DICIEMBRE. DESPEDIDA Y CIERRE.

Aún no se acabó pero el final está tan cerca que casi ya se puede oler.

Diciembre es un mes de altos y bajos. De familia, reencuentros, cañas, amigos, fiestas, excesos, viajes…de bajones, de recapitulaciones, de balances, de reflexión, de alivio, de borrón y cuenta nueva.

El 31 marca el final. Las doce uvas el principio. Y esos nervios. Y esas miradas. Las de siempre, con más arrugas, los nuevos con una mezcla de excitación y no entender. Pero lo cierto es que nadie entiende mucho qué pasa.

Lo que pasa es que se va otro año. Nada más. Lo dejamos atrás, como el periódico del día anterior. Lo que pasó, pasó…y lo que traspasa la barrera de las campanadas, seguirá. O eso queremos creer. Llegamos al final del año con una mochila cargada de trabajo (los menos), de cambios, de experiencias vividas, de evolución y adaptación. Somos otra persona distinta al año anterior pero aquí estamos otra vez en el salón de García Barbón los de siempre con el mismo ritual.
Esas únicas 12 uvas que me tomo en el año y que me dejan un poco emocionada después de tanto abrazo. "Y que los que vienen, nazcan bien!" "Y enhorabuena a la novia!" "Por tu nuevo trabajo!" siempre hay algo por lo que celebrar…siempre hay algo por lo que empezar, por lo que ilusionarse y por lo que vivir. Aunque sólo sea por uno mismo. Cuando no tienes la responsabilidad de cuidar a otros, la tienes contigo mismo. A veces nos descuidamos un poco pero al final es lo único que hay que intentar cada día, tratar de ser felices.

Esa era la respuesta definitiva a la pregunta que colgaba en nuestro salón de Donoso Cortés. "¿Qué vas a hacer hoy?". Ahora ya está de nuevo pegada en el salón(cito) de Blanca, compañera de pupitre, de fechorías, de conversaciones infinitas en la salita verde, de manos a manos, de viajes, de quejas, de no hablar al llegar a casa o de hacerlo sin parar con una botella de vino, de risas, muchas risas, en definitiva "compañera de vida" (aunque ella me prohibiese definirla así que parece que daba lugar a malentendidos)
Blanca es mi amiga. Y punto. Y es de las cosas que más voy a echar de menos de Madrid. Vivirlo con usted. Estábamos muy bien pero siempre le digo, cuando nos da por preguntarnos cómo seremos en el futuro "Pues como ahora pero mejores", así que no dudo que estará usted muy bien aunque no haya pan en casa y no tengas que despertarme cada día. Yo te seguiré enviando mis ánimos con voz de dormida para afrontar un nuevo lunes, seguiré pensando en ti cuando haga café si me despierto de repente a las 3 de la mañana creyendo que son las 8 "pero si tú nunca haces el café idiota!" y con cada caña que me tome de más, supongo que también me acordaré de vos.

Porque somos mejores que hace un año, seremos mejores en 12 meses.

Y aunque no quería sonar tan trascendental, me temo que el espíritu del señor de gafas oscuras me ha cogido desprevenida y sueno igual que él cuando cada Noche Buena camino a Ramallosa, interrumpía los villancicos que con tanto afán cantaba al volante la señora que calceta y pasaba una mano por detrás del sillón. Entonces yo tenía que cogérsela y su discurso siempre empezaba igual "Hijos míos…cuando yo ya no esté"…Se pueden imaginar las caras de los tres que íbamos detrás sin entender muy bien por qué este señor que a veces gruñe se empeña cada año en que se nos empañen los ojos. Menos mal que alguno de mis hermanos un año se armó de valor, cogió la delantera y empezó él mismo el discurso "Hijos míos cuando yo ya no esté…" Entonces carcajada general. Menos mal!
El discurso de "hijos-míos-cuando-yo-ya-no-esté" es aplicable en cualquier tipo de ceremonia de exaltación de la vida y del amor como una boda, por ejemplo…entonces ves una mano que te llama desde las mesas del fondo y piensas "adiós, con lo bien que estaba yo bailando Raphaella Carrá" Porque aunque nuestro pobre padre se emocione un poco y simplemente quiera recordarnos que tenemos que querernos siempre y cuidar a nuestra madre, esa misma madre tiene una teoría de la vida mucho más guay, práctica y sobre todo, inteligente y es que "Hay que reírse mucho"

Y eso es lo que quiero hacer este nuevo año: reírme todo lo que pueda y más.
Lo mismo le deseo a todo el que lea esto. Bueno, y al que no lo lea también!


Feliz 2014.

NOVIEMBRE

Noviembre es el frío. Y la calefacción. Esos momentos de calorcito que te hacen acercar las manos a "la cale" como le llaman en alguna casa y es origen de verdaderas batallas entre padres e hijos. Grado arriba, grado abajo…pero cuando el grajo vuela bajo...

Llega de repente y las noticias sobre las primeras nieves copan los telediarios. "Sí, a mí me ha pillado por sorpresa y he tenido que parar a comprar unas cadenas" 

Cadenas para poder seguir el camino. Vaya contradicción. O a lo mejor es lo que nos pasa a todos. Te encadenas a un trabajo, a una hipoteca, a unos hijos, a otra persona. Las cadenas llegan a agobiar y a apretar pero gracias a ellas sigues adelante. Con más peso que antes y entonces te deslizas mejor. Pero siempre te preguntarás qué sería de tu vida sin ellas. Con unas raquetas en los pies. Sólo tú y la nieve. 

La blanca Navidad está por llegar y un anuncio de loterías que da más miedo que ilusión nos recuerda que todo depende de unas bolas en un bombo. Todo? no, todo no. Pero quién no ha pensado lo que haría si le tocase? En mi familia cada año cambiamos el destino del viaje que haríamos. Todos juntos "Pero sin niños eh?" "Mucho mejor un crucero que la Toscana" "Pero imagínate esos desayunos en una casita al sol!" El debate está servido. Y nosotros somos más de lo comido.

Noviembre es ese mes en que asomas la cabeza por la ventana antes de ir a dormir y te hielas la nariz. Con los pies fríos y sudadera, sueñas con que el edredón crujiente te calienta las noches. Y una barrera de cojines y almohadas impide que involuntariamente durante la noche te muevas hacia Siberia, que es toda esa parte de colchón no colonizada.

Noviembre es dulce según la película…pero no lo fue tanto en realidad. El trabajo, las decisiones y las eteeeernas dudas. Pero entre alguna salida despistada, unas cuantas botellas de vino, muchas conversaciones, dibujos, libros, libretas que se llenan con quehaceres, visitas al hogar, trabajar, decidir, comer rápido, comer increíble de la mano del mejor chef, visitas que te desconectan de la capital y algún que otro "y si" traicionero, se va otra vez. Otro mes.

Noviembre es tratar de jugar a la Rayuela con Cortázar…aunque para mí siempre fue la mariquitilla. Son conversaciones que se aguan como el hielo hace con la copa. Pero en realidad hace frío. A lo mejor sólo es eso.

Noviembre es…es desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal esquivo, alentado mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso…ceer que la solución en una duda cabe…esto es Lorca, quien lo leyó, lo sabe.

Es acabar por decidir y repetir mil veces los por qués a quien quiera escucharlos para autoconvencerte a ti también. 

Decir las cosas en alto ayuda a relativizar.

Y "relativizar y trabajar" es una frase que lleva bastante tiempo escrita en mi pizarra. Esa que observo a lo lejos reflejada mientras me veo al espejo. Espejo en el que estoy yo en una foto de pequeña. Y salgo por la puerta viendo otra foto de mi abuela Pita con sombrero, cigarro, gafas de sol y actitud. Sobre todo eso.

Entonces son cuatro cosas. Verme a mí. Verme a mí entonces. Recordarla a ella. Recordarme a mí lo que hay que hacer: "Relativizar y trabajar"

Y mientras espero, no fumando, al tiempo que yo quiero, se me va entre las manos el que realmente ahora tengo. Este mismo. El tuyo y el mío. A este es al que hay que dedicar las horas y el esfuerzo. No al que vendrá que por mucho que pongas interés, preguntas y dudas, nunca sabrás lo que será. Porque lo que será…será. 

La única pista sobre tu futuro te la va a dar lo que estés haciendo ahora mismo. Y muchos pocos hacen mucho que dice siempre el Jefe. 

Pues poco a poco y tiempo al tiempo (al de ahora).

Diciembre será…será. Será verdad. Aunque de muchas mentiras esté hecha la Navidad, no puedo evitarlo, a mí me gusta. 

Y mientras tanto "No abran la ventana que se escapa el Wifi"