OK. GO.

Si hace unos días me dirigía a mi yo futuro, hoy lo hago a mi yo pasado: Quién te crees que eres? Eh?

 Abro los apuntes del que espero sea, mi último examen de la carrera de Derecho y me encuentro esto:

"Acuérdate de cómo estás ahora, IMBÉCIL, estudia antes"

"Acuérdate de cómo estás ahora, IMBÉCIL, estudia antes"

Y yo qué hago? (mi yo-actual) pues le hago caso y recuerdo cómo estaba en el momento de escribir esa nota tan ofensiva.

"...pasan unos minutos de las 6 de la mañana. Un lejano piar de pájaro madrugador y el pasar de las páginas, los únicos sonidos que me acompañan. En pocas horas tendré un examen decisivo y lo cierto es que no las tengo todas conmigo. Pero no nos engañemos, es lo habitual. Sin embargo esta vez el nudo en el estómago parece más grande. Me juego mucho. Es esa asignatura injustamente suspendida y comprensiblemente atravesada. Y ese libro subrayado. Y pasar páginas. Y no leer nada. Entonces recuerdo aquellas tardes de no hacer nada. O responder "no me ha cundido nada" ante los clásicos "cómo lo llevas?". Me acuerdo de la pantalla del ordenador. Traidor. Mírame ahora. Estoy hecha un manojo de nervios y todo por tu culpa. No, la del ordenador no. La tuya, idiota. Carmen eres imbécil y te odio. Ahora mismo, cuando son las 6 y media de la mañana, cuando te estás muriendo de sueño, de hambre y de ansiedad te estoy odiando por no aprender, después de tantos años, a estudiar como es debido. Por esperar siempre a que la presión pueda contigo. Voy a escribírtelo a ver si así me haces caso..."

Y así fue. En ese ataque de odio a altas horas de la madrugada, decidí insultarme por adelantado, sabiendo, también por adelantado, que no me iba a hacer ni caso.

Porque lo cierto es que seguí estudiando tarde, mal y a rastras.

Me duele mucho el autoinsulto sin pruebas. Pero en este caso es totalmente merecido. Y eso duele más.

Por qué no puedo tener la lucidez de esos momentos de tensión máxima en los días anteriores? Por qué, si no es bajo presión, no funciono? Misterio.

La cuestión es que se acerca el final. Ya veo la meta allí al fondo y gente a los lados animando. Bueno, mi madre y mis abuelas en concreto. Pero, Oh! no! espera! es un CONTROL!!! La Meta verdadera se encuentra a un año vista. Cuando definitivamente diga adiós al carnet universitario que tantas veces olvidé en la biblioteca. Será entonces cuando ría, llore, cante, brinque, salte y celebre durante 7 días seguidos el fin de una era.

Por ahora vamos a pasar este control y a beber un poco de agua. Me permitiré echar un rápido vistazo hacia atrás para coger fuerzas de cara al sprint final.

(Demasiado símil sobre atletismo cuando lo que de verdad me gusta a mi es el fútbol y si es en un Mundial, más. Qué ambientazo! Qué mejor excusa para juntarnos y tomar unas cañas que ver un Nigeria-Eslovenia?? A por ellos!)

ESTUDIA, NO ES TU DÍA.

Cuando estudio hago tres lecturas de los apuntes

  • Una primera exhaustiva. Lenta. Subrayando con edding 1200 amarillo fosforito número 65. Doble línea, zig zag o recuadro supone tener un nivel. Después de concluirla siempre creo que va a ser imposible que me de tiempo pero me queda el consuelo de al menos haberlo visto todo una vez.
  • Una segunda lectura en la que se repasan los títulos con Stabilo boss original amarillo, si es que no se ha hecho ya y se destacan palabras o frases importantes, incluyendo algunas ya recuadradas (doble nivel). Pero la herramienta principal es el portaminas. Con él se acabaron los problemas del poco espacio para anotar en los márgenes. Y no vale el lápiz? No. Por qué? Pues porque se va quedando sin punta y de los trazos finos y depurados se pasa a los gruesos y toscos. Y esto no está bien. Ahora, os tengo que advertir que la mina 0.7 es peor que un lápiz de ojos y la 0.3 es permanente porque de lo delgada que es hace un surco en el papel que no cicatriza. así que SIEMPRE 0.5. Que no os la den con queso. Con el portaminas se subraya lo básico de lo fundamental y ello será único que mis ojos percibirán en la siguiente lectura. Pero mi amigo recargable tiene también la misión de dibujar los símbolos de peligro. Esos triángulos con exclamación son el mejor aviso. Hubo tiempos en que dibujaba ojos pero sin duda se impuso la señal que puede significar que fijo que cae (los menos) o que es muy probable que me confunda (los más)
  • Y para terminar, la tercera. Esta es la más pesada, soporífera y cansina de las lecturas. Cuento las páginas, hago reglas de tres al estilo “si en media hora me leí 15 carillas bien, en 2 me podré leer 80 regular?”, me autoimpongo metas “venga hasta las 18:00, 2 temas más”, me doy premios si cumplo objetivos “un café…y una napolitana!” y me aburro. Pero taaanto. Porque en las lecturas anteriores tenía que subrayar y las distracciones se reducían a algún dibujo esporádico o a alguna anotación para mi yo futuro “cuando vayas por aquí te quedarán sólo 20 folios” o “Carmen, imbécil, estudia!”, pero ahora sólo tengo que estar delante de la hoja y esperar a que mi memoria actúe. Qué satisfacción cuando se adelanta a lo que voy a leer “ahora viene lo de…sí, vale, y luego…mmm vale”…pero de pronto…chan, chaaaannnn…una señal de peligro y una anotación que no entiendo…“Esto está mal” pero entonces voy a la fuente original y no sólo a lo subrayado con grafito, sino también a lo amarillo ya casi olvidado y entonces entiendo. Y cuánto me cuesta reconocer que mi yo pasado tenía razón. Y cuánto me enfado conmigo misma por desconfiar de migo misma.

Y llega el día del examen y se hace una última lectura que en realidad no es tal porque se reduce a pasar folios y no ver ni si quiera lo subrayado con Estabilo, remarcado con edding en zig zag, recuadrado con portaminas y con señal de peligro al lado. Porque ahí sólo tengo sueño y ganas de acabar con este doloroso trance que son los exámenes.

 

 

 

 

 

 

 

 

Que por mucho que se insista en la vida del estudiante, sé que NO los voy a echar de menos.

TIENES O DEBES

Te levantas, te miras en el espejo y no te gusta lo que ves. No te apetece empezar el día ni si quiera acabarlo. Nada te motiva, nada nuevo, nada diferente, nada de nada. Vas como un autómata haciendo lo que se supone que tienes que hacer, soñando con un futuro que esperas no muy lejano pero que ni se huele. Y sigues porque tienes que seguir. Porque tienes que seguir?

No.

TIENES que pensar en por qué lo haces, en todas esas veces que has soñado con acabar, en esa satisfacción que sólo sabe dar el trabajo bien hecho. El mérito, el esfuerzo, la recompensa, el futuro. Ese con el que sueñas ahora? No. Ese que está siempre presente pero sin estarlo. Ese que se supone le da un sentido a todo pero que ahora sólo se te ocurre cuestionarte. Qué injusto! Sólo ahora, cuando debes dar un poco a cambio de recibir mucho más, te replanteas eso que tienes claro. Porque sí, lo tienes claro. Sabes lo que quieres o por lo menos sabes lo que NO quieres. Así que deja de preguntarte si merece la pena. Deja de ser contraproducente. No digo que no te cuestiones las cosas pero hazlo con sentido. No para evitar el problema de fondo porque eso es lo que haces. Cuando tienes miedo, cuando dudas, coges la vía fácil que es preguntarte si de verdad esto es lo que quieres, si de verdad merece la pena, si no te habrás equivocado si bla, bla, bla. Sé responsable de tus decisiones, recuerda qué es lo que te trajo hasta aquí y si hace falta tatúatelo en la frente para que así, cada vez que te mires al espejo, te pares a reflexionar y no encuentres una razón para seguir, recuerdes que no TIENES que hacerlo sino que QUIERES hacerlo.

Sabes que tengo razón así que no hagas como que no me oyes.