Vuelven las tardes de biblioteque!
Yo en concreto voy a una pequeña. Fría en invierno y calurosa en verano. En la que hay bofetadas por los sitios y para más inri (iesus nazarenus rex iudaeorum, no es por repelencia, es por recordarme el ilusionante momento en el que descubrí el origen de esta expresión), suelo ponerme en la parte de abajo, donde se pueden escuchar las conversaciones de los bibliotecarios, no hay ventanas, están los baños y una chirriante escalera te hace darte la vuelta con cada persona que quiere ir al excusado. Y volver a hacerlo cuando ya han hecho uso del mismo y vuelven a su lugar de penitencia. En realidad lo hago porque demasiado silencio hace que me escuche más a mi misma que lo que estoy leyendo. Necesito ruido para concentrarme. Para leer, para pintar, para escribir o para dormir...siempre me acompaña un rumor musical o radiofónico.
Tiene bastante coña esta biblioteca. Llevo años yendo y más o menos ya sé que el "bajitocabróncongestosocarrón", suele darse un voltio por los sitios para ver si estás realmente estudiando o gandulenado, lo apunta todo y si en 20 minutos no estás de vuelta, no tiene ningún reparo en ofrecerle tu sitio al siguiente de la cola (que en época de exámenes es muy larga, tanto como para que haya gente que acabe estudiando más mientras espera sentado en el suelo que en la silla)
Es como la carnicería. Te van llamando y te dan un número de asiento. En este caso la veteranía es un grado y servidora ya sabe que si un sábado pretendes ir a estudiar a las 5, te puedes ir olvidando. Sin embargo (ese embargo que estoy estudiando ahora, será el subconsciente?) si te aplicas horario europeo, comiendo sobre la una y media y merendando sobre las 5 y media, puedes hasta elegir lugar de depósito de apuntes.
Y como soy bastante friki me pongo siempre en los números pares. Qué pasa? pues que están orientados hacia el baño, que tiene un pase, pero también hacia un cuadro tan feo!!...PERO TAAAN FEO! En serio, no soy nadie para criticar pero es que es tan horrorosamente feo que hace daño a la vista. O tal vez no, porque la gama de colores va del marrón caca común al marrón descomposición. Por lo tanto, gente que vaya esporádicamente puede que no haya reparado en su presencia pero yo, que me siento siempre mirándolo, no he podido evitar en una de mis muchas evasiones, fijarme en él. En eso. Y lo que es peor, he intentado descifrar qué narices es. Tres años analizando y nada. A veces veo una señora con un moño, a veces unas manos, a veces unos troncos que luego pueden ser piernas. De verdad, es un suplicio tener que verlo. Pero a la vez es imposible no hacerlo. Como los accidentes en la carretera. Por el rabillo del ojo lo vuelvo a ver y me indigno yo sola pensado: 1- qué mente perturbada ha sido capaz de crear eso y 2- cuánto habrá pagado Caja Madrid por semejante engendro.
El maldito cuadro me hace perder cada día unos maravillosos minutos. Tanto es así que me estoy planteando seriamente ponerme en el número 79 o el 83. Sólo por darle la espalda.
Pero puede que entonces, sin poder evitarlo, gire mi cabeza y lo vea ahí. Impasible y Feo. Muy Feo.
En fin. Empezamos...