UNA HISTORIA DE AMOR (2)

- Ella era feliz. Se lo pregunté muchas veces.

- Porque tu madre era una persona feliz. Y lo habría sido sin mí. En cambio yo no sé si lo habría conseguido sin ella. Pero tuve esa suerte. Tuve la suerte de que ella viese algo en aquel muchacho de 22 años sin oficio ni beneficio...

- ¿Supiste desde el principio que era ella?

- ¡Qué va! Ahora te puedo decir que ni si quiera quería a tu madre cuando me casé con ella. Antes las cosas eran diferentes. No es como ahora que tenéis que esperar a tener la vida resuelta para empezar a compartirla con otro. Nosotros nos conocimos con cada hijo, con cada embiste de la vida, con cada discusión...Y al final, resultó ser la mejor compañera posible.

- Pero entonces ¿no estabas enamorado de mamá?

- Hasta las trancas. Pero lo supe después. Un día, recuerdo...jaja, madre mía...Estaba en el sofá fumando en pipa y ella entró como un torbellino en el salón. No teníamos agua y estabais todos con diarrea. Era verano...tu hermana Juana era un bebé, Kika debía tener 2 años y Luis 3. Paco ni había nacido. Tú andabas por allí a mi lado jugando con un tren que te encantaba y enfadado por tener que llevar pañal. Aquella casa era un poema. Yo no ayudaba demasiado, en eso vuestra madre os educó bien. Entró gritando. Llevaba un pañuelo en la cabeza e iba medio desnuda, hacía mucho, mucho calor. Que si esto no podía ser, que aquello era inhumano, que además teníamos una fiesta y estaba sucia. "Martín, huelo mal! Vivimos entre la mierda! Levántete del sofá y ayúdame pedazo de cabrón!" La recuerdo moviéndose entre el humo de la pipa. Insultándome. Vi cómo la observabas con la boca abierta. Estaba hecha unos zorros, con ojeras y al borde de las lágrimas. De pronto se calló y empezó a reírse. En la radio sonaba Frank Sinatra, "That's life". Me levanté y la saqué a bailar. Fue uno de esos momentos...Era imposible no quererla. Estaba muy enamorado de tu madre. 

- Y mamá de ti.

- Bueno, en eso tenéis mucho que ver vosotros. Vuestra madre fue la que llevó esta casa, la que me levantó cuando caí, la que me aguantó cuando nadie más lo hizo, la que cuidó de todos...Ella hizo más que yo. Y yo no siempre lo vi. Sólo al final, cuando dejé de ser tan egoísta. Y con eso tendré que vivir. 

- ¿Qué es lo que más echas de menos?

- Muchas cosas. Su carcajada cuando le hacía gracia alguna broma que le hacía, su tarta de almendras, su forma de arreglarse el pelo, encontrármela en la cocina bailando sola, recordar con ella anécdotas...Pero sabes lo que más echo de menos? El sexo los domingos.

- ¡¡¡¡¡Papáaaaa!!!!!

- ¿¿Qué?? ¡Es cierto! 

- Pero ¡¡si tienes 86 años!!

- ¿Y ya no soy humano o qué? 

- Coño, con lo bonita que estaba siendo esta conversación. Ahora no me quito esa imagen de la cabeza.

- ¡Ja! Si yo te contara...tu madre era una auténtica...

- ¡¡¡PAPÁAAAA!!!  Me largo.