DEL CHORIZO Y OTRAS COSAS

La cafetería de Bellas Artes es un espacio amplio, ruidoso y sucio (no pasaría ninguna inspección de Sanidad y será la causa de cualquier extraña enfermedad que desarrolle en un futuro). Las mesas comunes hacen que comas rodeada de perfectos desconocidos. O no tanto porque al pasar de los años acaban teniendo un nombre como "el calvo de los zapatos naranjas", "la tipa del pelo azul", "la que grita", "el de la trenca con patillas" Siempre hay problemas para sentarse y la comida se convierte en un trámite bastante incómodo por lo que he acabado comiendo fuera un bocata. Llueva o nieve.

Hay unas maquinitas en las que se forma una cola terrible. Es en ese momento (haciendo la cola) cuando debes escoger qué quieres, NO cuando te toca. (Sí, esto va por usted, señora)

Hubo tiempos en los que variaba del mixto a la hamburguesa pasando por algún primer plato del menú...pero ya no. De un tiempo a esta parte me he convertido al choricismo. Se trata del bocata más barato, con el pan más duro y lonchas de un chorizo. Digo "un" chorizo porque es una especie que nunca había visto antes. Soy muy fan del chorizo de Pamplona y creía que no podía haber nada más bajo, pero sí. Este es un subchorizo del cual me ponen gran cantidad porque supongo que no es muy popular y se les debe caducar. Lo peor es que lo disfruto. Me lo como tan ricamente mientras espero que se enfríe el café que sirven a una temperatura que funde el plástico del vaso.

Hoy salió el Sol, así que había más gente de la habitual fuera. Es increíble cómo cambia alguna gente soldependiente, solista o soltera cuando le da por salir al astro este. Recuerdo cuando las canarias de mi colegio se empeñaban en ir a tomar el café "al solito". No es raro que viniendo de estas islas del Atlántico asocien rayo de sol=calor...pero lo que disfrutaban sentándose en el banquito poniendo sus caras (y piernas y brazos) al Sol y soltando algún "qué aguhtito se ehtá", hacía que me preguntase si le habían echado alguna sustancia al café.

El Sol hace que todo brille más. Pero lo cierto es que todo es exactamente lo mismo que los días oscuros. Después de esta reflexión tan positiva me dirigí a la clase en la que la profesora Replinger (que es casi tan guay como su apellido) se disculpaba con una nota por no poder impartirla.

Pero el mal ya estaba hecho. Ya había pseudocomido y me había encafeinado. Era libre para salir del edificio y en las escaleras de la entrada me encontré un ser humano tirado y derritiéndose, me dieron ganas de coger una tiza y rodearlo pero huí.

"Perdona!, sabes dónde está Moncloa?" "sí, por la derecha, sígame" le dije a la señora. Y qué hizo ella? irse por la izquierda. Vamos a ver señora, si va a hacer usted lo que le da la real gana, por favor, no me pregunte. No me haga perder el tiempo en el semáforo, estar pendiente del retrovisor y preguntarme dónde narices se ha metido. No me haga blasfemar. No lo haga. Es muy molesto.

Me encuentro con otra motorista y llego a la conclusión de que es una versión malota de mi misma. En vez de bufanda de cuadros y tenis, ella con chupa de cuero y botas, en vez de vespa y casco rojo, ella moto de rueda grande y casco bastante más agresivo. Pero llevaba mochila de pringada como yo y fue bastante reconfortante.

Me di una vuelta por el brillante Madriz antes de venir a casa a hacer nada.

Ya es primavera. Vuelve el asqueroso morado acompañado del no menos asqueroso color salmón, la gente es más feliz y yo me alegro, pero necesito unas vitaminas.

OTOÑO EN MADRID

El tiempo está loco. Loco, loco.

Hoy, en un semáforo, yo con chaqueta de pana y una chica en bici al lado, en camiseta.

A riesgo de parecer una viejecita y soltar un "yo no recuerdo un otoño así en los días de mi vida", es cierto. Me vine yo a Madrid con la idea de estrenar botas, medias y demás vestidos en colores neutros y abrigosos. Pero me achicharro.

Tengo ganas de frío (pero qué dices!!) Pues sí, tengo ganas de bufanadas, de guantes, de días con sol y bajas temperaturas que te hacen sentir (o dejar de sentir) partes de tu cuerpo que habías olvidado (nariz, orejas, falange del dedo meñique del pie izquierdo...) Quiero ponerme un pucho de lana, comerme unas castañas, que la luz venga de las bombillitas de Navidad. Tengo ganas de entrar en un sitio calentito y tomarme un café reconstituyente, de que me tirite la barbilla a su voluntad, tengo ganas de que SE VAYAN LAS CUCARACHAS! con las que al pirncipio gritaba y me daba un vuelco el corazón, y ahora he aprendido a convivir.

Quiero que Noviembre, sea Noviembre. Dulce o salado, pero fresco!

Están montando cortilandia, y los Papanueles se van a derretir.
 

QUEJAS

“Vamos a relajarnos un poquito” le dijo el tiempo a Carmen…

Y la muchacha le hizo caso.

Así que llevo 2 días perdiendo el tiempo.

No hay nada mejor que perder el tiempo. Para empezar porque no es cierto que se pierda. Siempre hay algo que hacer. Que si tomar un café, que si quedar con gente que no ves hace tiempo, que si engancharse a otra serie, que si ver una película, que si dormir un poco, que si ordenar mi cuarto…mentira! Sigue igual de desordenado que cuando utilizaba la excusa del “No tengo tiempo” la montaña de ropa sigue emigrando de la cama a la silla y de la silla a la cama y el armario hace tiempo que dejó de tener columnas perfectas ordenadas por colores. El mismo que llevo diciendo que tengo que sacar la ropa de invierno. El mismo que llevo preguntándome cómo es posible que cada vez tenga menos calcetines. Pero de mañana no pasa. Y esto no es un“el lunes empiezo el régimen…” o “mañana dejo de fumar…”

"Si quieres poner orden en tu vida empieza por tu cuarto" Lema de las próximas 24 horas.

Y hablando del tiempo pero no del que me encanta peder, sino del que depende la felicidad de una novia, alguien me puede explicar de dónde salió este calor insultante? Así, sin previo aviso? ”Las autoridades sanitarias advierten: salir al exterior entre las 12 y las 6 produce deshidratación y aplanamiento mental además del cansancio proporcional a haber corrido la maratón de Nueva York”

Pero eso no es todo, no viene solo. El calor nos descubre el maravilloso mundo de los insectos (que tan poco asco me dan) Los hay para todos los gustos, desde las cucarachas (qué majas) ante las cuales nadie puede evitar el ya clásico “Pues son las únicas que resistirían un ataque nuclear”, hasta las abejas, abejorros, moscas, moscones (con su agradable zumbido), polillas, pasando por los cientos, qué digo cientos, miles! de diminutos seres alados que van hacia la luz y se chamuscan y mueren. Mueren cayendo en tus apuntes o en tu lavabo. Y por último, aunque no menos importantes, nuestros amigos los mosquitos que ya me han visitado 4 veces y sumando.

ODIO EL CALOR EN MADRID.

Siempre quejándote” Pues sí, es cierto. Pero juro que al margen de esto todo va sobre ruedas. Sobre 2 concretamente, las 2 de mi roja y reluciente Vespa, que hacía tiempo que no nombraba.