EL MANDO A DISTANCIA


Ayer alrededor de unas cañas y con un partido de fondo que supimos cómo quedó de milagro, la conversación derivó en representaciones varias sobre cómo se comportan los padres con el mando de la televisión. Los hay que permiten el diálogo, los hay que, si los engañas, consigues salirte con la tuya y ver lo que quieras y lo hay, como el señor de gafas oscuras, que son unos tiranos en el sentido amplio de la palabra.

Recuerdo cuando éramos pequeños y estábamos los tres en el salón. Era más pequeño que ahora (porque en cuanto me fui a estudiar fuera mi madre no tardó ni un mes en decidir añadir mi cuarto para conseguir un espacio amplio ahora que sólo iban a vivir allí dos personas en lugar de cinco). Bueno en realidad pequeña era yo. Manu y Santi estaban en esa edad masculina en la que no se sabe muy bien si son niños, si son hombres o si son una pura hormona andante (ahora que lo pienso creo que se quedan en esa etapa para siempre). La cuestión es que eran como que muy pesados. Siempre pegándose, siempre metiéndose el uno con el otro. Las únicas veces que no discutían era cuando hacían frente común para vacilarme a mí. Y entonces yo lloraba y la pobre señora que ya caleteaba desde su rincón del sofá pasaba del "Estaos quieeeeetos!!!" al "Trataos como amigos por favor!" y luego "PARAAAAAD!" "Se lo voy a decir a vuestro padre cuando venga!"

Y ahí parábamos. La recuerdo indignada. "Es increíble, entra él por la puerta y os ponéis como velas y a mí me tomáis por el pito del sereno!" Y era verdad. Pero también lo es que con los años hemos ido valorando más las decisiones coherentes y razonables de mi madre y tomándonos más por el pito del sereno a mi padre. Karma, supongo.

En aquel salón vi E.T. por primera vez. Manu y Santi alucinaban con que no la hubiese visto aún y se quedaron a verla conmigo. También lo hicieron con Mary Poppins. La vi tantas veces que me bajaban el volumen y yo continuaba los diálogos (Calle del Cerezo número 17...) Y cuando me regalaron Peter Pan no dudaron en criticar su acento y los paletones que tenía por dientes. Daba igual. Yo estaba encantada de que estuviésemos todos en el salón viendo una película juntos. 

Porque esto no era lo común. Porque como digo (y no es que tenga algún tipo trauma por ello) el señor de gafas oscuras es el dueño y señor del mando a distancia y se ve lo que él diga. A veces amaga, porque con los años y los nietos se ha vuelto más blandito y, sobre todo cuando están las nueras o visitas delante, dice "no, no...poned lo que queráis" Pero todos sabemos que no. Poco pide este señor en la vida como para no concederle el placer de poner Barça TV justo después de un partido de su equipo del alma. Aunque haya puesto a caer de un burro a todos y cada uno de los jugadores. "Pero papá, esto es en catalán" "Da igual, yo lo entiendo". Yo miro a la señora que calceta, ella pone lo ojos en blanco y continúa jugando al solitario en el iPad. 

Esta es la escena habitual. Esta es la que representaba yo ayer.
El señor de gafas oscuras tumbado en un sofá meditando mientras dicen sandeces en Telecinco, viendo a "lo más bajo de España, esto es lo que somos!" por televisión y riéndose de la condición humana con cada intervención envenenada. O viendo todos y cada uno de los partidos de fútbol que haya (y son muchos, que tenemos el paquete Total del Plus) Pero si es año de Mundial, tranquilos que le vale el Iraq-Uzbequistán tanto como el Panamá-Ecuador. 
Y mi madre en el otro sofá. En su rincón. Jugando a las cartas por Internet, o al backgammon, o al adictivo Candy Crush...a esta señora le va el juego pero tuvo que decirle a mi hermano si era idiota cuando le preguntó asustado si estaba apostando dinero de verdad. A tanto no llega. Aunque lo que más hace en ese rincón es calcetar, claro.

Cuando aún vivía con ellos (es decir, hace mes y medio) escuchaba un "Santiiii!!" seguido de un gruñido típico del señor de gafas oscuras que suena como "GRNá" y de una carcajada. Esto quiere decir que el susodicho había alargado el brazo izquierdo hasta alcanzar la lana con la que mi madre fabrica maravillas para así no dejarle continuar. Un tocahuevos, vamos. 40 años casados y aún le sigue haciendo gracia. 

Otro de los síntomas de 40 años de convivencia se da cuando le recuerdas al otro algo. Claro que si resulta que es porque el señor de gafas oscuras pone el Canal Pesca y la señora que calceta le dice "Santi, este ya lo vimos, ¿no te acuerdas? es el de la lubina en los fiordos noruegos" pues una no puede hacer otra cosa que alucinar, mirarles atónita mientras ellos siguen con su vida en el microcosmos que han creado en ese salón, levantarse e irse a su cuarto pensando que tal vez el amor es eso: ver juntos capítulos repetidos del Canal Pesca.

 

EL DÍA QUE NACISTE (II)

Estábamos teniendo un verano tardío hasta que alguien decidió pinchar la bolsa del cielo y la tuya también. El 6 de octubre llovía y era la fecha que yo había puesto en la porra.

Como todos los nacidos en la era whatsapp (pregúntale a tu padre qué era eso) tu parto fue retransmitido al minuto y en primera persona por el mismo que te firma las notas. Informaba de cada paso. "Pastillas y luego Oxitocina" Busqué lo que era la oxitocina y creo que deberían darnos a todos un poco cada mañana. Como tenemos médicos y madres en la(s) familia(s), en sendos chats contestaban "Ah bueno, venga, ánimo!" "Vais a flipar!" "Vamooos!"

Bueno, antes de seguir hay algo que tengo que decirte. Supongo que a estas alturas, como todos esperamos que seas un chaval bastante listo (o que tu padre te tenga sobreestimulado) ya lo tendrás asimilado, pero Roque...eres coruñés. 
Esto no cambia ni un poco lo que te queremos. De verdad. Lo único por lo que no pasamos es que te hagas de Depor. Dicen que las primeras horas en los bebés marcan mucho así que yo por si acaso ya te susurré unos "Hala Celta!" al oído.

Pero para eso hubo que esperar. Tu abuela toda la mañana igual. "Que no, que esto va para laaargo" Ya no nos pillaban en otra después de lo de Martina. A ella la conoces no? Es tu prima, esa que presume de ser mayor y te mangonea un poco...pero no te dejes eh?
Si con ella aprendimos que 6 centímetros eran pocos, contigo supe que el cuello del útero se borra! Mi madriña!...esto de tener la maternidad tan cerca hace que una la vea cada vez más lejos.

Cuando llegamos tu padre estaba en el sofá cabizbajo. Y si buscases las almas de todos los que estábamos ahí, las encontrarías a ras de suelo. Tu padre es mi hermano mayor. El responsable. El que siempre me cuidó. Al que llamo si tengo dudas. A la persona que más me parezco en el mundo. Discutimos igual, nos molestan las mismas cosas y nos emocionamos igual de rápido. Nos desquicia cuando las cosas no salen como esperamos y somos puro blandiblú. Espero que en eso salgas más a tu madre que ese día fue una auténtica campeona y aguantó que durante 9 meses la llamase "el packaging de Roque". Sólo por esto y por aguantar a tu padre, tiene el cielo ganado.
Pero resulta que mi hermano no estaba en el quirófano, donde él quería. Estaba pasando un mal trago. Y es que dicen que no sabes lo que es el dolor hasta que no eres padre. También dicen que de tal palo tal astilla y así viniste al mundo igual que él. Mi teoría es que fuiste de listillo y quisiste cortar tú el cordón pero te liaste un poco. Bastante de hecho. Y nos diste una historia que contar. La de cómo sonó el teléfono en la habitación y durante unos segundos tus cuatro abuelos, Santi y yo contuvimos la respiración mientras mi hermano contestaba con un hilo de voz. Las palmadas de tu tío en la espalda de tu padre aún enfundado en pijama verde fueron la primera pista. La cara de mi hermano mayor respirando hondo con la voz aún entrecortada y los ojos que lloraban de alivio, la confirmación. Todo estaba bien. Manu es padre. O neno está aquí.

No sé cuántas lágrimas de tensión, de alivio y de alegría hubo en esa habitación. Ni sé cuántos abrazos. Tantos...Somos unos blandos de narices! Aunque luego en seguida nos fuimos a beber unas cervezas a tu salud, faltaría más! Has caído en una familia donde somos de celebrar todo, de decirnos que nos queremos y de piel. 

Y así te vi esa noche. Piel con piel con tu madre.
No había un lugar en el mundo mejor para estar.

Al día siguiente pude cogerte en colo y comprobar lo pequeño que eras. Y no me cansé de mirarte y de palpar esa piel de melocotón que sólo tenéis los recién llegados.
Pero con mucho pesar llegó el momento de poner rumbo a Vigo donde esperaba la rutina. Aunque, en realidad, en aquel 2014 todo era bastante caos.

Al acabar de un día largo, de noticias y emociones me senté a pensar en todas las cosas que aún tenía por hacer. (Algo bastante típico de los mayores, a ti también te tocará) Y entre tanto pensar al final concluí que la vida es esto, supongo. Ya sé que para ti ahora mismo sólo es comer, dormir, llorar y evacuar, pero cuando crezcas habrá días en los que quieras matar. Otros querrás gritar y mandarlo todo al carallo. Momentos en que reirás con unas cañas entre amigos y otros sufrirás porque ha perdido el Celta (sí, sí, el Celta). A ratos querrás volver a llorar desconsoladamente como haces ahora. Y otros en cambio se te saltarán las lágrimas por un chiste malo. Te agobiarás por la falta de trabajo o por tener demasiado. Por no saber a dónde vas ni de dónde vienes o porque no tienes un minuto para pensar pero deberás acordarte de comprar papel higiénico y algo de fruta para engañar. Querrás saltar a veces y esconderte otras. Porque la vida es todas esas cosas. Caer, escalar, resbalar y seguir. Y querer controlar el tiempo. A veces por bien y a veces por mal. Pero no podrás.

Y sólo en contadas ocasiones (si no sería todo demasiado intenso), la vida es darse cuenta de lo que es la vida. Reflexionar sobre todas estas cosas para acabar reparando en ese ser diminuto que eres tú, que acabas aterrizar en este circo y menuda aventura te espera.
Y entonces la vida es querer (mucho), es poder (claro!) y es, sobre todo, reír.
Y esto último, Roque, es lo que más hay que hacer. 

Así que en resumidas cuentas, querido sobrino, la vida es la leche.
No me creo la "suerte que he tenido de llegarte a conocer...porque Uhh neno, vas a ser una Roque & Roll Star"
Y yo estaré ahí para verlo.

Gracias por ser. 

PD Aunque te dije antes que lo único por lo que no paso es que te hagas del Depor...me temo que aunque así sea, te querré igual.

 

EL DÍA QUE NACISTE

El día que naciste era febrero y llovía. Llovía en general. Todo el rato.

Tu abuela me despertó con un "Martina is coming"
Qué emoción! Te íbamos a ver la cara por fin!
Claro que no sería hasta 15 horas después...

Escribí a tu padre y le dije que tratase de recordarlo todo porque iba a tener que contarte cómo fue ese día en el futuro. No sé qué versión te dará él pero esta es la mía.

Ser el primer bebé de la familia García que llega al mundo cuando existe un peligroso chat de grupo tiene como consecuencia que tu parto fuese retransmitido al minuto. Tu tío Manuel y yo nos dividíamos para mandar la información porque la gente preguntaba todo el rato por ti. Generaste mucha expectación pero como te lo tomaste con mucha calma (creo que en eso saliste a tu padre), de los "Vengaaa!!" "Ánimo!!" pasamos a los "Pero aún nada?" "Que salga ya, que el público se va!!".

Supimos que 6 centímetros eran pocos y a los 8 nos dolió un poco a todos. A estas alturas ya habrás caído en la cuenta de que tus tías abuelas están bastante mal de la cabeza y es probable que te tengan un poco frita con los "Y yo quién soy?" "Y yo cómo me llamo? Que no te acuerdas??" pero si sales la mitad de lista de lo que vaticina tu padre, seguro que las tienes a todas en el bote. Ese chat echó humo todo el día y las que son madres recordaron sus propios partos mientras la tuya esperaba que salieses.

El día que naciste tu padre pasó del  "Qué nervios!!"  al "Dicen que aún puede tardar 5 horas...PERO ESTO QUÉ ES???"
Tu abuela no paraba quieta. No sólo se le veía nerviosa sino que me lo decía con esa voz aguda que pone a veces "
"Ay qué nervios tengo Carmen, qué nerviooooos"

Te parecerá un poco exagerado todo pero qué quieres que te diga, éramos primerizos.

El más tranquilo tu abuelo. Emocionado pero tranquilo. En su línea.
Llama a mi puerta y la conversación fue tal que así:

- Tú eres una inconsciente...
- Por?
- De verdad que eres una inconsciente...
- Pero qué pasa?
- Tú no te das cuenta que de aquí a unas horas, vas a pasar a ser un cero a la izquierda? Una auténtica merda!!
- Jobá Papáaa....
- Qué quieres??...es la realidad!! Martina te quita el puesto y tú pasas a la nada!

Cuando, más tarde, tu abuela me reconoció que no tenía comida para mí para el día siguiente se limitó a recalcar "Ves?? Aún no nació y ya empieza. Piraña, estás acabada!"Así se las gasta tu abuelo. Pero lo cierto es que hace tiempo que tenía asumido el traspaso de poderes. El título de niña de la casa sería tuyo y te lo cedo encantada. 27 años son más que suficientes.

Naciste en el Xeral, donde tu abuela trabajó tantos años y donde el guarda de seguridad aún se acordaba de ella. "Una palangana para la baba te traigo!? Muchas Felicidades!"
Efectivamente era una abuela babosa y bastante lercha porque se metía en las zonas del hospital donde no podía estar pero bueno, ya la conocerás.
Tocó seguir esperando. Y es que el día fue largo aunque luego se nos olvidó a todos pero si te apetece puedes ir a darle un beso a tu madre porque fue una campeona.

Me quedé sola un rato y vi a embarazadas y padres salir de la zona protegida con cara de cansancio. Pensé en el tuyo mientras observaba a mi madre que no paraba. Pensé que al fin y al cabo eras otro niño más que llegaba al mundo y que a lo mejor no era para tanto. Hasta que te vi, claro.

Cuando la señora que calceta salió de esa zona donde no podía estar y dijo "Ya nació", todo cambió. Y el chat se colapsó.

A mi hermano le di un abrazo. Menuda cara de padre que se le había puesto de repente.
Santi tiene una hija! La leche!
"Flipas" me decía, "No, en serio, Pira, flipas cuando la ves por primera vez"
Toda la responsabilidad. Así, de golpe y con cara seria. Era Santi pero era padre.
Después de un rato dijo "Y hay que llevársela a casa!!"  Se rió y volvió a ser mi hermano.

Cuando por fin pude verte, me tapé la boca con sorpresa. Qué pequeña!! (y en realidad es mentira porque saliste grande y bien feitiña) pero para mí eras diminuta. Tenías la piel como de melocotón, unos buenos papos, un buen buzón y llorabas con ganas. Empezaron los debates sobre de qué familia eras. "Yo creo que se parece a mí" "Bueno, acaba de nacer, se parece a un gremlin"

Me tocó llamar al señor de gafas oscuras.
- Felicidades abuelo!
- Enhorabuena tía!

Increíble. Nos felicitábamos por ti! No tenías que hacer nada para que te quisiéramos. Sólo ser.

Todos tus tíos se fueron a dormir ese día más contentos porque como bien dijo Paula, "A esta niña la parimos un poco entre todos" Fue un 26 de febrero que ya nunca se me va a olvidar. Un buen día.

Salí del hospital y seguía lloviendo. Me habría gustado decirte algo tipo "Y dejo de llover un rato por ti" pero sería mentir y eso está feo. El mundo no se paralizó cuando llegaste y la vida siguió igual como dice la canción. Pero cambiaste las nuestras y te sumaste a ese grupo de personas por las que vivir y luchar...

Así que siguió lloviendo y seguimos en crisis...pero ya estabas aquí. 

El día que naciste yo vivía en Vigo y la verdad es que no tenía nada claro. Espero que para cuando leas esto, las cosas hayan cambiado y de tu inexperta tía de 27 haya evolucionado a tu madrina guay, esa que a sus trentaimuchos está estupendísima, te hace unos regalazos tremendos porque su sueldo se lo permite y te lo pasas pipa con ella. Bueno, esto último te lo puedo garantizar desde ahora.

Bienvenida a la familia Martina! Somos muchos, hablamos alto y atropelladamente pero nos lo pasamos bastante bien...sobre todo si heredaste lo que tu abuelo llama "gen Pirulí" aunque espero, por la salud de tu padre, que no sea así. Veremos en 15 años...

Como ves de gremlin nada, eras una cosa muy rica.

CUANDO SEAS MADRE O PADRE

Al próximo Ministro de Economía debería exigírsele haber sido madre. No es discriminación positiva sino que en lo que a aprovechamiento de recursos se refiere, creo que nadie controla más que ellas. Transformar un cocido en un budín, un arroz, sopa, bechamel y ropa vieja, por ejemplo o que para cenar siempre haya opción de Cola Cao, tortilla francesa, huevo a los 5 minutos o el omnipresente "restos", eso no te lo enseñan en la Universidad.

Cuando te conviertes en madre se te confieren una serie de superpoderes. Como el de encontrar las cosas. Enhorabuena! pero he de confesarles que los triunfos en este aspecto son poco reconocidos... A cambio de esto devendrá usted en un ser un tanto repetitivo. No se lo tomen a mal...hasta ustedes mismas se delatan con el "Pero cuántas veces tengo que decir las cosas?" La repetición como base de la educación es su modus operandi y así todos tenemos en la mente la frase "Eso siempre lo dice mi madre"
Os queremos pero os repetís. Mucho.
Pero cuando seas madre también tendrás la facultad de tener la razón. Si con 15 años una madre dice que no le gusta nada tu amigo que "Ese niño no va a acabar bien", con 25 le cuentas que sales con él y te repite que "Ese niño no va a acabar bien" y cuando a los 30, efectivamente, es un pobre diablo, te recalcará, varias veces, que "Siempre dije que no iba a acabar bien"

Cuando seas madre te ocuparás de comprar la ropa interior y los calcetines e intentarás colarlos como regalo de Reyes. Sabrás trucos como que la miga de pan sirve para borrar cuando no tienes goma o que una cebolla con clavos hace que los niños no tosan por la noche.

Cuando seas madre la paciencia se te estira en una proporción directamente proporcional a la capacidad para no escuchar nada de lo que ocurre alrededor. Distinguirás un "Mamá" de otro. El de ven-ya-que-me-tienes-que-limpiar, el de me-están-pegando-otra-vez, o el de creo-que-muero. Sólo en el último reaccionarás con un "Estaos quieeeetos" pero ese nivel de "Master madre" son años de experiencia.

Cuando seas madre los mensajes no se mandan, se "ponen", te querrás hacer la guay diciendo "furgalla" en vez de furgoneta, te engancharás a todos los juegos absurdos de Facebook y no pararás de enviar solicitudes, dirás "Llevas el DNI?" cada vez que tus hijos viajen y soltarás un "No te voy a vivir toda la vida" cuando tengas ocasión (Bueno, esto es cuando seas MI madre)

Cuando seas padre comerás dos huevos, claro. Los mismos que se te pondrán de corbata cuando a las 5 de la mañana la niña aún no esté en casa. Si fumas, encenderás un cigarro y pensarás que tú también fuiste joven y que seguramente se lo esté pasando bien por ahí con sus amigas. O se lo esté pasando bien en un portal con un amigo...o en alguna cuneta... y ten cuidado no te quemes que se te cae la ceniza encima del pijama. Y no, el 091 no será una opción.

Cuando seas padre pondrás el cerrojo. Es así. De repente un día empiezas a ponerlo. Por seguridad, primero, para fastidiar a tus hijos cuando llegan a las tantas, después.
Cuando seas padre abrirás la puerta algún día y dirás "Qué coño de horas son estas?". (Bueno, esto es cuando seas MI padre)

Cuando seas padre o madre querrás saber qué narices le pasa a tu hijo cuando entra por casa y no lo hace con una sonrisa. Pues habrá tenido un mal día o estará cansado...no es más que eso. No hay por qué preocuparse. Pero lo harás. Y no hay por qué preguntarle. Pero lo harás.

Cuando seas padre o madre reñirás. Si no quieres hacerlo, siempre tendrás la opción de pasarle la bola a tu pareja pero, si algo he aprendido, es que los padres que marcan, son los padres que riñen. Al final, después de mucho tiempo te acabarán entendiendo. A lo mejor no lo hacen hasta que tus propios hijos tengan a sus propios hijos pero entonces, incluso aunque ellos decidan hacerlo de otra forma...te entenderán.

Cuando seas padre o madre decidirás cuál va a ser tu estrategia para imponerte: Gritar, asustar, dialogar o una mezcla de todas. Porque cuando seas padre o madre, vas a serlo los días que te apetezca...y los que no te apetezca también. Te vas a dar cuenta de que esos seres que engendraste tienen un poder sobre ti que esperas nunca descubran porque resulta que te convierten en la persona más vulnerable sobre la faz de la tierra. Pero no lo tienen que saber hasta dentro de mucho.

Reñirás y a continuación te darás la vuelta para reírte por semejante ocurrencia. Como cuando en el colegio ibas a hablar con algún profesor de tu infancia y de pronto te pide perdón para echar la tremenda bronca a la clase dejando a los niños como velas. Luego te volvía a mirar con cara de "Pobres diablos" Y tú pensabas "Era así?? Con el miedo que dabas!!"

Y es que cuando seas padre o madre vas a ser muy imponente. Hasta que un día no lo serás tanto. Pero aunque dejes de imponer, si lo haces medianamente bien, nunca dejarás de importar.

Así que aprovecha y utiliza esos superpoderes que te dan el día que te conviertes en padre o madre. Aprovecha mientras que son pequeños e inocentes. Mientras son adolescentes e insoportables. Mientras son jóvenes e imprudentes. Mientras que aún no se han convertido en adultos sin que casi te hayas dado cuenta. Mientras que aún no ha llegado el día en que ellos te digan "Mamá, papá...voy a ser padre"

Pero lo cierto es que ni si quiera ese día dejarán de ser tus hijos.

Se lo dedico a Santi que aunque haya tenido 9 meses para hacerme a la idea, aún no me puedo creer que vaya a ingresar en este club.

P.D. Martina, filliña, sal ya y deja de hacerte la (re)molona.
        Fdo: tu tía que está deseando conocerte.
 

PARA QUÉ SIRVE UN HERMANO

Hace un tiempo se extendió como la pólvora en mi muro de Facebook un artículo que se llamaba "Para qué sirve una hermana" y en él se relataba lo que su propio nombre indica. Era bonito y reconozco que sentí cierta envidia imaginándome a todas las hermanas que se lo estaban posteando porque yo no sé lo que es tener una. Lo más parecido que tengo son mis primas, y menudas primas! pero lo que yo tengo son hermanOs. Así que, con permiso de la autora del artículo original, yo aquí voy a contar para qué sirven estos tipos.

Un hermano sirve para hacerte rabiar. Principalmente esa es su labor en este mundo. Por qué? Porque pueden. Porque se aburren y porque les hace extrema gracia ver cómo te atascas cuando intentas contestarles.

Un hermano sirve para decirte que esa falda es muy corta, para decirlo delante de tu padre si es posible. Sirve para cogerte por banda y decirte que ese chico no le gusta nada o qué narices hacías el otro día en tal sitio que te vio su amigo Nosequién. Son los primeros a los que mandas a la mierda y los primeros que te dirán "Tienes la regla o qué?"

Sirve para contarte su último ligue y para no reconocerlo al babear con su primer gran amor. Para verle destrozado cuando le rompen el corazón y que, por extensión, tú lo tengas también marchito. Sirve para decirte que te andes con mucho ojo que él a tu edad hacía unas guarradas tremendas y contestarte "Yo me lié con tías muy inteligentes" cuando tú le rebates con un "Pero si a los tíos como tú se os ve venir!"

Sirve para animarte. Para tumbarse contigo en la cama y decirte que todo va a ir bien, que eso ya le pasó a él y que te vas a reír. Para decirte que eres la mejor cuando lo necesitas. Y para decirte que eres imbécil cuando te lo mereces.

Sirven para aliarte con ellos en un frente común: vacilar a vuestros padres. Para librarte de alguna bronca. Pero también para que se ganen alguna cuando el chivarse es la única alternativa que te queda porque eres pequeña. Son la excusa perfecta al principio "pero si estuve toda la noche con los niños!" pero dejan de resultar efectivos "Me da igual, los niños son los peores, te vuelves antes a casa!"

Sirven para decirte que no pintas nada y hundirte o para darte la alternativa al mundo de los mayores con un "Quieres una copa?" y que te creas guay. Luego se arrepentirán de esto porque si para algo sirven los hermanos mayores es para invitarte a copas. A cuántas? A todas.

Sirven para dejarte dinero y para dejar la despensa sin existencias el domingo. Para discutir. Para amenazar de muerte a todo amigo que acerque a ti. Para decirte que eres una mimada. Para mandarte callar. Para decirte "Carmen…shhh relax!" y consigan de todo menos relajarte. Sirven para echarlos de menos infinito y para querer que se vayan a los dos minutos.

Un hermano sirve para desahogarte. No hay límites, di lo que quieras, sabes que ese enfado no va a durar. Sirve para odiarlo irracionalmente en la infancia, para que te torture cuando eres pequeña y siga dándote unas leches hoy día que sorprenden a propios y extraños y que son la causa de que no midas la fuerza cuando pegas queriendo ser cariñosa. Sirve para que te proyecte los eructos y diga que es su forma de prepararte para lo dura que es la vida. Supongo que también sirven para que no seas la más femenina del mundo.

También sirve para dejarte dormir con él cuando tenías pesadillas de pequeña, para, al verte tumbada en el pasillo, decirte "No-te-mue-ras, no-te-mue-ras", para cuidarte cuando se iban nuestros padres y acabar peleándose en unos niveles de macarrismo que te hacían llorar y creer que de ahí uno no salía vivo. Para quitarte el mando a distancia y utilizarte a ti como tal cuando no hay. Sirven para que seas su hermana favorita (y única), para que te vacilen mucho, pero mucho delante de toda la familia y luego sus amigos te digan que siempre hablan bien de ti.

Un hermano sirve para darte consejos. De trabajo, de vida y de ese género que es el suyo y que a veces te cuesta entender. Porque no es tu amiga y aunque intenta ser tu amigo no puede evitar hablarte como hermano tuyo que es. Y los "A quién hay que matar?" alternan con "Bueno, ahí no tienes razón" y con muchos "pasa de papá que no tiene ni idea"

Un hermano sirve para decirte de repente "Estás muy guapa!" y que te lo creas.

Sirve para que un día ellos te pidan consejo a ti. Para que escojan bien a las cuñadas y seas tú el mayor filtro. Para que un día te hablen de tú a tú y al siguiente como si aún tuvieses 12 años. Para sacarte de quicio. Para hacerte inmune a las burradas porque las que ellos dicen son siempre peores. Para conseguir hacerte reír cuando estás de morros a base de vaciles y de "pero mira, mira…si te estás riendo ya!! no disimules!" Para dejarte en paz cuando deben y sorprenderte con llamadas simplemente para preguntarte qué tal estás y si te hace falta algo.

Un hermano sirve para tomarte una copa con ellos y acabar llorando (porque si la exaltación alcohólica de la amistad es terrible, no les quiero contar la fraternal) O para acabar discutiendo. O para empezar discutiendo y acabar llorando. Sirve para hablar de cosas importantes y también para picarse mucho jugando a triviados. Un hermano sirve para sentirte querida. Para tener la seguridad de que hagas lo que hagas siempre van a estar ahí para protegerte, para gritarte si hace falta y para darte un abrazo de oso al final.

Un hermano sirve para escribirles para qué sirven, hacerles la pelota y así saldar mi cuenta de copas y conseguir mejores regalos.

Aunque lo cierto es que el mejor regalo son ellos (casi siempre)

Os pongo de pequeños porque erais mucho más monos.

Os pongo de pequeños porque erais mucho más monos.

ESO ES TRAMPA

Además de por los estados de Facebook y las fotos de Instagram me entero del frío que hace cada noche al irme a dormir porque necesito suadera y calcetines y cada mañana al desayunar porque me lo dice un tipo sonriente con pseudobarba de 3 días (qué suerte para los que no llegan a guapitos que esté de moda el vello facial)

Luego ya lo voy sintiendo en mis entrañas cuando cojo la moto y evito el peligro de muerte que son las señales en el asfalto con esta pintura blanca/pista de hielo.

Para entrar en calor al llegar al trabajo me lavo las manos pero he aquí el “quiz” de la cuestión…con agua caliente. Entonces no puedo evitar acordarme de mi hermano mediano, que siempre fue más espabilado que el resto, cuando siendo tan pequeños que aún cabíamos los dos en el baño, se reía de mi cara de sufrimiento al lavarme la ídem con agua fría. Textualmente me decía “A ver erez parva? ezto ze haze con agua caliente”. Y acto seguido pasaba a demostrarme el gusto que daba lavarse el rostro con agua climatizada. Para rostro el que él tenía, pensaba yo. Eso era trampa. La cara te la lavas con agua fría porque hay una ley no? Al ir a preguntárselo a mi madre, quien siempre tenía bastante prisa por las mañanas, me contestó con un “pero el agua caliente no despeja igual”. Todos podrán imaginar la carcajada de mi hermano cuando le repetí esa misma frase.

Es trampa.
Es trampa pero no.
Como tantas otras cosas.

Es trampa acaso que todos los taxistas cuando van en verde (que por desgracia ahora son muchísimos) conduzcan a dos por hora para ver si algún transeúnte se cansa de andar? O lo que es peor, que por sistema frenen en seco en cuanto ven que el semáforo se pone en ámbar y tú que vas detrás confiada en que pasará, casi te lo comas? Pues hombre…es trampa…pero no.

O el repintarse las uñas del mismo color cuando el esmalte ya se está desconchando? Sin quitarse el desconche previo? Pues es trampa, claro, porque aunque tapes malamente los huecos, no deja de ser un parche…pero no.

Y que te sirvan la comida muy, muy caliente? Por qué? Por que la comida que no se puede saborear? Pues ya lo decía mi abuelo cuando le servían la sopa ardiendo “Me ponéis trampas!!” Pero por mucho que mire con cara de indignación a quién no me avisó de la ebullición del plato…es otra trampa…pero no.

Y el boli bic verde? EH? con esto tengo yo una cruzada personal porque no pinta bien. Nunca. Entonces yo voy al señor bic y le digo que qué mierda de tinta verde es esta que me vende, que no me time…y él me contestará que haga vaho en la punta, o que lo agite, o que habré tenido mala suerte con ese porque los demás pintan fenomenal pero siempre podré utilizarlo como cerbatana. Pues no señor. El boli bic verde que te comprabas de pequeño pensando que era el color definitivo, se quedaba en el fondo del estuche sin usar porque nadie quiere un boli que escribe dejando una raya blanca por el medio y cuya tinta no coagula bien. El boli bic verde es trampa. Trampa total.

Como también es trampa total que le llamen contrato en formación cuando no es contrato ni es formación. O que le llamen Ley de Amnistía, porque la única que vale es la Internacional, que se dedica a cosas honrosas, no como esta Ley que es una vergüenza. Pero lo dice la Ley. Y con esta frase ya parece que callas a todo el mundo. Qué mal hicimos en este país en acogernos tan ciegamente a la palabra escrita…O qué mal hacemos al no tener unos verdaderos intérpretes de la misma que sean capaces de ajustarla a cada caso.

Pero como todos sabemos, quien hizo la Ley hizo la trampa…y por desgracia los que hacen las leyes son los más tramposos del país. Tramposos totales.

En fin…Siempre nos quedará lanzarles bolitas de papel con las cerbatanas de los inútiles bolis bic verdes el día que venga esa señora con los ojos tapados a la que llaman Justicia…aunque yo siempre fui más de esa otra que camina medio desnuda guiándonos a todos.

Publicado originalmente en Cerveza Salada

VOLVER CON LA FRENTE MARCHITA Y EL ALMA TAMBIEN...

Pero primero fui. En autobús. Y no un autobús cualquiera, en el auténtico Autobús de la Muerte. Y paré a las tres de la mañana en la mítica, decadente y sucia estación de servicio Los Perales. Con frío. Con lluvia. Después de haber rezado sentada en mi plaza que no fuese ese gigantón que caminaba de lado y con dificultad por el pasillo el que se sentara a mi lado, ni esta señora con pinta de querer dar conversación...en realidad recé por que nadie viniese y pudiese tumbarme a mis «anchas»...pero no fue así. Un chico normal se sentó y no me reclamó que el asiento de la ventana era en realidad el suyo (En mi defensa diré que la numeración era confusa)


Y llegé a una no menos decadente estación de autobuses viguesa a las 5 y media de una noche de Halloween en la que los whatsapps de mis amigas se fueron alejando en el tiempo y en la comprensión. Tentada de quedarme en el Mondo, me fui derechita para casa. Extrañada por no encontrar nada que rascar en la nevera (luego me enteraría que el motivo fue que la señora que calceta no me esperaba esa madrugada sino la siguiente) me conformé con un poco de pan y a la cama. A esa cama-de-casa-de-padres donde tan bien se duerme con sábanas planchadas y muelles que no se clavan.
Y dormí mucho.

Dormir es un placer. Dormir sabiendo que al despertarte no vas a tener que limpiar la casa, poner lavadoras o pensar qué hacerte de comida (no llevando a cabo la mayoría de las veces ninguna de las dos primeras cosas y mal haciendo la tercera) es un placer al cuadrado.

Porque en casa se está más que bien. Esto lo he dicho muchas veces. Pero es que además resulta que era el cumpleaños de la señora que calceta y después de varias llamadas en código enmarcadas dentro de la operación «Compra el regalo» o, como le llamamos en casa, «Quién pone la pasta», nos llevó de cena de lujo en restaurante donde, para variar, hablamos más alto que el resto de mesas. Pues muchas felicidades para ella, creo sinceramente que descumple años como nadie.

Y si pasamos por delante del Karaoke hay algo dentro de Santi que le lleva a decir «I don't want to miss a thing» y Manu se da por aludido y baja las escaleras cual estrella en el backstage, sabiendo que va a tener al público entregado. El público en este caso era escaso pero de calidad a la altura de la actuacion tantas veces vista y que nunca decepciona. Cuando me tocó subir aquí a la tercera en discordia, me encontré con un jurado con taburetes giratorios y un Santi Bisbalizado haciendo los mismos aspavientos del propio hermano que tengo. Al parecer todos me querían en su equipo.
Una cuñada que se despide con un IMPOSIBLE de seguir «Don't stop me now» y yo creo que es lo más apropiado porque «I’m having a good time» Y tanto.

Tienes unas amigas que te esperan entre paraguas, porque en esta ciudad llueve. Pero lo hace con encanto (mentira). Lo hace de una forma que no nos impide hacer vida diaria...o nocturna. Recuerdo mis 16 y salir por la puerta hacia una tempestad mientras mi padre me tachaba de loca. Concretamente me soltaba su clásico «por menos hay gente encerrada»...pero era sábado. Era "el sábado". Ese día que en la adolescencia suponía ver cómo las ilusiones de toda una semana se quedaban en eso...o se rompían en pedazos...o, simplemente ¡pasaba!...y todo era como habías esperado...o tal vez no pero tú ibas perfecta para la ocasión. Aunque lo difícil sería lo contrario después de haber estado pensando el modelito desde el lunes y haberlo cambiado 5 veces esa misma noche antes de volver a la idea original. Ah! pero que ahora no haces lo mismo? A quién quieres engañar?

Pues al tiempo...y a la distancia. Si los engaño a lo mejor resulta que en lugar de 600 son 60 los kilómetros que me separan de Vigo, de mi casa y de mis amigos. De una vida de fin de semana.

Aunque si me apuras, tengo por delante una semana de cuatro días y un pedazo de esa vida se viene a la capital para un fin de semana de pijamas, turnos para duchas, overbooking en el salón y resacas comunitarias...las mejores de su clase. Así que aunque vuelvas con el alma marchita algo sí que vas a engañar a la morriña...

 

 

 

 

CON LA COMIDA NO SE JUEGA

El cariño de una madre se mide en comida.

Esto es un hecho que constato fin de semana tras fin de semana, cuando, ante mi asombro y gozo, tengo para comer algo adecuado a las circunstancias. Y cuáles son esas circunstancias?...pues las que rodean a cualquier día R, es decir, los días post-salida-nocturna.

Hace tiempo dejé caer, cuando me levanté y había alcachofas o algo así para comer (que me pueden encantar en cualquier situación pero no en un día R) que es necesario que tales días haya en casa "comida masa". La señora que calceta, que es así bastante espabilada, entendió a la perfección el concepto y ahora me levanto con un "Carmen, hay comida masa" Entonces yo no puedo otra cosa que querer aún más a mi señora madre.

La comida masa se caracteriza por ser, como su nombre indica, una masa absorbente que hace más llevadera la R. Ejemplos de comida masa? pasta y pan en todas su variantes a poder ser aderezados con queso, también en cualquiera de sus versiones. O cosas con nata. O Huevos Fritos con arroz...que no son "masa" pero están tan ricos que cualquier ocasión es buena.

Pero es que la comida en casa es un tema peliagudo. Desde aquellas épocas en que había peleas justo después de comer (a las 15:10) por quién se iba a comer a las 16:00 el bisté que había sobrado o domingos de saqueo fraternal de despensa y nevera previa partida a sus respectivas ciudades universitarias, legando a dejarme sin Nocilla o cosas por el estilo y argumentando con un simple y sólido "mañana te compra mamá". Y mamá compraba. Porque la máma disfruta viéndonos comer sus platos exquisitos y que presumamos de que hace (esto es así, no hay duda) la mejor empanada del mundo. (undo, undo, undo)

A veces le echo broncas porque ya no cocina como antaño. Porque la vida con tres en casa no es lo mismo que cuando teníamos a los otros dos proyectos fallidos de niña que vinieron antes que yo...pero para eso están días como hoy.
Días en el que aparece el mayor, sin previo aviso, para comerse los bistés al horno tan blandos que se parten con el tenedor y me deja sólo la salsa para hacer sopas. Días en que por la tarde viene el otro a por huevos encapotados (para quien no esté familiarizado con el término son huevos fritos, envueltos en bechamel, sí, de esa que rebañas la sartén, empanados y fritos de nuevo sin que la yema del huevo se parta...vamos que además de romper las leyes de la física, los huevos encapotados son "ojjjj") pero no contento con llevarse para él y para la santa que le aguanta, se lleva de más para hacer puntos con el suegro. Toma ya.

Y hasta ahí vale...pero hay cosas por las que no paso. El tomate natural es mío y de nadie más. Es una debilidad que tengo y todos los miembros de esta casa lo saben. No sé ni cómo se atrevió a intentar colarme un "mañana mamá te hace más". Defendí ese tupper con mi vida y gané.

Las sopas están aseguradas y la operación "me voy a dar a la comida hasta después de Semana Santa cuando emigre y no coma nada rico en 3 meses" también.

Con la comida no se juega.

12 A.

A veces se superan las expectativas. La fiesta de la que llevábamos hablando durante meses, por la que mi madre hizo sus listas (jabón, carnes, tortillas, papel higiénico…) y yo las mías (gente, más gente, botellas, gominolas, carteles…) fue una de esas ocasiones.

Luego lo pienso y es lógico. Reunir a tanta gente tan guay en tan reducido espacio, tiene unas consecuencias desastrosamente buenas. Traer a un tipo con su guitarra, su voz de Sabina y sus "no me importa, coged el micrófono y cantad lo que queráis" y rodearlo de gente con muy poca vergüenza (yo la primera), pues también tiene consecuencias...desastrosas, a secas.

Yo no pude pedir más. Hice alguna ronda a eso de las 12 y vi muchas risas. Hice lo mismo a eso de las 2:30 y vi esas mismas risas, mezcladas y agitadas. Un perfecto cocktail. Eso fue. Gente de un lado y de otro me resaltaron sobre todo el buenrollo que se respiraba. Y qué cursi queda esto. Qué hippy (o qué 15 M? que ya no sé cómo se dice ahora)…pero eso es lo que fue, una fiesta de buen rollo. 

Yo me emocioné. Él se rió. El otro cantó. Ella bailó. Nosotros bebimos. Vosotros vinisteis. Ellos se sorprendieron. Quiénes? el señor de gafas oscuras y la señora que calceta. Por qué? pues por lo digna que había quedado la casa. Aún por encima todos recogiendo y dirigiéndose a la salida como si de un simulacro de incendio en el colegio se tratase…sin prisa y entre risas.

Aquí una muestra de una entrada de este blog en papel a modo de "fotocol" patrocinado por los que pagan el evento, es decir, los que pagan a mis padres y colaborando mi actual "jefe":

Y entre carteles absurdos, colas en el baño, concurso de chistes y botellas que se iban vaciando, transcurrió una teórica "primera copa" que se convirtió en varias. Y antes de darme cuenta, se había terminado. Primero se apagó la voz de Ricardo, que tocó más que nunca, y cantó como nadie, como ese CD que se creyeron muchos que sonaba. Luego se agotaron las reposiciones de alcohol (el número de botellas me lo reservo, porque es denigrante) y al final llegaron las 3. Hora de partida. Hora de empezar el éxodo. Aunque la fiesta del 12 A en la que aún no se tiene muy claro qué se celebraba exactamente (pero en la que hubo un cumpleaños, que no era el mío) parecía no querer terminar. 

Me lo pasé tan bien que me da la risa. Y lloro con las dedicatorias del libro de visita que tan finamente compró Manu. Y resoplo con las gestiones intra-fiesta que hizo Santi. Y gesticulo como nunca ( y ya es decir) intentando explicar lo guay que son mi familia y mis amigos y lo genial que es que se hayan mezclado y que al día siguiente se reconozcan por las calles…por la resaca…Esa que indica que parece que la gente lo pasó bien. Y eso es lo que yo quería. Lo único que quería. 

Fue un fiestón. Y punto. Y aunque me dijo la tía Toya que podía repetir y mi madre empezó con un "ni de coñá" parece que se empieza a planear ya la de los 30!! 

Pero la fiesta de las carreras, de los 25…la fiesta del 12 A, es irrepetible. Muchas gracias a todos.

APLAUSO Y MEDIO

Según Wikipedia (que es como ese amigo adelantadillo que a tu madre no le gusta un pelo y te dice que no te fíes pero tú bien sea por llevar la contraria o porque te fascina, haces caso omiso a la advertencia) el aplauso es "principalmente la expresión de aprobación mediante palmadas, para crear ruido".

Es un gesto simple pero poderoso. Algo por lo que matan los artistas. El reconocimiento a un trabajo bien hecho.

Investigando más en profundidad (un doble click) el fenómeno aplausístico, encuentro que el más largo de la historia lo recibió Luciano Pavarotti, ese hombre al que sólo por su versión de Nessun Dorma, hay que querer. Fue en 1988 en la Ópera de Berlín y estuvieron 1 hora y 7 minutos ovacionándole. Y es aquí donde surgen una serie de preguntas: Y si tenías reserva para cenar? Y si te entran ganas de ir al excusado? Se hacen turnos? "tranquilo, yo sigo" Qué se te pasa por la mente cuando llevas 37 minutos aplaudiendo? Había algún tipo de ritmo? Hubo algún momento en el que pareció decaer, pero sólo fue un espejismo? No se iba vaciando el recinto? No entraron los porteros del teatro a echar a esos tarados "por favor, señor, ¡deje de aplaudir!"? Tan bien lo hizo? y, sobre todo...Quién dio la ultima palmada?

Yo no recuerdo haber conseguido nunca un aplauso al margen de las obras de teatro del colegio, o los premios de pintura, o el discurso de final de curso. Quiero decir que nunca he recibido uno de los grandes. De los de película. Después del speech, después de una gran frase, seguida de una gran sentencia y de una gran moraleja, allí al fondo, una persona de entre el público se levanta y asintiendo, con gesto de "me has abierto los ojos" empieza a aplaudir espaciando cada palmada. Y todo el mundo se gira. Pero de pronto otro se levanta también y hace lo propio. Y otros dos más con algún "sí señor" acompañando el aplauso. Y la cámara enfoca al autor del discurso que parece haberse ido creciendo y con un gesto de orgullo pero que denota humildad (sí, este gesto es posible en Hollywood) se sienta, mientras un público entregado lo ovaciona.

De estos, no he tenido ninguno.

Sin embargo soy muy dada al aplauso irónico. Un arma afilada si se emplea en el lugar y tiempo oportuno que se torna en tu contra y ridiculiza al ridiculizador si se abusa de ella.

He recibido muchos de estos. Por qué? Pues porque soy (y me ha costado mucho tiempo asumirlo) TORPE y descoordinada, manazas y sparring a tiempo completo de pomos, esquinas de mesa y marcos de puerta. Podría considerarme una gran actriz, si no fuera porque el papel que desempeño es el de "migo misma". Después de estas actuaciones consigo arrancar de mi público todo tipo de reacciones: risotada, empatía, absoluta indiferencia o cabreo (en esto la exclusiva la tienen el jefe y mi hermano). Este último también es muy dado al "Bien, Carmen" plas, plas, plas (genial onomatopeya, he de decir) después de alguna de mis preguntas/comentarios/coñas absurdas. Ese aplauso irónico es el que más duele y el que más ansío devolver.

Todo esto viene porque el otro día mi abuela me pidió que dijese unas palabras por estar todos reunidos. Yo, ante un encargo de tal categoría de la Jefa me lancé al vacío...y cuando no supe cómo terminar, pedí un apláuso para esa señora de 93 años de la que germinamos. Recibí críticas sobre lo fácil del recurso...pero qué quieren...un aplauso siempre es un buen final.

Ovación y palmas

P.D. Nunca he sabido silbar como se hace en medio de un aplauso multitudinario, pero sí que se me escapa algún comentario del estilo: "eres grande" "te queremos" o "me inspiras".

Lo siento profundamente.