MI AMIGO JUAN

Tengo yo a un amigo al que conocí en circunstancias extraordianarias que ahora no vienen al caso. Baste decir que con el poco, poquísimo contacto que he tenido con este ser, parece increíble que le llame así. Pero si un amigo es esa persona que sabes que está ahí, con la que puedes contar para que te de su opinión sobre lo que te pasa en la vida y se interesa por tu bienestar, Juan es un Gran amigo.

Lo que es casi más increíble es que él me considere su amiga tras los 2 años de rigor. Tiempo de duración de la amistad que establece este tipo. Después suele "partir peras" como dice él, ya que la gente deja de aportarle. Pero a mí me renovó por dos temporadas más y no sé si saldré reelegida este año.

Juan Liverpool es conocido principalmente por lo que su nombre indica. Por ser muy fan de este equipo y de esta ciudad del norte de Inglaterra. Y cuando digo muy fan es MUY fan. No son pocas las anécdotas que tiene con este equipo y que narra(ba) en este blog. A mí la que más me gusta es cuando se coló en el autobús del equipo y viajó al estadio con los jugadores. Como uno más.

El Liverpool es por lo único que Juan pierde los papeles, el raciocinio y rompe sus teorías sobre la vida, que son muchas y, desgraciadamente, en su mayoría acertadas. Y digo bien, desgraciadamente, porque si algo no es este hombre, es optimista. Dicen que la gente inteligente se rodea de personas optimistas. Este no es el caso. Por lo tanto no debo ser muy lista. El listo es este tipo de gafas y aspecto inofensivo pero que me rompe los esquemas cada vez que hablo con él. Esto suele ser de repente, casi sin venir al caso, un mensaje: "Qué Piraña, seguimos igual no?" "Ya lo sabía yo, si Fernando Alonso va así de mal, tú y yo, igual"

Y es que una de las teorías más rocambolescas de Juan, es que su vida y la mía tienen muchos paralelismos y a su vez nuestros destinos están ligados al buen o mal hacer del piloto español. Se podrán imaginar las alegrías que me llevo últimamente.

Por este tipo de cuestiones la amistad con Juan me inquieta aunque a la vez me aporta mucho. Siempre puedo esperar la verdad y nada más que la verdad de él. Y siempre me va a dar ánimos a su manera. Todavía no tengo muy claro por qué porque le caí en gracia. Un buen día hablando de trabajo/no-trabajo me dijo "Claro Piraña, por lo que cuentas tú eres como yo. Has descubierto que lo de trabajar es un fraude así que aspiramos a hacer nada en la vida. Una vez que te das cuenta de esto, ya no vuelves a ver nada igual. Tú te has dado cuenta bastante joven...pero es así. Lo mejor en la vida es no hacer nada."

En un principio yo me rebelé y dije que no, que yo aspiraba hacer cosas! Pero luego tristemente caí en la cuenta de que era tenía bastante razón. Aunque yo añado algo a esta sentencia: A mí me gustaría no hacer nada más que las cosas que me gustan y en el momento que me apetece. Claro, no te fastidia! Pero es que esta conclusión no es tan banal. Hay mucha gente que dice que no podría vivir sin trabajar "Unas horas por lo menos". No es mi caso. Hay suficientes, qué digo suficientes, demasiadas cosas en el mundo que me interesan y no tienen nada que ver con ningún trabajo. Al menos ninguno que alguien vaya a remunerarme. Podría pasarme la vida tan solo viendo todo lo que hay en internet, por ejemplo. Veo una foto de la NASA y flipo. Viajo a Tailandia en Google maps y flipo. Oigo una conferencia de TED y flipo. Veo algún tutorial de alguien con acento sudamericano que me está enseñando por amor al arte y flipo muchísimo. Ahí está. Todo esperándome. Pero yo tengo que pasar las 8 horas de rigor para verlo.

Darte cuenta que el trabajo es eso y punto y que lo de aprender y estar satisfecho es algo bastante poco común, es un trago bastante amargo al que una persona debería llegar cuando en su vida las satisfacciones le vienen por otros lados: la familia, los amigos, ayudar a los demás, el deporte o tener un hobby. Pero haber llegado a esta conclusión a estas alturas, cuando mi vida laboral no llega ni a los dos años, es un temita. Esto último, lo de que el asunto grave, me lo comentó otro buen amigo y en su momento jefe, al que conocí en circunstancias semejantes al homenajeado. Últimamente me acuerdo bastante de él porque su nombre describe a la perfección la situación actual del país: Estoesunajena. 

Pero volvamos a Juan, que me dice que Liverpool le recuerda a Vigo y yo voy en mi año británico y lo compruebo. Efectivamente, se parecen. Luego resulta que Iago Aspas se va de mi equipo al suyo pero el fútbol deja de tener importancia. Porque aunque empecemos hablando del de Moaña, como siempre, acabamos lucubrando sobre el siguiente nivel de nuestras vidas que parece estar bloqueado. Juan me recuerda el discurso de Steve Jobs, que hay que volver a ver de vez en cuando. Porque todo está conectado. 

Juan dice que cree mucho en estas cosas. Que si encestaba de pequeño significaba que iba a aprobar o que triunfaría esa noche pero de lo contrario suspendía y no ligaba. Por suerte, Juan tiene una mujer al lado que le aguanta y lo conecta a la tierra porque él vive su vida sin pegarse demasiado a nada, ni a nadie. Sobre todo sin pegarse a los objetos con los que tiene una guerra personal. Como yo. Otro paralelismo.

Juan vive en Inglaterra y hace poco le preguntaron si no estaba "estarving" (muerto de hambre) y no lo entendió. Deduzco que a Juan no le va muy bien con el inglés. Pero da igual. Es un superviviente. Así que ahora resulta que da clases de español. Allá donde vaya, con él mismo le sobra. Y aunque yo no le vea, sé que está ahí. Para decirme de vez en cuando "Qué Piraña, igual no?"

A Juan y a mí siempre nos quedará Mad men para disfrutar y Seinfeld para reír. Porque es de lo que se trata esto después de todo. Además es una serie que trata sobre nada. Muy apropiada para el caso que nos ocupa.

Juan es un buen amigo. Raro. Pero bueno.

Seguro que cuando Fernando Alonso vuelva a ganar, nosotros también.