. Donde se lanzan bombas desde despachos y mueren niños en el mar.

Cumplo 30 más feminista que nunca. Y digo bien, feminista. Que no es lo contrario de machista. Porque una sociedad donde por los mismos actos se sigue juzgando de manera diferente a mujeres y a hombres, no es una sociedad igualitaria. Y por lo tanto seguiré opinando, levantando la voz y luchando por que lo sea. Porque llegue el día en el que no sólo eduquemos a las niñas en el “ten cuidado” sino también a los niños en el “ten respeto”. Seguiré trabajando por una sociedad que sea capaz de perdonar y aprender de sus errores. 

Y sin embargo, a pesar de todo esto, cumplo 30 convencida de que muchas pequeñas buenas acciones pueden cambiar el curso de las cosas. Creyendo más en mí y confiando más en la gente. Segura que de que vale más el nosotros que el yo.

Cumplo 30 repitiéndome la frase que me dijo siempre mi padre y que a él a su vez le decía mi abuela Pita y es que "La vida es la mayor aventura que le puede suceder a un ser humano"

Cumplo 30 consciente de que algún día estas palabras me provocarán risa e incluso vergüenza. Pero qué narices! sólo se cumplen 30 años una vez en la vida. Y los cumplo segura de que me quiero seguir yendo a la cama con la conciencia tranquila aunque ello suponga que nunca voy a ser millonaria.

Cumplo 30 bien rodeada. Qué digo bien…MUY bien rodeada. Con mucha gente física y muchísima otra gente virtual que me hacen el día a día mucho más divertido. Orgullosa de mis amistades, de las decisiones que toman y de cómo vamos mutando a versiones 3.0 de nosotros mismos. Feliz y agradecidísima por la familia que me ha tocado y encantada de poder seguir sorprendiéndome con personas que me cruzo por el camino. Porque si no, menudo coñazo sería esto.

Cumplo 30 siendo menos categórica en mis opiniones pero discutiendo igual. Y es que hay cosas que no cambian por muchos años que se cumplan. Me sigue encantando una buena discusión, un plan de cine, el "domingo horizontal" y el atún en lata. Ahora soy más de cañas de día que de copas de noche. Pero también más yo que nunca. Aunque a los 30 la maternidad empiece a rodearte y los años te digan que ya eres una mujer hecha y derecha, sigo cantando en alto, diciendo tacos y no soportando los tacones.

Cumplo 30 y me seguiré quejando. Porque no todo es bonito, ni todos los días me apetece levantarme de la cama (es más, no me apetece casi ninguno...) Pero este es el tiempo que me ha tocado vivir y muy tonta sería si me dedicase a desperdiciarlo en lugar de hacer todo lo que está en mi mano por seguir siendo feliz.

Cumplo 30 siendo consciente de que la vida es una carambola aunque suene a tópico, y que hoy estás aquí y mañana a lo mejor no...así que más vale aprovechar el camino.

Cumplo 30 y si me llegan a decir hace un año que iba a estar así me hubiese carcajeado.

Cumplo 30 feliz, coño. Así de simple. Y como sé que no siempre lo voy a estar, lo escribo para recordarme a lo que tengo que aspirar.

30 años! Dice el jefe que no es nada. Que no he escrito ni el primer capítulo... Yo sólo pienso que si los primeros 30 han sido así…me muero por ver cómo serán los siguientes.

Cumplo 30 y lo hago abrumada con tantas felicitaciones...muchos "disfruta del día" y hasta una copa de cava cortesía de Iberia. Yo, como Lina Morgan, agradecida y emocionada, me vengo arriba y me quedo con lo que me dijo hoy mi tía Guada: "Carmencita estás en lo mejor de la vida"

Pues sí. Y espero poder repetírmelo cada año.

Felices 30 Carmen...y que cumplas muchos más!

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YO AL 2016 LE PIDO

Al año le pido que no pase muy rápido. Pero tampoco muy despacio.

Le pido que venga con buen tiempo cuando tiene que hacerlo y que llueva los domingos por la noche.

Que me haga chocarme con gente interesante. Que me mantenga tan ocupada como para no pensar en los que no merecen la pena.

Le pido planes divertidos. Y alguno de esos de 8 de la tarde sin previo aviso, aún con la mochila del trabajo y con cara de cansada. Esos que te hacen sentir que al menos has aprovechado ese martes que parecía tan ordinario.

Al 2016 le perdono las resacas por adelantado. Soy así de comprensiva.

Le pido que me deje ver a mis sobrinos y me haga estar en casa cuando llegue el nuevo.

Al 2016 le pido que la batería me dure más. La del móvil y la mía propia. Que los días malos me lleven al calendario y a base de cálculos concluir que son sólo cuestión de tiempo.

Eso le pido al nuevo año también. Tiempo. Justo un poco menos de del que necesito. Pues dicen que es la clave para conseguir cosas. No tener tanto como para perderlo. 

Al 2016 le pido espacio. Con luz suficiente para pintar, para ordenar y estar. Tanto en mi cuarto como en mi cabeza. Pero también le pido que la distancia no exista cuando piense en Vigo.

Le pido seguir con mi memoria selectiva.

Le pido hacerme un poco más vieja y, espero, un poco más sabia.

Le pido unos 30 a lo grande. 

Al año que viene le pido paz mental y alguna batalla emocional. 

Le exijo 366 días. Que no falte ni uno. Ya decidiré qué hago con ellos sobre la marcha. Por de pronto, seguiré tratando de ser feliz.

Pero en realidad, más que al nuevo año, todo esto me lo pido a mí.

Pues que tengas un feliz 2016, Carmen. Sólo depende de ti.

TEN CUIDADO

Estoy sentada en un Vips deleitándome con un desayuno americano como premio porque me han perdido la maleta. Para quien no haya estado nunca, es un lugar que suele estar lleno de gente y concretamente de gente pequeña, de niños amantes del ketchup y el azúcar, con las mesas muy, muy juntas pero sirven rápido y la calidad precio es buena. 

A mi lado se sientan dos chavales de unos 16 años. Un poco macarras. O tal vez es el acento. Dicen por favor y gracias a la camarera. Pero entonces empiezan a hablar.

Algunas de sus frases me despistan de mi lectura. O será que atravieso una etapa del libro en la que el protagonista narra unos hechos bastante desagradables de su infancia y no quiero atender porque no puedo entender. Sea como fuere, acabo por prestar atención a la conversación de estos dos sujetos. 

Hablan de lo que hicieron ayer. De con quién está saliendo no sé quién. De que se emborracharon demasiado…hablan de chicas, claro. Son jóvenes y llenos de granos. Hablan de chicas, mucho. Y hablan de chicas, mal. Ninguna es guapa o simpática. Todas están “locas” son “gordas” o “engendros”. Hasta el punto de que ni el alcohol consiguió que la “pobre” chica de ayer triunfase con el de mi izquierda porque según relató él mismo, ante la disyuntiva pensó “Mira porque eres fea…porque con el pedo que llevo si no te entraba” Había otra también. Otra que estaba mucho más buena. “Sí, pero es una calientapollas” “Sí ,no? Me han dicho que es una guarra"

Y aquí ya no puedo más.

Les pido disculpas porque no he podido evitar escuchar su conversación pero “Madre mía, vaya forma de hablar de las chavalas, no?” les digo. Me rehuyen la mirada, claro. Me dice “Bueno…es nuestra conversación” Pero aún sabiendo que tiene razón, que es una conversación privada, continuo sabiendo de antemano que poco voy a conseguir. “Piensa que a lo mejor acabas babeando por alguna de ellas…o peor, a lo mejor alguna de ellas es tu hermana, o tu prima…o tu hija” Entonces me viene a la mente el vídeo que circula donde una niña habla a su padre antes de nacer. Un vídeo duro. En él se cuenta cómo por el simple hecho de ser mujer, antes de los 14 años, te van a llamar puta. Se relata en primera persona cómo algo inocente, una broma, un mote, una mala borrachera con un mal acompañante puede marcar a una mujer. Es real. Tenemos que andarnos con mucho cuidado. Siempre vigilando. Siempre desconfiando. Hasta el punto de llamarte “amargada” o “estrecha”. Entones me viene a la mente la discusión sobre la violencia machista. Entonces me viene a la mente que yo misma estoy segura de haber hablado mal sobre alguna de mi mismo género. A la edad de estos dos que tengo al lado, lo normal es poner etiquetas. Entonces me doy cuenta de que poco hemos avanzado si generación tras generación se van a repetir los mismos errores. 

Poco hemos avanzado si cada mujer que llega a un puesto de poder va a decirse que está “malfollada” cada vez que actúe de forma tajante. Poco hemos avanzado si cada niña pequeña que tiene carácter es una “marimandona” y cada niño con las mismas cualidades es un líder. Poco hemos avanzado si una mujer que hace lo que le da la gana es “ligerita” y un tío que se acuesta con todas es un “campeón”. Poco hemos avanzado si a cada hombre que cambia un pañal, da la merienda y baña a sus hijos se le hace la ola y a cada mujer que trabaja y no cocina se le mira raro. Poco hemos avanzado si seguimos cobrando menos. Yo no quiero que nos regalen puestos en listas electorales. Quiero que estén los mejores, sean del género que sean. Pero también quiero que todos seamos conscientes de que hay un momento en la vida de la mujer en el que se le obliga a decidir entre un desarrollo profesional o una familia. Poco hemos avanzado si las que tenemos que renunciar somos siempre nosotras. Poco hemos avanzado si la historia se repite. Si los que hoy son hombres hechos y derechos siguen consintiendo que sus amigos hagan bromas burdas sobre este género que es el mío y que de débil tiene poco. Pero seguiremos siendo vulnerables si seguimos educando sólo a las niñas en el “Ten cuidado” y no hacemos lo mismo con los niños en el “Ten respeto”

Poco hemos avanzado.

Me puse los cascos y seguí con mi vida. No me apetecía nada seguir escuchando sandeces aunque les había dejado tan descolocaos que creo que no se atrevieron a insultar a ninguna chica más. Hoy. Pero seguirán haciéndolo. Estoy convencida de que me pusieron de amargada para arriba. Y parte de razón tienen. Me amargaron el desayuno. Con lo que me gusta a mí desayunar... 

Al irse, uno de ellos se despidió con un irónico “Adiós amiga”
Yo le contesté “Adiós amigo” y para mis adentros pensé…”Ojalá tengas 4 hijas. A lo mejor entonces te acordarás de la loca del Vips que te dijo que no está bien insultarlas”

ALGUNAS PEQUEÑAS COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA VALGA LA PENA (VOL. XXIII)

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Que mis padres me inviten a desayunar de hotel un día de resaca

Pasar por un túnel muy largo en el tren y por un instante no saber si nos hemos parado o seguimos andando porque todo es negro por la ventana

Sentirse totalmente identificado con lo que le pasa o lo que piensa el personaje de un libro

Explotar plástico de burbuja

Una reunión de trabajo a la que no vamos con ordenadores sino con libreta y portaminas

La gente que dedica tiempo a rellenar esas tarjetas que vienen en las maletas para poner tus datos

O esa otra que va más allá y hace sus propias etiquetas caseras y pega su teléfono en la cámara de fotos o en el ordenador

Y claro, toda esa gente que llama y devuelve estas cosas y con ellas la felicidad absoluta al dueño 

La frase "Kamchatka es el lugar donde resistir"

Encontrar, después de un tiempo, la pareja de un calcetín

Que el señor de gafas oscuras diga “Piraña, yo soy Dios" y me de a probar en una cazuela un mejunje y al preguntarle los ingredientes responda que no puede desvelarlos, que es un chef profesional y además es muy complicado para que nuestras mentes lo entiendan

Leer en el metro y despistarse. Pero justo hasta una parada antes de la tuya

Ese Neobrufen que tiro en cada bolso y neceser y que aparece cuando tanto lo necesito

Cuando te roza algo un tobillo y crees que es un bicho pero luego descubres que es un fleco de la manta, una cinta de la mochila o el zapato del que tienes al lado en la reunión

Que te vayan a recoger al aeropuerto

Y ese abrazo

La tía Susana diciéndome que está bien. Como si nada hubiera pasado. Aunque le pasó

Leer “Momentos de inadvertida felicidad" con una sonrisa continua al acordarme de esta lista

Acertar al recomendar un libro. Y luego comentarlo

Cuando el jefe de tus jefes dice lo que tú estabas pensando

En el metro, cuando no puedo evitar reírme con algo que leo en un libro o en el móvil y miro alrededor como diciendo “Ay madre, vaya loca" pero veo que la persona de enfrente también se ríe y pienso que seguramente también le ha hecho gracia. Aunque no lo haya leído

Acertar a la primera en el manojo de llaves

El gesto de padres cuando les enseñas algo y automáticamente lo alejan y enfocan

A veces, los cielos de Madrid

Basia Bulat cantando a Cecilia

Todas y cada una de las veces que pienso que la maleta rosa esta vez estalla. Y sin embargo conseguimos cerrarla. 

Y todas y cada una de las veces, cuando la señora que calceta dice “Vaya compra esta...además fue tirada!" 

Preguntar “100%?" Y que te contesten “Sí". Y entonces saber que eso es seguro. 100%

Algunas de las mejores historias que me han contado son esperas por hombres, disimules por hombres o películas montadas por hombres de las cuales ellos no tienen ni idea. Me hace gracia   pensar que la mitad del planeta no sabrá nunca lo que la otra mitad ha llegado a hacer por ellos. Y las risas al recordarlas

Que Gonzaga me haya descubierto We'll meet again…don´t know when, don’t know where

Vencer. Pero mejor, convencer

Esas pequeñas cosas absurdas que tiene uno, como el hecho de sentirme bien por decirle a la peluquera que el agua está siempre perfecta de temperatura. Aunque esté un poco fría o un poco caliente

Las pausas de Novocaine for the soul. Cuando creo que ya va a acabar y empieza otra vez... "Life is good and I feel great”

Que te digan "Me ha hecho mucha ilusión que vuelvas"

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ALGUNAS PEQUEÑAS COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA VALGA LA PENA (VOL XXII)

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Hacer un ruido con la boca y que el que tienes al lado en el sofá se ría y te imite

Que a los dos minutos estemos todos los del salón haciendo una competición de silbidos

Dormir la siesta en el sofá

Llorar con una película 

Llegar al andén apurada y que desde el vagón alguien te anime a correr que seguro que llegas. Y conseguirlo 

Escuchar un villancico cuando aún no toca y venirse arribísima

Que Martina diga “Hola madrina" o al menos lo intente

Cruzar la Castellana un día de otoño con sol y sin mucho tráfico y mirar hacia los lados

Las reuniones con las niñas del Colegio Mayor con conversaciones sobre trabajos y no sobre exámenes

La teoría del taxista con acento extranjero que me lleva a Atocha y se disculpa a cada momento porque es su segundo día y no sabe ni cómo ir. Al llegar recuerda los atentados y me dice que están locos. Que quieren matar y punto. Que si fuese por hambre, es mucho más fácil coger una barra de pan que un kalashnikov

Compartir reflexiones sobre tu profesión con alguien que viene de la otra parte del mundo y comprobar que hay cosas que son iguales para todos

Descubrir que me gusta la cerveza artesana

Las personas educadas

Esas fotos en las que se ve a gente riéndose mucho, pasándolo realmente bien

O esas otras que han estado en tu casa desde siempre 

Un paseo en un coche antiguo descapotable

Un abrazo.

El contacto piel con piel

Las bombillas grandes y amarillas que cuelgan de cables rojos 

Un mensaje en un graffiti, en una pared, en una calle, en un día cualquiera

El clima de noviembre de 2015

Que te digan “Quiero estar contigo”

Una xuntanza de gallegos en Madrid para ver el Derbi. Del Depor y del Celta pero nos une la comida...y el albariño

Echar de menos a alguien 

Volver a verse

Un audio en whatsapp en un privado inesperado 

Ponerse gafas y ver todo en HD

Que te respondan “Sí quiero”

Volver a andar en bici

Pasear con música, frío y bien abrigado

Los colores del otoño

Ver cómo se relaja la expresión de alguien cuando en una discusión tiene razón y por fin se la das

Un brazo que te rodea de repente por la noche

Que tus primos hermanos te manden un vídeo a las 8 de la mañana desde tu antiguo cuarto cantándote “Carmela, loló, loló!!!”

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ALGUNAS PEQUEÑAS COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA VALGA LA PENA (VOL XXI)

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El túnel de Bouzas en moto en bajada

Los pies en la orilla y la arena que se va entre los dedos

Una primera cita que va bien

Que mi el primo de Zumosol sea padre por partida doble 

Que nos mande la primera fotos de sus hijos a las 5 de la mañana y contestemos varios

Un buen masaje de un buen fisio

Que parece que no hace nada y de repente CRACK! y un mundo nuevo de color

Los platos de Culler de Pau

Cocinar pasta con tomate y atún a las 7 de la mañana (casi al mismo nivel que lo anterior)

Que el vecino te traiga tomate en pijama y algo de picar para ir haciendo boca mientras esperáis

Que Martina se crea que si cierra los ojos se hace invisible

La abuela Nené escribiendo sus memorias

Que te paguen más de lo que esperabas

Darle la tarjeta a alguien y que te diga que ya conocía tu trabajo pero no sabías que eras tú

Que la tía Toya pinte las paredes del Prymark de la Gran Vía de Madrid

Que la tía Susana vuelva a la primera línea del Baloncesto de donde nunca debió irse

Los huevos encapotados de la señora que calceta (Huevo frito+bechamel+empanado+vuelto a freír+yema intacta = milagro de la Naturaleza)

La siesta épica de Diego los viernes

"Hemos decidido que vamos a enseñarte a jugar al FIFA" 

Que Borja traiga plantas para el salón

Esas conversaciones por la noche que surgen casi sin querer y tras las cuales todo cambia

Las nueces

Las dedicatorias en los libros que se regalan

Ensayar una conversación y que te salga redonda. JA!

Ir caminando muy rápido por la calle con los cascos y darte cuenta que llevas una niña pequeña al lado echándote una carrera

Que acaben de llegar dos bebés a la familia y otro primo anuncie que pronto llegará otro

Caer en la cuenta de que muchas de estas pequeñas cosas me las da mi familia

Que salte "Ahá han vuelto"

Encontrarse de casualidad con Vivir de Niño Bravo y no parar de cantarla...porque "Eso es viviiiir..."

Y este "Eh"

CONVERSACIONES DE SÁBADO POR LA MAÑANA

Estaba yo en una etapa muy zen. Muy de "empecemos septiembre bien". Pero un poco de mentira. Un poco autoconvenciéndome de que las cosas pasan y punto. De que bueno, "ya se verá". De que todo es más fácil de lo que pensamos y menos complicado de lo que lo hacemos. Y es cierto.
Hay muchas pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena. A diario. Hay muchas terribles cosas que nos tienen que ayudar a relativizar y a ver que estamos muy pero muy bien. Por desgracia, también a diario. Y sin embargo...

Me levanto un sábado por la mañana en esta casa donde sabes cuántos salimos pero nunca cuántos entran. En el salón me encuentro con un despojo humano que ha estado leyendo los libros que tenemos por el salón y dejándonos notas en la nevera a la espera de que su amigo se despierte. A falta de amigo, buena es una prima con la que tener una charla de mañaneo como si de las 5 de la mañana se tratase. A veces las mañanas no son tan tristes después de una noche alegre. O será que aún teníamos restos de oscuridad corriendo por las venas. O tal vez sea que al estar uno con la ropa de ayer y cara de no dormir y la otra en pijama, con un moño mal hecho y restos de rimmel en los ojos, poco había ya que nos obligase a mantener las formas.

Y de los "qué tal" "pfff pues así..." se pasa sin que te des cuenta a una conversación donde sacas una conclusión que te desmonta ese "ya se verá" al que últimamente recurres tanto. Y es que "Las cosas no pasan, las cosas hay que pelearlas" dijo con una cerveza en la mano. Y te lo argumenta. Y te lo crees. Y te unes a él rápidamente. 

Porque por lo importante, peleas. Peleas por la educación de tus hijos. Peleas, porque lo fácil sería dejarse llevar. Pero no lo haces. Peleas, dudas y vuelves a la carga con el único fin de hacerlos personas. Peleas por tu trabajo. Peleas por ti, porque se te reconozca, por estar contento con lo que haces. Peleas con los embistes laborales. Y aunque tienes la tentación de mandarlo todo a la mierda muchas veces, peleas. Y sigues. Peleas por cumplir tus metas. Por alcanzar objetivos. Por llegar. Por ser y por estar.

Peleas por las relaciones. Por todas. Peleas porque crees que merece la pena seguir con esa gente con la que has decidido compartir tu vida. Por eso les disculpas muchas cosas que no te gustan a tus amigos. Y por eso alguna vez le llamas la atención cuando ya está bien. Porque te importa. Porque una buena amistad merece la pena pelearla. Si te diese igual, no serían tus amigos.

No siempre es fácil en las relaciones. Peleas por ese alguien. Peleas porque te importa. 
Y claro que no puede ser una lucha continua. Y claro que debe estar equilibrado. Y claro que siempre hay dudas. Pero peleas por las personas que valoras. Peleas porque crees en él o en ella y porque crees en los dos juntos. A pesar de muchas cosas y gracias a muchas otras. Por eso peleas. 

Peleas por lo que quieres y lo que importa. 
Peleas por cosas y por personas. Sobre todo por las últimas. 

Y si no ganas, sales más fuerte.
Pero si merecía la pena, bien peleado está.

ALGUNAS PEQUEÑAS COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA VALGA LA PENA (VOL XX)

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Duchas-sauna donde se te quedan los dedos arrugados

Las Cíes desde la carretera antigua que va a Baiona

Soñar lo que haríamos sin nos tocase la lotería

Las comidas de verano con amigos

Que te salga lo de darle la vuelta a la tortilla

Los abrazos de Martina

Que a Roque le digas "Hola" y ya se ría

Una copa de vino en el momento adecuado

Las nuevas gafas oscuras del jefe

Una sudadera guay y calentita

La película Inside Out (Del Revés)

Que me regalen papel bueno para dibujar

Que el señor de gafas oscuras me siga dando dinero "Por si acaso, para el taxi"

Que la señora que calceta me haga remiendos con hilo y cintas rojas porque "Así es más tú"

Dar algún consejo a niñas de 20 años y que se queden encantadas

Reírte al pensar que seguramente no seas la más indicada para darlos

Caminar distraídamente y ver un beso por la calle

Los pijamas de cuadros

Diego diciendo que él cree que vamos a vivir juntos muchos años

Que llegue septiembre y el señor de gafas oscuras vuelva a decir eso de "A forrar los libros"

Ese momento en que te das cuenta de que has hecho un buen trabajo

Echarse gotas en los ojos secos 

Las respuestas "tú sí que no sé qué" por ejemplo "Esta tortilla está buenísima!" "Tú sí que estás buenísima" o "Yo creo que esto no funciona" "Tú sí que no funcionas"

Que me regalen tomates caseros

La tía Pinky riñéndome por hacerle llorar

El olor del Supergen

La cara del homenajeado en una fiesta sorpresa

Los nervios y la risa floja de de todos los implicados minutos antes

Pensar que llega otra vez el otoño. Esa estación rara, bonita y algo melancólica en la que la que las cosas al final acaban saliendo

Gloria diciéndole a Santi la suerte que tiene al poder pasar los días con su mejor amigo

Darlo todo al cantar "Me parece que soy de la quinta que vio el Mundial 78" aunque no lo seas

Kevin Johansen recordándonos que soñar no cuesta más que tiempo

Este momento

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Y este...

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Y este también 

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SE ACABÓ.

Se acaba julio y con él este experimento. No he conseguido hacer una entrada al día. El 18 me lo pasé tan bien que no arañé esa hora para escribir como los otros 30 días del mes.

Lo primero que tuve fueron dudas porque no sabía si sería capaz de escribir tanto (se ve que sí...que escribir es como comer y rascar) Escribir es como hablar. Todos los días conversé un rato conmigo. No siempre acabé satisfecha con lo publicado pero lo bueno es que tenía otra oportunidad al día siguiente para resarcirme. 

Una de las cosas que aprendí es que inventar es difícil. Mucho más que describir lo que te pasa o dedicarle unas palabras a alguien que quieres y conoces. Justamente por eso. Porque lo conoces. Cuando tú decides qué va a hacer ese personaje, cuando el que se convierta en alguien adorable u odiable está sólo en tus manos, te sientes un poco responsable. Y también un poco como Dios. Mucho ojito con lo que haces que te pasa un tranvía por encima en lo que se tarda en escribir "y justo cuando se dio la vuelta...zas!"

Me gusta escribir porque es la forma de la que mejor expreso lo que quiero contar. Con los dibujos también pero ahí la parte estética condiciona bastante. Al escribir esto es lo que quiero decir. Sin adornos. Cuando hablo, lo hago atropelladamente y sin pronunciar bien, así que la mitad de las cosas que digo van acompañadas de un "qué?!" Hablando, además, no tengo el tiempo suficiente para reordenar, borrar y elegir las palabras que mejor se ajustan al contenido. Tiendo a decirlo todo muy rápido porque crecí en una casa donde somos muchos con ganas de dar nuestra opinión. Y el tono...el dichoso tono que todo lo condiciona. También mi cara que al parecer es demasiado expresiva así que a veces me paso de énfasis cuando en realidad estoy discutiendo sobre algo que me importa más bien poco. 

Hablando tienes que ser consciente de a quién te estás dirigiendo. Conseguir que el otro entienda exactamente lo que tú quieres decir es muy complicado. Cada vez que pienso en lo difícil que es entenderse a uno mismo y luego le sumo lo dificilísimo que es entender al otro, menos me explico que sigan existiendo las parejas. Esto es algo que ya me preguntaba allá por el mes de junio en otra entrada en la que también hablaba sobre escribir. Se ve que ya me repito un poco...

Pero me gusta que las cosas queden dichas por escrito. Aunque hay palabras que se te quedan grabadas para siempre por lo duras o por lo bonitas, las cosas por escrito llegan más. Por eso me da pena que se hayan dejado de escribir cartas y por eso me dan ataques de nostalgia cada vez que abro la carpeta de las cartas adolescentes. Nos las escribíamos en clase porque no valía con decirse "tía, eres mi amiga, no te rayes por este que es un idiota y tú vales mucho más bla bla..." había que escribírselo. 

No he superado este reto de escribir una entrada al día pero ahí quedarán para la historia estas 30 entradas de julio de 2015. Las volveré a leer y me reiré, confirmaré o pensaré que estaba muy loca, vaya usted a saber. Tal vez vuelva a intentarlo. Tal vez le de una segunda oportunidad. 

Pero esto se acabó. 
Me gusta terminar con un temazo y como es viernes y este es un subidón que pongo en repeat y, además, también habla de segundas oportunidades, aquí me despido de julio con los Pet Shop Boys versionando a Elvis. 

Gracias por leer.



MAPAS

Decían los Siniestro Total que quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos.
Yo me pregunto dónde estamos. Dónde estamos hoy. El futuro está ahí. Pero lo malo del futuro es que cuando llega deja de serlo. 

"¿Qué vas a hacer hoy?" decían unas letras de cartón que colgaban en mi salón de Donoso Cortés y ahora siguen en San Bernardo aunque por poco tiempo. "No lo sé" no vale como respuesta. Me lo reprochó el otro día el señor de gafas oscuras. "No lo sé" no vale. Puedes no saber lo que va a venir. Pero tienes que saber qué es lo que quieres. 

Se preguntaba el protagonista de Boyhood cuando estaba próximo a su ingreso en la universidad, con todas esas dudas monumentales de esos instantes, con todo por descubrir "Estaré tomando la decisión correcta?" "Es esto lo que quiero para el resto de mi vida?" Cómo vas a saberlo chaval!? Seguramente no lo sepas nunca. Estás aquí para vivir. Y para intentar ser feliz. Para disfrutar. Para sentir. Para experimentar. Y para sufrir también...porque la vida es así. A veces muy injusta. Pero la mayor aventura que te puede suceder. Siempre recuerdo estas palabras de mi abuela Pita cuando me da por escribir sobre el tiempo y el espacio. Estamos aquí para conectarnos con otros. Y es que sólo a través del reflejo en los demás sabemos que estamos vivos. 

Conexiones. Todo se trata de eso. Como si de líneas de metro se tratase.

Me gustan los mapas de metro. Y los mapas en general. Porque suponen una representación de la realidad. Dibujarla, transformarla. En realidad no hay ninguna línea divisoria y los ríos nos son siempre azules. Dónde están las fronteras? Dónde empieza y dónde acaba un país? Dónde empiezo y dónde acabo yo? Dónde empieza y dónde acaba mi libertad de pensamiento...y de movimiento? 

Me gustan los "Usted está aquí" que contestan a mi pregunta. Ojalá los hubiera en la vida también. Gracias por enseñarme las direcciones y dónde acabaré si cojo esta ruta u otra. Me gusta la metáfora de los metros que pasan. No por eso de que pasan y si lo pierdes ya no vuelve nunca más, sino porque todos van a dar al mismo lugar. Aunque cojas otro tren y otro vagón en el que que habrá otra gente...acabas llegando a tu destino. Puede que ahí esté una de esas personas que te vayan a hacer la vida más fácil. Puede que no, que sea un jefe cabrón y quieras cambiar de vagón. Puede que en uno de esos intercambiadores en los que parece que desciendes a los infiernos como el de Cuatro Caminos, seas consciente de toda a tierra que tienes encima y el peso de ella se ponga sobre tus espaldas. O puede que salgas a la superficie y veas la luz otra vez con el metro ligero. Me encantan los mapas y en concreto los mapas de metro.

Da igual dónde estés. Lo importante es con qué te conectas. Con quién te conectas para seguir. "Usted está aquí". Ya. Pero qué es lo que me rodea y cómo puedo utilizarlo para llegar donde quiero. Cada cuánto pasa este tren? Y este vagón? Y esta gente? Y esa casualidad de encontrarse en el metro con alguien y pensar que de todos los trenes y todos los vagones y todas las horas, nos hemos encontrado. Tú y yo. Esto puede querer decir algo. 

Tomamos un café? Bueno, mejor un té y me cuentas de dónde vienes. Y yo te cuento a dónde voy. Porque ahora sé dónde estoy. Estoy contigo.