Un muro.
Es una historia triste. Una de las muchas que sucedieron en el siglo pasado y que te cuentan en los libros de Historia, de las que oyes hablar a tus abuelos o a tus padres.
Sin embargo esta la acabo de ver. Vi ese trozo de piedra gris mucho menos impresionante de lo que esperaba y mucho más triste. Yo ya había llegado a este mundo cuando ocurri
No sé qué estaría haciendo ese 9 de Noviembre de 1989 pero ahora sé que no pudieron esperar a que entrase en vigor la ley que les permitiría viajar libremente y esa misma noche todos los berlineses, del este y del oeste, se echaron a la calle. Un guardia, sin esperar órdenes, levantó la barrera y se celebró a ambos lados.
El muro estaba abierto.
Después de todas las muertes, de todas las huidas, de todos los prisioneros. Después de 28 años, esa barrera creada por el hombre, caía también por obra suya.
El hombre es capaz de lo mejor y de lo peor. Levantar un muro y decirle al mundo que es para evitar el desastre o echarse a la calle, destruirlo con sus manos y festejarlo. Declarar una guerra preventiva o dar la vida por otros. Invertir más en armas que en educación o ponerse delante de un tanque con su cuerpo como único escudo.
El hombre lo puede todo.
Y se me seguirá poniendo la carne de gallina cada vez que vea a personas unidas manifestándose por una causa justa.
Y me seguiré emocionando con un sólo hombre o mujer que luche por lo que cree.
Y aunque a veces reniegue de ella, seguiré confiando en el poder de esta especie en la que creo, y que es la mía.