POR QUÉ HAY QUE HACER LIMPIEZAS

Ordenar el cuarto es el principio de todo. Desde siempre. Desde que tu madre no te dejaba salir a no ser que todos esos juguetes volviesen a su sitio o cuando te encontrabas un cartón de pizza debajo de la cama y hace ya varios días que el monstruo de la ropa va de la silla a la cama y de la cama a la silla en el colegio mayor. Es hora de ordenar.

Cuando vuelves a casa de papá y mamá después de un tiempo fuera y tienes que, de alguna forma, hacer convivir las cosas que allí habitan, supervivientes a anteriores purgas, con todas las que traes en la mochila (quien dice mochila, dice maletas y bolsas varias), tienes un problema. Y qué solemos hacer con los problemas? Evitarlos. Se esconde todo como se puede hasta nueva orden (de madre) o hasta que un día no encuentras la maldita carpeta que pone Cosas importantes de la vida. Llegados a este punto debes enfrentarte a una realidad: no llega con ordenar, hay que hacer limpieza

La situación es crítica. Entre cuatro paredes, tú, una bolsa de basura negra y tus cientos de cosas. Venga hombre, no exageres. Al fin y al cabo son eso, cosas, no será difícil deshacerte de ellas.

JA!

Hay dos tipos de personas, las de guardar y las de tirar. Yo soy definitivamente de las primeras. Cojo todo papelucho que me hace gracia, me parece bonito o me recuerda a algo, alguien o alguna situación. Así que si el 80% del cuerpo humano es agua, ese mismo porcentaje en mi cuarto es celulosa.

La potencia sin control no tiene sentido y el guardar sin saber dónde tampoco. La información por sí sola no es poder. La información ordenada y clasificada sí. De ahí que las madres sean tan poderosas, porque saben dónde están las cosas.

Para eso están las cajas. Las cajas son la base de todo. Mi amiga Cova es muy muy fan de ellas y le dedico un recuerdo cada vez que las veo bonitas.
Porque pueden guardar simples aparatos y cables electrónicos pero ahí está también la Game Boy con el Tetris aún esperando a que vuelvas a engancharte y batas tu récord de 222 líneas (era un número tan redondo, tan capicúa y tan par que tuve que retirarme después de conseguirlo). En la siguiente encuentras las fotos del colegio y ese lazo con 3 años, ese aparato con 9 y esos terribles 14. Los apuntes de clase que consiguieron que a día de hoy te acuerdes que "Un pronome átono nunca pode encabezar unha oración" y de Los Reyes Católicos pero no tanto de los afluentes de Douro ni de todas las capitales de África...

Haciendo limpieza te llevas sorpresas agradables. Como encontrarte tu año entero de Erasmus en forma de libreta-collage. Con todos los sitios en los que estuviste, los trabajos de clase y hasta el número que llevabas en la primera regata en Cambridge. Pues parece que no estuvo nada mal el año aquel en la isla esa. Nueva York por aquí también y va a resultar que esas tardes de corta y pega son de agradecer. Así que te prometes hacer lo mismo con esa caja, "la" caja. Esa en la que guardas todo aquello que te observó desde las paredes tus cuartos desde que hace 9 años te fuiste de esta habitación a la que hoy vuelves. Cosas que tienen algo más que restos de blue tack en la espalda. Están los dibujos, recortes, entradas, fotografías, postales, posavasos, tíquets, etiquetas, recuerdos de viajes y frases que te vieron cada día durante tantos años. Cosas que son momentos y personas.
Al abrirla no puedes evitar recordar a tu amiga Ceci en ese posavasos de Hamburgo, a esas teenagers que fuisteis en cada entrada de Vánitas, Dúplex o El manco (mi madriña!), todos los lugares en los que estuviste en cada postal, postales molonas que habías olvidado, postales antiguas y otras que te recuerdan tu lado más obvio como ese bebé de Anne Gueddes, los primeros años Madrid en ese trozo de muro de Malasaña que una noche se derrumbó a vuestro lado o en esa tipiquísima foto de pies en el Km 0 con, al loro, pantalones de campana.

Las personas que guardamos somos nostálgicas por naturaleza. Hay una escena bastante antológica de Mad men donde dicen que Nostalgia viene del griego y significa "dolor de una vieja herida". Puede que esos trozos de papel no ayuden a cerrar esas heridas, más bien al contrario. Puede que alguien vea cierto grado de masoquismo en esto. Pero lo cierto es que ese pequeño dolor, esa punzada que es casi como una descarga eléctrica y provoca una sonrisa al tiempo que te pone un nudo en la garganta, me hace sentir más viva. Y así ocurre cuando abro mis cajas de papeles o cuando revisito la carpeta de notas y cartas de las adolescentes perdidas que fuimos. Sonrisas y lágrimas sería una buena síntesis de esa película. Pero en general lo es de cualquier historia que merezca la pena ser vista, contada o vivida.

Así que todo guardado, ordenado y clasificado. En cajas. Lo único que hay que decidir ahora es dónde quieres colocarlas. Cuáles dejas cerca y cuáles colocas en el fondo del armario...sabiendo que estarán ahí cuando las necesites.

No es que yo quiera hacer apología del síndrome de Diógenes. Claro que hay cosas que hay que tirar. Pero lo cierto es que aunque me proponga hacer limpieza me resulta imposible mandar a la bolsa negra cosas que me recuerdan lo que viví, quién fui y, por lo tanto, quien soy. Los recuerdos no dejan de ser referencias, como si de un mapa se tratase. Te ayudan a ubicarte como esas pegatinas de "usted está aquí"

Pero para conseguir orientarse primero hay que ordenar. Porque cuando uno se encuentra en medio de la nada, bueno, en medio del todo en este caso, hay que empezar por algún sitio. Ordenar el cuarto es el principio. De qué exactamente? El principio del fin del despiste. Es volver a estar preparado para lo siguiente. Porque vuelves a saber dónde están las cosas...y dónde estás tú.

Y esto, que iba a ser una entrada sobre limpiezas de cuartos, ha acabado por convertirse en una de orden en la vida. Y tiene gracia porque al escribirla ha habido de todo menos orden y he tenido que revisar, cortar y "tirar" párrafos como si de mis cosas se tratase. Así que tal vez debería haberse titulado "Por qué hay que ordenar?" y la respuesta sería "para continuar".

Tan simple como eso. Ordem e progresso.

 

DE PUENTE A PUENTE Y SIGO PORQUE ME LLEVA LA CORRIENTE

Me ha vuelto a pasar. Me he vuelto a quedar petrificada en la butaca. Un ligero gusanillo que recorre mi cuerpo cuando sube el volumen y suenan esas músicas de anuncios conocidos. Y esas pequeñas píldoras que largometrajes que te dicen que tienes que volver a pesar del precio. Y muévete hacia delante en la butaca, para estar más cerca de esa pantalla en la que pareces sumergirte. Ríe y emociónate. Sal del cine pensando que merece siempre la pena, que Viva el Cine!...y que vivan los domingos con la tía Guada.

Porque te invita a comer y a un café y charlas y le cuentas que has vuelto a Madrid...que ella nunca se fue y siempre estuvo ahí, durante la carrera, para sacarte de la rutina y decirte "pide algo de carne que seguro que estás comiendo fatal", para contarte novedades de la familia y sí, esta vez, para emocionaros una vez más recordando a la abuela...pero es que la sombra de Pita es muy larga.

Y aunque le dices que no se preocupe, que te llame en cuanto se despierte que no crees que vayas a salir, es una mentira (piadosa). Lo sabías cuando lo dijiste y lo confirmaste en el momento en que te escribieron que vendrían por tu barrio a tomar algo. Pero noches que no parecen y al final son, bienvenidas sean. Y más si se vuelve a jugar al futbolín (aunque no sean los del Sport, en Baiona, donde se pasaban las tardes de 25 en 25 ptas) si se junta a amigos y se acaba en la sala Sol donde los defectos son menos por efecto de la luz roja...y de algún que otro líquido supongo.

Luego resulta que es lunes con sabor a viernes. Que este es un puente muy largo pero sigues teniendo mucho, muchísimo que hacer y aún no te has puesto. Porque hay series muy buenas que ver y conversaciones delirantes que atender en chats de grupos en los que se comentan noches y se pierde el tiempo...pero ya va siendo hora. Enciendes el flexo que parece de Pixar y da luz a tu zulo que de gris pasa a tener un toque de amarillo, desbordas peligrosamente la bolsa de la ropa sucia pero es que hay cola en la lavadora...pones un poco de orden en tu cuarto y por extensión en tu vida. Consultas horarios, haces listas de quehaceres (qué te gusta a ti una lista...) pones música y empiezas. O haces que empiezas. Miras por la ventana cómo cae la lluvia de esta primavera invernal que parece anunciada por los Stark y te obliga a dormir con sudadera. Dejas a un lado el ordenador. Observas. No sabes muy bien por dónde empezar (como casi siempre). Entonces escribes "cuando no sepas qué hacer coge lápiz y papel".

Pues por ahí. Continuamos para Bingo.

No vale Remolino. No paso por debajo de la mesa.

POR MÍ Y POR TODOS MIS COMPAÑEROS SIN TRABAJO (Y POR MÍ PRIMERO)

Estoy en tránsito.

Estoy y no estoy.

Un momento de incertidumbre (para mí, el peor de los estados) como este, quien más, quien menos lo ha pasado todo el mundo...y superado. Y no es que crea que no va a pasar, porque está claro que voy a acabar trabajando e incluso añorando estos días de no tener nada concreto que hacer más que refrescar la página de infojobs. Pero es inevitable estar con una continua duda. Pasar de la gana a la desgana en menos que se lee otra cifra desanimante.

El paro, los plazos, las becas, los comentarios, los jóvenes, los mayores, la crisis, las gráficas, los 3 años de experiencia requerida, la edad...

La edad? qué edad...25 años y según los cálculos del señor de gafas oscuras esto no ha hecho más que empezar...

Con calma.

Ordenamos cuartos pues. Hacer limpieza de cuarto como metáfora de limpieza de cabeza.

Sacamos cajas. Y entre polvo e instrucciones de IKEA nos encontramos con todos (o casi todos) los pinceles que he tenido en mi vida...madre mía filliña, síndrome de Diógenes! "pero es que a lo mejor los utilizo para..." parece que es mi lema. Conociéndome, dedico una caja bien grande a "materiales" (plásticos, papeles, alambres y cordeles) otra a "letras" (corta, pega, haz mensajes tipo asesino en serie que tú para eso sí que vales) otra la llamaremos "caja inspirante" y qué encontramos aquí? pues muy fácil, las trapalladas, objetos absurdos, horteras, de chino, recuerdos, dados, llaveros, monigotes...TODO cabe en la "caja inspirante"

Esto va cogiendo forma. Forma de estantería EXPEDIT que bien valen 20 € "o incluso trinta" como me diría Gloria esta mañana después de preguntarme 3 veces si necesitaba ayuda para montarlas "no...que esto es muy fácil" y luego volver a ver el resultado y confirmar "Ay pues se te da bien isto eh?"...si ella supiera que me lo explican todo unos monigotes sin nada de letra...

Llegamos a las cajas de recuerdos.

La de las fotos. El señor de gafas oscuras sin canas, la señora que calceta ochentena, Santi con la onda en un pelo engominado, Manu sin barba, cuando era Manolito...noches de Vigo, de Madrid, de Verano...ojos de niños, arrugas que no están, pelos que cambian, caras que se afilan, ropas que te hacen suspirar (bien por mal, bien porque lo tiraste y nunca debiste hacerlo)

Otra con todo lo que mis cuartos han visto pegado (con blue tack que cada junio se convertía en una bola gigantesca que arrancaba parte de gotelé) en todos mis años en Madrid...postales, entradas, dibujos, posters, notas, papelitos que en su momento tuvieron sentido...y todo conservado durante 6 años, despegado, repegado y vuelta a empezar. Eran "mis cuartos" como he bautizado una carpeta de fotos en la que si uno observa bien se puede ver una pequeña evolución pero todos muy semejantes...supongo que era mi forma de sentirme como en casa pese a que las paredes cambiasen año tras año.

Espera, y esto? Caja de apuntes. De la carrera, pocos...del colegio, más. "Un pronome átono nunca pode encabezar unha oración" el mapa político de África, los Reyes Católicos (se ve que le di más importancia a esto que al Derecho Canónico)...fotos de clase, dibujos de los 5 años...Oh, oh!...la "carpeta de las cartas"...y ahí estás todos esos Christmas que se enviaban a tus amigos de verano para que no te olvidasen llenos de buenos deseos y esperándonos ver pronto en la playa, esas notitas absurdas de clase, esas contracciones imposibles y "k" que no han lugar...esos "no entiendo nada" "me gusta este" "tía es que no sé qué te pasa últimamente, vale, todo es una mierda pero..." Ay! cartas adolescentes que son el horror pero que me hacen ver que si hace 10 años era así, qué pensaré de mi yo actual dentro de otros tantos...

y otra vez a vuelta con ese futuro incierto...

Porque aquí estoy, en un cuarto a medio montar, entre libros, acrílicos, papeles y fotos de ayer esperando a que hoy abra mi buzón de entrada, como cada mañana. Esperando que le de al aleatorio de iTunes, a que siga ordenando mi vida mientras espero a que empiece lo siguiente. Lo que toque. Lo que sea. Esperando algo. Mientras llega, seguiré atrapada en el tiempo y como Bill Murray intentaré hacer algo distinto cada día (menos suicidarme de todas las formas posibles, claro) Veo, dibujo, pinto, escribo, leo, escucho...hasta que un día lo oiga..."estás contratada"

EN MI MESA

- Mi ordenador es como la maqueta de una ciudad. La pantalla es el cielo (Ay! esos salvapantallas de estrellas que te hacen sentir como en el Halcón Milenario) y las teclas son los edificios (algo chaparritos, lo sé) pero la roña que se acumula debajo de ellas y que nunca, nunca, por mucho limpies, va a salir, son los habitantes. Habitantes sucios, mezquinos y molestos que sobreviven en los barrios oscuros al margen de la ley. Mis manos destructoras serían Godzilla, claro.

- Suelo dar segundas oportunidades. Me di cuenta cuando cogí por enésima vez un rotulador que por enésima vez no pintó y lo volví a dejar en el bote con sus hermanos. Creo que me da pena tirar rotuladores. Los rojos y los negros siempre se me acaban antes...en cambio los marrones sobreviven a todos. Qué triste momento cuando un rotulador deja de pintar. Y hace ese ruido (íiii, íii) La agonía del rotulador...Y ahí sigo yo, cual médico de serie que se niega a dejar morir al paciente a pesar de que lleva 2 minutos en "píííííiiiiiii" "Déjelo doctora González" "No!! aún puede pintar!!" "Doctora González...Carmen! Se acabó" levanto la mirada. Suspiro y..."hora de la muerte...ventiuna diecioc"NO! lo que hago es devolverlo al bote. Porque soy muy de dar segundas oportunidades.

- Las gomas de borrar no se acaban. Se pierden o se rompen. Después de pintar sobre ellas (qué gusto dá dibujar una goma, hay que ver cómo se desliza el boli bic sobre ellas...parecen hechas para eso) o tallar en ellas tu nombre, se van reduciendo a cachitos. Habéis probado a borrar con un cachito de goma? Con un muy pequeño? Cómo es de ridículo? Y ese momento en que tu madre te dice que si no tienes goma borres con miga de pan? Eh? Cómo te quedas? (A mí nunca me convenció mucho esto) Al cabo de un tiempo surge el "yo tenía una goma...dónde estará?". Yo te lo diré...LA DESCUARTIZASTE!!

- Puestos a hablar de cosas que no se acaban, los pintauñas. No se acaban. Simplemente dejas de poder usarlo porque el pincel no llega a la pintura. Pero vamos a ver, qué mente perversa ha diseñado esto? ves que hay pintuta pero el pincel no llega! No llega!! es pura física. Pero tú como sigues viendo pintura, pues lo intentas...y entonces inclinas el botecito. Bien, os diré que nada bueno ocurre después del primer "inclinamiento". El bote no vuelve a ser el mismo y tú tampoco. Que no hombre! Que tú sí. Y claro, como yo soy de dar segundas oportunidades...ahí están los peores botes...los más manchados, los que ya ni se abren, los que están secos...todos en el mismo cajón. Cajón desastre, por supuesto.

- El portaminas es un invento que me ha alegrado la vida. Doy buena cuenta de ello aquí. Puedes escribir nítidamente o dibujar sin miedo a equivocarte porque se borra (siempre que no hayas asesinado a tu goma todavía, claro) Pero las minas señores, además de producir un sonido de rama rota cuando se rompen mientras escribes, las minas TAMPOCO SE ACABAN! El portaminas llega un punto en que ya no las "engancha" y qué hacemos con todos esos cachitos de mina inenganchables? Pido una plataforma de apoyo a esa parte de toda mina que nace destinada a morir sin prestar servicio. 

-Por último hablaré del boli bic. Creo que no somos conscientes de lo que molan los bolis bic. Todo. El nombre, el diseño, el slogan, el precio...Bien pues tampoco he conseguido terminar nunca un boli bic. Yo escribo con boli bic negro. Un día decidí que era más serio hacerlo en negro. No es que tenga nada en contra de los que lo hacen en azul, ojo...si escribes con boli bic tienes ganado mi respeto. Lo máximo a lo que llegué es a que la tinta empezase a descender cual mercurio en un termómetro. Pero nada más. Y por favor, no confundamos gastar con que simplemente el boli escriba mal. De vez en cuando ocurre esto. Hay bolis bic que vienen mal de fábrica. En concreto todos los verdes. No hay ni uno que escriba bien. Tengo una cruzada contra el boli bic verde. Me parece una farsa. Una falacia. Es que me indigna. Me indigna que nos vendan el boli bic verde como si estuviera al mismo nivel que el rojo (el único y verdadero boli para corregir) el negro o el azul. Por favor!! con esa raya blanca que deja por el medio del trazo. En fin...Los bics son otra de esas cosas que sólo pueden tener dos finales: o la pérdida (incluyendo aquí el "me dejas el boli" "sí claro" y nunca más) o la muerte caníbal. Empezar el día mordiendo sólo la tapita de arriba y acabarlo escupiendo astillas de plástico (que no es cristal, que es plástico). De la tapa mejor ni hablamos. Deformar el agujero es sólo el principio. Y cómo es que se secan si los dejas sin tapa pero no con ella??...si tiene agujero!! Misterio.

Ahora os diré que si os tragáis el cuadrado fosforito de la tapa azul de los subrayadores staedtler no os morís. Aunque el señor de gafas oscuras se agobiase y tuviese que preguntárselo a mi tía Pinky (porque el incidente ocurrió en ausencia de la señora que calceta) No me morí. De hecho aún no han pasado 7 años así que puede que siga por ahí...
 

UN MOMENTO TRÁGICO

Henry todavía está en mi cuarto. Prometí que lo devolvería pero aquí sigue. (Henry es un pájaro? es un avión? No! es un aspirador!!). Inglaterra es ese país donde debido a la cerda costumbre de enmoquetar hasta el baño, se le acaba cogiendo cariño a este electrodoméstico. Entonces se le pintan ojos de forma que la nariz sea el tubo que aspira (qué agudos oiga!) y se le pone nombre: Henry.

Pues bien el susodicho aquí sigue porque tocaba limpiar mi capa de mugre. Papelitos que se van quedando, imperdibles que se pierden, roña variada...Vamos que mi estrato de suciedad se ha reducido. Y digo mi estrato, porque me imagino que habrá varios. Uno por cada estudiante que vivió en esta habitación antes que yo. Me lo imagino como algo así:

En fin...no creo que ninguno de mis compañeros eche de menos a Henry.

Ahora paso a relatar el momento trágico que viví en esta, ahora limpia, habitación, hace un par de días. (aunque el saco de la ropa sucia empieza a desbordar)

Estando servidora cepillándose los dientes escucha el burbujeo del Skype. Oh, una llamada! aclarado bucal y rauda y veloz me dirijo a la salida del baño-cubículo-todo es ducha. El primer impulso fue bien, hasta que la fuerza de mi pierna (ojo que remo), hizo que la rótula impactase contra el marco de la puerta. Omítanse los "pero cómo se puede ser tan burra!" aún me duele y yo también lo pienso. La rodilla en todo su esplendor, en un perfecto ángulo de unos 30º chocó produciendo un sonido hueco.

Parálisis.

Estremecimiento de dolor. Intento de andar. Imposible. Arrastrarse hasta la cama. Tumbarse con el sonido del Skype aún de fondo. Llorar. Respirar entrecortadamente. Quejarse. Gemir. Y pensar que nadie, NADIE está ahí para consolarte. Te has dado un golpazo y no va a haber nada que lo acredite salvo un ligero bronceado morado en la articulación de la pierna izquierda. No sirve. No hace justicia al sufrimiento vivido. Es por ello que tengo que escribirlo. Para nunca olvidar este momento trágico.

INSERT COIN

Varias son las veces que he comentado cuantísimo necesito instalarme en MI cuarto. Es decir, me pueden dar cuatro paredes y un armario (grande, por favor) en cualquier lado. Pero eso no los hace míos. Tardo unos cuantos días en hacer que esa estancia se convierta en mi válvula de escape, en mi santuario particular donde poder hacer el indio o cambiarme de vestuario cuantas veces sean necesarias sin que nadie insinúe que estoy tardando demasiado en decidir.  Donde estar horas después de haber dado las buenas noches a los habitantes del hogar, después de cerrar el día, de despedirme del mundo. Entro en mi cuarto y paso a otra dimensión. La mía.

En este microcosmos no faltan referencias a todo tipo de recuerdos y situaciones en modo de miles de fotos, postales de viajes, de cuadros, antiguas, posters...lo cierto es que no lo he variado mucho en estos 6 años fuera. Lo que cuelga de mis paredes ha ido en aumento, conservando, por ejemplo, ejercicios de clases de Color 1.

Y ahora está todo en cajas. Esperando a que lleguen los kilos de blue tack para volver al lugar que les corresponde. Entradas de conciertos, de locales, notas absurdas, recortes de revistas, dibujos...

Pero tengo la impresión de que, por mucho que lo vista de seda, el cuarto de Vigo, cuarto de Vigo se queda. Siempre será el cuarto de casa de mis padres. Se acabó el cuarto de Madrid. Se acabó Madrid.

Han sido 6 años de vida universitaria en una ciudad que no me convenció hasta el final. Como un amor de verano cuando llega septiembre. Es entonces cuando te das cuenta de todo lo que has disfrutado, de cuánto le debes. Cada curso fue distinto al anterior. Y desagradecida de mi, llegaba echando pestes de ella. Madrid me ha dado mucho. Me ha dado una vida distinta. Y ahora, sin la perspectiva del regreso en septiembre, sé que la voy a echar de menos. Y hago una mueca pensando en el regocijo de todos aquellos que se rieron de mí por renegar de la ciudad por la que dicen se va al cielo. Ay Madrid! por increíble que parezca, por imposible que pudieran resultar estas palabras salidas de mi boca: Sé que volveré. Espérame.

Pero en realidad la ciudad es un todo, son tantas cosas. Es Colegio Mayor, cantar conduciendo la vespa, perderme por sus calles, Facultad de Derecho, noches, pisos, terrazas, mudanzas con calor, exámenes, lugares extraños que ves un día y jamás vuelves a encontrar, cañas, no conseguir un taxi, estudiar con un barreño con agua en los pies, los chinos que venden cerveza, comer una hamburguesa en Alfredo's, botellones con frío, la Gran Vía, llegar a casa con pintura en la cara, copazas prohibitivas, cines en V.O., horas en la Fnac, madrugar, que el plan sea que no hay plan, acabar en la casa del primo del compañero de piso del amigo de tu amiga, los Domingos, el edificio de escultura de Bellas Artes, los Viernes, pero sobre todo Madrid es gente. Son amigos. Tantos. Muchos ya se han ido, unos cuantos se conservan gracias a este invento que permite mandar un mensaje de "qué tal todo?", y un puñado viven contigo el día a día. El fin de semana a fin de semana. Eso es lo que realmente voy a echar de menos.

Mi cuarto no va a ser mi cuarto. Porque Madrid ya no es Madrid. Cuando vuelva será otro. Haré un libro-recuerdo de todos estos años y lo dejaré en mi estantería. Junto con la carpeta llena de cartas de niñas de 15 años que no entendían nada de este mundo traidor. Para qué? Pues porque hay que seguir adelante, siempre adelante pero sin olvidar. Y un día abrirlo y encontrar una puerta directa al pasado. Sólo sabiendo quiénes fuimos entendemos quién somos. Algo que, a veces, se me olvida.

Quemar etapas. Eso es.

Disfruta de tu último año como estudiante, espero que sea un GRAN AÑO. 

Disfruta de tu último año como estudiante, espero que sea un GRAN AÑO.

 

Lo fue.

Adios Madrid.

RECORDATORIO PARA TI. ESPERO QUE SEAS RICA

Soy una procrastinante sin remedio.

Cuando escribir esto (que no sé ni lo que es) se convierte en una obligación…malo.

Voy a procurar hacer un recordatorio para mi yo futuro. Porque será agradable ver cómo era ese yo más joven, más inocente, con mucho más tiempo por delante y menos arrugas…no me odies, lo hago por ti. Porque tu memoria de pez hace que te asombres cuando te cuentan la misma anécdota por 5ª vez y lo que es peor, te acaben diciendo “pero si tú estabas”!!  Así que mejor escribimos lo poco que te ocurra.

Has seguido discutiendo de fútbol. Todavía más si cabe. Te has puesto muy triste por la eliminación del Barça de la Champions a manos del futuro entrenador del merenguismo (más de lo que debería un ser relativamente racional, como te consideras) pero muy contenta con la Liga. Muy mucho (también más de lo debido). Pero como dicen que lo primero es asumir que tienes un problema, has llegado a la conclusión de que pierdes los papeles con el deporte este con 22 tipos y una pelota…qué se le va a hacer. Podía ser peor

Tienes el cuarto hecho un desastre y por extensión tu vida lo es bastante también. Todo comenzó a la vuelta se Semana Santa. Deshacer la maleta nunca se te dio bien y se te han juntado 3 viajes por deshacer.

El primero a Lisbua. Hemos decidido que es una gran ciudad. No te doy más datos. Tienes que volver. Pero si puede ser a una habitación que no implique 4 literas y 8 niñas con sus respectivos baúles de ropa, mejor

El segundo a un festival en Murcia. Tampoco puedo decirte mucho de esto. Las imágenes y los sonidos son vagos. Sé que te lo pasaste bien. Eso seguro. Y que te reconciliaste un poco con esta comunidad de la que tantas veces renegaste. 

El último fue el más increíble. Resulta que uno de tus mejores amigos se ha casado. Resulta que has ido a una boda en la que la media de edad eran 25 años. Resulta que los novios parecían de un catálogo de una conocida cadena de grandes almacenes. Resulta que se estaba tan bien...que te reencontraste en Tenerife 4 años después con los mismos que te acompañaron en la desvergüenza de ir disfrazados de pollos con gripe aviar. Te paraste un momento y miraste alrededor. Y ahí estabais todos pero en un contexto bastante más digno que el del Colegio Mayor con las habitaciones llenas de gente con minis y Estopa sonando. Las risas, las mismas, pero la vestimenta, la música de fondo, la terraza, las Doradas, los cócteles y el recordar cada poco “Ostrás ,es que se ha casado” te hizo ver que las cosas cambian. Que ya están cambiando. 

Y ahora te encuentras en tu enésima etapa de exámenes. Estás convirtiendo el no-estudio en un arte. A las ya conocidas fórmulas de pérdida de tiempo, estás añadiendo algunas nuevas y casi todas absurdas.

Blanca ha vuelto a hablarte de esa tal C. que supuestamente debes conocer, pero que en realidad sólo sabes detalles de su vida, de su triste vida, porque no paran de hablarte de ella. Te preguntas cómo es posible saber tantos datos sobre alguien que ni se imagina que pueda ser tema de conversación pero que, de hecho, lo es. De muchas conversaciones.

Me dirijo a ti C.: sé muchas cosas de ti. Sé demasiadas. Me gustaría no saber ninguna pero lo cierto es que conozco aspectos de tu persona que ni imaginas. No te pongo ni cara pero sé que tu vida es triste. Lo cual supone un consuelo para todas aquellas personas que piensen que sus vidas son tristes porque ya ves, estoy escribiendo de ti. Te has convertido en Trend topic en mi vida. Así, por las buenas.

Porque así es este mundo global e internáutico en el que vivimos. Inmediato e incomprensible.

 

YA NO ES UN ZULO

Montar mi cuarto es un ritual que toda persona que haya convivido conmigo conoce.

Se puede prolongar a lo largo de varios días y me sume en un estado de concentración mayor que hacer un examen de matemáticas aplicadas.

Pongo el iTunes en modo aleatorio, y empiezo a abrir cajas. Esas en las que acumulo pequeños papeles, fotos u objetos que me teletransportan a tiempos lejanos.

Y suena "años 80" y veo a mi yo teenager, rodeada por esas mozuelas que ahora trabajan, opositan o se masterizan, con unas cariñas de crias que valgamedios! Entonces salta a "Copenhague" y sigo pegando fotografías que narran viajes, "pretty woman", fiestas "toda la noche en la calle", el Colegio Mayor "material girl", noches en Vigo "take me out", noches de verano "cómo te mueves", Baiona "turnedo" y familia, sobre todo, familia. Mis hermanos "Mr Jones", mis padres "I've Got Dreams To Remember"...de las Navidades "Yolanda", de los primos "cadillac solitario"...

Chapas, postales, perchas de cuando era pequeña, dibujos, muñecos articulados, pistolas de plástico, lápices, rotuladores. La radio suena de fondo y esto ya deja de ser un trastero para convertirse en la república independiente de mi cuarto.

Bienvenido a Eloy, última puerta a la derecha.

MÁS QUEJAS

 

Definitivamente tengo que dejar de quejarme. Ya está bien de transmitir sólo malas sensaciones.

Aunque creo que tiene su explicación y es que siendo la tercera, pues como que ya no te toman muy en serio cuando dices “Me duele aquí” Porque la respuesta que recibes es “Duérmete que ya verás como se te pasa” Aunque siendo mis progenitores ambos miembros de familias numerosas y ambos del mismísimo medio, tampoco se les podía exigir la máxima atención. Así que para contrarrestarlo había que quejarse el triple. Y de esta forma pasé mi vida, torciéndome los tobillos y quejándome, picándome los mosquitos y quejándome, insultándome mis hermanos y sí, quejándome, pero esta vez a gritos.

Así que continuando en la línea del "Errar es humano, pero echarle la culpa a otro es más humano todavía" No me culpéis a mí, la culpa es del síndrome del hermano pequeño o del Gobierno!! Tanto me da.

También influye el hecho de que siempre se me ocurra actualizar por la nuit cuando más despejada estoy y cuando más vueltas le doy a las cosas. Por lo que esta noche me iré a la cama sin intentar organizar el día de mañana y así me ahorraré la decepción de dentro de 24 horas, cuando descubra que no he cumplido nada de lo que me propuse…ja!

Por cierto, el cuarto impecable, y alguien oyó mis plegarias provocando una tormenta monumental que ha refrescado el ambiente y espero haya matado a unos cuantos millones de bichos. Si es que al final lo de quejarse va a dar resultado.