MoMA Y RIVERSIDE PARK

MoMA

El MoMA es un laberinto de escaleras, espacios, paredes y huecos. Todo blanco, cuadrado y molón.

El MoMA es un museo por el que da gusto pasear. Hay más personas que obras y muchas de ellas van solas. (las personas....y las obras también) Tienes lugares para sentarte y si no, te lo inventas. Cualquier pared o esquina. Hay un guardia que me pregunta si ese tipo de la foto no se parece a Kramer el de Seinfeld. Yo para contestarle que "sí...puede ser él de joven" tengo que quitarme los cascos y dejar de hacer fotos por un momento a toda la sala de tipografía americana.

En el MoMA está permitido hacer fotos pero yo fui muy vaga y las hice con el iPhone que se quedó sin batería y del que no te puedes olvidar nunca porque el MoMA te proporciona unos fondos de pantalla envidiables. Y es que aunque puedes dejar todo en el ropero, yo cargué con abrigo y bolso-maleta las dos horas que estuve allí. Hasta que cerró. Y apurando las últimas salas, las de la exposición permanente. Error. Hay que volver.

Mentiría si no dijese que todo queda mejor en la foto. Como casi todo.

En el MoMA hay muchas obras que me encantaron y otras muchas que me dejaron sin palabras. Y eso es difícil porque yo siempre tengo algo que decir al respecto de todo aunque luego me lo calle. Pero es que no sabía ni qué pensar. Esto por qué está aquí a ver? Y esto? Luego te das cuenta de que muchos están por ser quien son y en el momento que fueron y que hoy día ya no estarían. Pero el MoMA me gusto eh? que conste en acta. Me gustó mucho la "experiencia" como les gusta llamar aquí a las cosas. El no diferenciar las obras de una futura exposición de las obras de la exposición en sí (no sé si me explico, máquinas y maderas por el suelo y la gente haciéndole fotos) es parte del juego. 

Aún a riesgo de parecer osada porque yo tengo bastante poca idea de todo este tinglado (pero no estudiaste Bellas Artes? sí, pero no Historia del Arte. Vamos que a mí me enseñaron a hacer cosas, bueno, lo intentaron...pero no a criticarlas...de hecho era lo que más me costaba, explicar qué había hecho y por qué) creo que he llegado a algunas conclusiones sobre gran parte del arte contemporáneo. Y es que si no es bueno, hazlo grande, multiplícalo, quita colores, cuélgalo del techo, desmóntalo, déjalo en el suelo o insulta a alguien y entonces puede que acabes en un museo.

La hora de irse de un museo es cuando te echan o cuando empiezas a hacer fotos a la gente en vez de a las obras. Eso mismo me está pasando con la ciudad.

A pesar de todo: El MoMA un 8. El que tenga salas dedicadas al diseño y a la arquitectura contemporánea un 10. La tienda de regalos un 7 (la baja nota se explica por los altos precios, si no sería un 11) y los baños un 9 (qué pulcritud oiga!)

RIVERSIDE PARK

Qué práctico es el idioma inglés: River-río, side-lado. Parque al lado del río. Ni mas ni menos que dirían los Chunguitos.

Riverside Park es el parque de Nueva York que más cerca tengo. Y el que más me gusta. En esta ciudad hay muchos parques. Muchísimos. Pero hay que tener en cuenta que le llaman así a cualquier terre(nit)o verde en medio de calles en donde quepan un par de árboles, 3 bancos y alguna que otra ardilla.

Este es bastante grande. O debería decir bastante largo, porque es estrecho y se prolonga a la orilla del Hudson. En realidad hay carretera a un lado y al otro por lo que oyes más coches que pájaros pero este sonido es así como la Banda Sonora Original de Nueva York así que ni se nota. Está al nivel del río y más allá de este encontramos Nueva Jersey y al otro lado, en lo alto, los majestuosos edificios de Riverside Dr.

Ahora es otoño. El otoño en Nueva York es famoso. Por la película y por ser una estación buena para descubrir la ciudad. Ahora que lo he vivido puedo decir que no se equivocan. Ver mutar los árboles del gigantesco Central Park y los de mi propia ventana de un verde chillón a los colores típicos de esta estación con tan mala rima tiene mucho encanto. Te pueden tocar días de calor y días de nieve...y días típicamente otoñales como el que hacía ayer.

Aprovechando que la lluvia daba tregua me llevé a Nicolasito a dar un paseo por este parque. Porque no sé si lo sabéis pero un niño en casa muchas horas se/nos vuelve loco/s. Maldije mi cabeza a cada paso por no llevar ninguna cámara encima y sorteé el desnivel con la calle al regreso a casa no sin bastante esfuerzo, empujando el carrito cuesta arriba, con sonrisa de mujer con perro que pasaba por allí para aderezar la estampa.

El paseo fue de lo más...bonito. Sí. Como de postal. Tanto que cuando una brisa atacaba los árboles llevándose varias hojas amarillentas a su paso que planeaban un rato antes de posarse en el suelo, te daban  ganas de decir "sí venga hombre, y qué más..."

Pero es así. Nicolasito aplaude y canta porque es un niño feliz mientras yo voy de chulita y empujo el carrito con una sola mano. Porque no hay casi nadie y todo es muy llano. Y vemos arboles pelados, hojas amontonadas en el césped que ha dejado de verse, farolas, río, cielo gris y un poeta con cara melancólica escribiendo en un banco solitario. No...esto me lo he inventado pero vamos, que si un día estáis por Nueva York melancólicos y os dan ganas de jugar a artista atormentado, ya sabéis dónde tenéis que ir.

Que Riverside Park no es el parque más conocido de Nueva York...pero tampoco el más escondido. Haciendo un símil con la música sería como este nuevo "indie comercial" que al final a mí tanto me gusta.  Fácil, bonito pero que conserva mucho encanto.

P.D. como no había cámara he hecho un esfuerzo por recordar los colores que vi y son estos:

El otoño es mucho más que marrones