CONFESIONES DE UNA TARDE DE MIÉRCOLES

Hay 3 tazas que utilizo para los tés. Cuando estoy sola en casa, las friego cuando he manchado las 3. Nunca antes.

Si me levanto en medio de la noche, voy a la cocina a por yogur griego.

En el PortAmérica le dije a Abel Caballero que mucho ojo que yo iba a ser la próxima alcaldesa de Vigo. Puede que las cervezas tuviesen algo que ver.

No compro revistas de cotilleo pero si cae una en mis manos la devoro y también veo todos los días la sección de Gentes de El Mundo

Hay una cuenta en Instagram de una forense que enseña fotos de sus casos. Yo me creía muy dura y pensaba que nada me iba a impresionar demasiado. Hoy vi un feto mientras desayunaba y tuve que dejar de seguirla.

Probé muchas aplicaciones de gestión de tareas. Muchas. Pretendía mejorar mi productividad y organización. He acabado utilizando una que es como las listas de siempre donde vas tachando lo que vas haciendo. Pero en el móvil.

Varias veces sueño que mi cama es un barco a la deriva o un edificio derrumbándose. El otro día cuando me di cuenta la había desplazado por completo y estaba buscando a alguien que se había quedado atrapado debajo.

Aprieto mal el tubo de la pasta de dientes. Con la forma de mi mano. No ordenadamente de abajo arriba. Eso sí, la cierro siempre.

Lo que peor llevo de pintar es lavar los pinceles. Algunos mueren por falta de higiene.

Creo que soy más feliz desde que me quité la última hora de conexión pero mantengo el doble check azul. A veces no abro chats para que no vean que lo he leído y otras lo abro y no contesto. Vivo al límite.

Si tengo muchos capítulos de una serie es el fin. Puedo verlos seguidos hasta que se hace de día. Ayer descubrí que es genético porque el señor de gafas oscuras (según él obligado por la señora que calceta pero es mentira, acababa uno y pedía "Otro!") se tragó las temporadas 1 y 2 de Downton Abbey. Downton Abbey!!

Ayer perdí el poco respeto que aún tenía por mi padre.