EL DÍA QUE NACISTE (VOL V - SPECIAL EDITION)

Exactamente 10 meses antes de que nacieses, a las 00:36 del 29 de diciembre tu padre y yo estábamos en la tarima del Pazo de Cea, cantando a los invitados de la boda de los inocentes Don’t look back In anger, despidiéndonos del que fue el fiestón de mi vida.

Contigo la fiesta fue de otro tipo...
Con esto de que hay que educar en el positivismo te diré, hija mía, que te salían unas contracciones maravillosas. Sobre todo por las noches. Y yo, como buena madre, atenta y despierta. Todo genial. Sólo te diré, así para la próxima vez que nazcas, que trates de hacerlas un pelín más seguiditas y no repartirlas a lo largo de 4 días... porque al final tuvimos que llegar al tiempo de descuento y acabaron desahuciándote a golpe de bisturí. Y como tienes nombre de folclórica, lo primero que hiciste fue gritar, como dice tu padre, “por soleares”, y resulta que hubo que dejarte ingresada, cableada y cabreada. Pero todo salió muy bien. Eres la que mejor ha salido de mis entrañas. Y aunque tengas hermanos, siempre serás la primera. Eso que te llevas oiga.

Yo te vi por encima de la cortina como cuando enseñan a Simba en el Rey León y automáticamente se me cayeron dos lagrimones. Ya estabas aquí. 

Tú padre, sí, el tipo de las gafas que no deja de vacilarte, lo pasó regular. Le tocó ver a varios médicos conmigo y luego contigo que le contaban cosas que él no entendía.

Te fue a ver muchas veces y se encargó de informarme que estabas bien. Te cuidaron tanto en aquella sala con otros niños como tú, a los que les costó esto de llegar al mundo, que al final simplemente necesitaste un extra de ayuda para respirar. Siendo tus dos padres asmáticos, de eso algo sabemos. 

Cuando por fin pude ir a verte y a pesar de que no es complicado emocionarme, te aseguro que no tengo palabras para describir la sensación. Es como si alguien me hubiese estrujado las entrañas. Al torrente de ternura infinita y todas las cosas bonitas que provoca ver a un ser tan pequeño que ha salido de ti se le une que de pronto vi ante mí un abismo que me aterrorizaba. Desde ese mismo momento lo único que pasó a ser prioritario eras tú y tu bienestar. Y eso a los dos segundos de verte. Es la leche ¿no?

Esto ponía fin a 41 semanas de dudas. Mira Lola no te voy a mentir, el embarazo es un coñazo. Pero es así, yo podía pasarlo y tu padre no. Y lo haces encantada porque lo haces por un hijo. Aunque sea uno al que aún no conoces.
Durante ese tiempo veía a tu padre mucho más preparado para quererte que yo. Por momentos me surgían preguntas. ¿Estaba dispuesta a renunciar a todo lo que he sido hasta ahora para pasar a convertirme en tu madre? ¿Me saldría solo? ¿Sería nada más verte? ¿Querré estar contigo? ¿Me caerás bien? ¿Soy mala persona por plantearme estas cosas? 

Luego pensaba que si he querido tanto y tan instantáneamente a los hijos de mis hermanos, cómo no iba a deshacerme contigo...

Cuando por fin pude cogerte, te quedaste plácidamente dormida. Nunca había sentido nada parecido. La conclusión que saqué es que estoy perdida. Vas a hacer de mi lo que quieras. 

Si de algo nos sirvió tu entrada en la vida por la puerta grande, haciéndote de rogar y montando el show, es para relativizar, que es una de las cosas más sanas del mundo. De todo se sale y todo se supera. Los dramas reales son otros y aquí estabas tú con tu cara de duende para decirnos “era broma hombre! Si estoy ya guay!” Mucho antes de lo que los médicos predijeron. 

Así que el 29 de octubre, coincidiendo con el cumpleaños de tu madrina, llegaste al mundo. No es el mejor de los mundos pero es el que tenemos. Seguramente yo no vaya a ser la mejor de las madres pero soy la que te ha tocado. Gritaré, me desquiciaré, lloraré y me equivocaré mil veces. Seré pesada e insistente con el “cómo se piden las cosas???” Además te achucharé y llenaré de besos hasta que empieces a decirme “Ay mamá, para” y aún así no pararé. Seré una madre para ti. Y para todo. Te diré que “No soy una amiguita tuya” cuando empieces a contestar como ya hiciera tu abuela conmigo. Te reñiré y ahí estará tu padre para consolarte. Pero mucho me temo que de tu abuelo he heredado esa forma de reñir hasta cuando nos caíamos y nos hacíamos daño por lo que casi llorábamos más por la bronca que por el golpe. Pero es que me da tanto, tanto miedo que te pase algo. Luego, si sales más bien responsable como tus padres, tú tío Manuel o tu tía Victoria, y no un poco sin miedo a la muerte como tú tío Santi, te animaré a que seas más valiente ante tus temores. Aunque ello suponga decirte, como me decía tu abuela “Bueno, qué es lo peor que puede pasar...¿que te rompas un brazo? matarte no, pero tú sube al árbol!” Ante lo que yo la miraba con los ojos fuera de las órbitas. 

Seré la mítica madre que da el cante. Te lo aseguro. Pero es que de cantar en esta casa sabemos mucho y tu padre va sacar la guitarra hasta para mandarte a la cama.

Sentirás vergüenza de nosotros, de tus padres. Pero me dará igual. Si algo has conseguido con tu llegada es que me dé igual todo. He sido capaz de traerte al mundo. Una persona. Enana. Con 10 dedos, dos orejas, y unos papos comestibles. Me siento capaz de todo y me da exactamente igual todo lo demás. Vaya pasada. Y solo te conozco desde hace unas días...

Supongo que te convertirás en mi tema favorito de conversación. “Ay pues Lola tal o cual” y aunque al resto del mundo le interese menos que nada el color del producto que depositas en el pañal o lo graciosa que estás cuando pones una cara, para mi será “el tema”. Manda narices. Ahora solo importa que tú estés bien.

Ahora que has llegado, el orden de prioridades ha cambiado. Todo eso has conseguido con tan solo aparecer en el mundo. Te parecerá bonito! Mi yo anterior a ti se queda como un recuerdo al que volver con nostalgia. Ya nunca más volveré a preocuparme solo por mi. Ya nunca mas seré solo yo. 

Y ahora toca conocernos, tú y yo. Primero me agotarás físicamente, luego mentalmente. Empezarán las negociaciones y hasta llegarás a odiarme. Puede que durante un tiempo no nos entendamos aunque espero de corazón que vuelvas a mí en algún momento entendiendo que todo lo que hice y dije fue porque creía que era lo que tenía que hacer y decir por tu bien. No siempre estaré acertada pero te aseguro que es lo que intentaré. Solo quiero que sepas que lo hice como pude. Como buenamente pude.

Quiero que seas todo lo que yo no soy. Más valiente, más lista, más segura de ti misma, que te importe un pito lo que opinen los demás, generosa y con capacidad de reírte de ti misma. ¡Qué presión chica!

¿Sabes qué te digo Lola? que como aprenderás con el tiempo, no me tienes que hacer caso en todo. Lo único que te pido es que por encima de todo trates de ser feliz. Yo voy a intentar por todos los medios que lo seas. Esa es realmente la única carga que viene con este puesto nuevo de madre que me han otorgado gracias a ti. Y no sabes con el gusto que acepto la misión. 

Te quise desde antes de verte.
Te querré hasta que deje de respirar.
Pero para eso espero que falte mucho.
Por el camino vamos a vivir, a reír, a llorar y a disfrutar.

Bienvenida hija mía.

IMG_0668.jpg