PUNTO ES

Se acabó “Marea roja”, que me tuvo en tensión perpetua con bombas nucleares, hombres sudando la gota gorda y decisiones que se toman creyendo estar en posesión de la verdad, con todas las consecuencias y hasta el final. Como en la vida misma (ja). Tocaba irse a la cama, pero al otro lado del Atlántico un amigo tenía una duda y quería una respuesta. Al filo de la media noche pretendía que yo le diese alguna explicación a lo que estaba pasando en España, que le preguntan por allí y no sabe qué contestar. Bien, pues yo tampoco “mai fren”.

No sé ni cómo llamarlo, ni cómo explicarlo.

Porque no sé ni cuándo empezó, ni de qué color es, ni si alguien o algo puede hacer cambiar el rumbo de esta dinámica circense, casposa, cutre y carente de cualquier tipo de respeto por parte del espectador, que reina en nuestra política.

Lees artículos, tweets y estados de Facebook. Escuchas tertulias y ves las noticias. Y sigues sin dar crédito. Te levantas cada mañana como si fuese el día de la marmota. Aquí no cambia nada. Todos los días son días de jena. “Jena” es un buen amigo que bautizó de esta forma todo aquello que…bueno todo aquello que rezuma penosidad. Ojo, no se confundan que la línea que divide la jena de lo genial es muy fina.

Por desgracia todo lo que huele a España ahora mismo es una jena auténtica. Una pena. Una desgracia. Un mal sueño.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Y tú me lo preguntas? poesía eres tú.

Y porquería también.

Porque ría ahora, o llore, qué más da, pero no diga que no sabía nada. Que esto olía muy mal y cada uno tiraba con lo suyo. El problema es que ya no hay por dónde tirar…o tal vez todo lo contrario, hay demasiada manta pero está guardada bajo llave en un cajón al fondo del desván del Parlamento, del Senado, de los Ayuntamientos, de las Diputaciones, de los despachos, de las canchas de padel, de las gasolineras de mala muerte, de los sobres de papel y de todos los medios que no gritaron hasta que no hubo EREs de por medio.

Claro que nos quejamos ahora. Yo al menos lo hago porque me parece que me han tocado algo más que la nómina o la moral. Han jugado con mi futuro, que ya está siendo pero no está pasando.

Hice todo lo que estaba en mi mano para continuar con “la herencia recibida” que en mi caso no es una excusa para malas políticas sino un privilegio. Y ahora me quejo porque muchas malas, egoístas y cortoplacistas decisiones que se tomaron durante muchos años antes y después de que yo naciese me están impidiendo encontrar oportunidades.

Yo me quejo, claro, desde mi posición de becario no remunerado cuyo mail es becario1@xxxxxx.es No vaya a ser que se me olvide, no el puesto, sino el país en donde estoy.

Ese .es te delata amiga.
Y .es una buena mierda.
Y punto.

Publicado originalmente en Cerveza Salada