REFLEXIONES DELANTE DEL ORDENADOR

El ser humano busca que le entiendan. Para esto, se comunica.
Antes esperabas que alguien te escuchase… ahora te conformas con creer que alguien va a leerte. Estamos más conectados y a la vez más solos que nunca.

Te reflejas en los otros. En lo que tienes en frente. En las ventanas de los vecinos. ¿Estarán ahí? ¿Te mirarán mientras bailas cuando te arreglas porque ya es viernes? ¿Lo harán cuando la pantalla del ordenador refleja luz azul en tu cara? ¿Cuándo ya no puedes más? ¿Cuándo te vas a dormir? ¿Cuándo te despiertas al son de una melodía que te acompaña desde hace mucho? Y no cambia. ¿Cambiarán ellos?
Los vecinos son siempre los mismos. Son seres que no conoces, pero que te rodean. Sabes que están ahí. Los vecinos no son gente. Son entes. Hasta que un día dan golpes en la pared para decirte que te calles. Entonces odias a los vecinos. Porque es sábado y estás tomando una copa con cuatro amigos en tu casa. Porque estás en tu derecho… pero esa pared es tan tuya como suya.

Las historias de escalera ya las interpretó Buero Vallejo. Porque el tiempo pasa. Y la gente pasa. Pero los dramas de escalera siempre serán los mismos. Porque la gente siempre es igual. Y los problemas se repiten sin saber exactamente cuál es el tuyo.

¿Cuál es tu problema?
Mi problema es que no sé la respuesta.
Porque ni si quiera sé cuál es la pregunta.

Mi problema es que tengo muchas dudas… y un ordenador para resolverlas. A lo mejor acabo en Yahoo respuestas.

Mi problema es que tengo otra vez ensalada para comer, y bailar pegados es bailar, pero comer delante del ordenador no es comer.

Mi problema es que tengo que seguir trabajando…y que la pantalla de mi ordenador la ve mi jefe.
Ve mi pantalla…y mi nuca. Pero no me ve a mí.

Publicado originalmente en Cerveza Salada