TODO SOBRE MI ABUELA

Así titulé un escrito hace 8 años cuando, contra tu voluntad, te volviste dependiente de la silla y de tus hijos y en él describía cómo gracias a esa misma voluntad lo supiste llevar como nadie.

Debe ser duro, para alguien a quien recuerdo con un estilo impecable, en tacones, labios de rojo y falda planchada antes de salir, enfrentarse a esa nueva etapa en la vida cuando estaba ya tan avanzada. Pero es que tú querías vivir. Y querías vernos. Y así lo hiciste. Seguiste presenciando cómo nos multiplicamos, cómo festejamos cualquier ocasión y cómo nos reunimos bajo cualquier pretexto con el sello de la casa, alrededor de una mesa llena de comida, para acabar discutiendo y cantando entre pitillos, cafés y cartas. Como a ti te gusta.

Pocas personas conozco que hayan dado tanto ejemplo como tú. Sí, tú. Más lista que Gil Robles, aleccionando con tu saber estar, con tu saber hacer, dejando que los demás vivan su vida pero preocupándote por todo y por todos. Cuidándonos hasta el final. Regalándonos conversación, anécdotas y esa carcajada tan tuya que nos lleva a nietos e hijos, como bien te cantábamos  hace unos cuantos años, a "ir presumiendo de ser Brandón"

Pues claro que presumo de abuela. Y lo haré siempre. Porque es mucho lo que conseguiste y mucho lo que nos diste. Me diste a mi familia. A esa gran familia con la que comparto muchos de los mejores momentos de mi vida. Conseguiste un núcleo sólido. Una máquina engrasada compuesta por piezas muy diferentes pero fundamentales todas ellas. Desde aquí quiero asegurarte que va a seguir funcionando, aunque nos faltes. Aunque tú ya no estés, te recordaremos como lo que fuiste toda tu vida: una madre, una abuela, una señora y por encima de todo, una persona extraordinaria.

Nos enseñaste a disfrutar de la vida porque es, como le dijiste a mi padre y este me repite siempre que tiene ocasión, la mayor aventura que le puede suceder a un ser humano.

Yo firmaba por una como la tuya.

Sólo me queda darte gracias abuela Pita. Gracias por los desayunos en Baiona, por los fines de año, por tus hijos, nietos y bisnietos. Gracias por recordarme cómo era el abuelo, por darnos dinero a escondidas, por hacer de García Barbón 52 la casa de todos. Gracias por las partidas de mus, por los merengues, por tu generosidad infinita. Por hacer que cada acontecimiento fuese especial, por tu mal comer, por tus cigarrillos BN, por tu gusto por los detalles. Gracias por ser "la Jefa", por hacer las cosas bien incluso cuando todo va mal. Por alegrarnos la vida. Por enseñarnos tanto. Por estos 25 años contigo que se me han hecho cortos, pero tú también te mereces un descanso. Gracias en mayúsculas por tu humor, ese que te acompañó hasta el final. Gracias por ser como fuiste y por hacernos la vida mejor a los de alrededor.

Gracias por todo abuela, sé que lo hiciste encantada...te vamos a echar muchísimo de menos.

POR MÍ Y POR TODOS MIS COMPAÑEROS SIN TRABAJO (Y POR MÍ PRIMERO)

Estoy en tránsito.

Estoy y no estoy.

Un momento de incertidumbre (para mí, el peor de los estados) como este, quien más, quien menos lo ha pasado todo el mundo...y superado. Y no es que crea que no va a pasar, porque está claro que voy a acabar trabajando e incluso añorando estos días de no tener nada concreto que hacer más que refrescar la página de infojobs. Pero es inevitable estar con una continua duda. Pasar de la gana a la desgana en menos que se lee otra cifra desanimante.

El paro, los plazos, las becas, los comentarios, los jóvenes, los mayores, la crisis, las gráficas, los 3 años de experiencia requerida, la edad...

La edad? qué edad...25 años y según los cálculos del señor de gafas oscuras esto no ha hecho más que empezar...

Con calma.

Ordenamos cuartos pues. Hacer limpieza de cuarto como metáfora de limpieza de cabeza.

Sacamos cajas. Y entre polvo e instrucciones de IKEA nos encontramos con todos (o casi todos) los pinceles que he tenido en mi vida...madre mía filliña, síndrome de Diógenes! "pero es que a lo mejor los utilizo para..." parece que es mi lema. Conociéndome, dedico una caja bien grande a "materiales" (plásticos, papeles, alambres y cordeles) otra a "letras" (corta, pega, haz mensajes tipo asesino en serie que tú para eso sí que vales) otra la llamaremos "caja inspirante" y qué encontramos aquí? pues muy fácil, las trapalladas, objetos absurdos, horteras, de chino, recuerdos, dados, llaveros, monigotes...TODO cabe en la "caja inspirante"

Esto va cogiendo forma. Forma de estantería EXPEDIT que bien valen 20 € "o incluso trinta" como me diría Gloria esta mañana después de preguntarme 3 veces si necesitaba ayuda para montarlas "no...que esto es muy fácil" y luego volver a ver el resultado y confirmar "Ay pues se te da bien isto eh?"...si ella supiera que me lo explican todo unos monigotes sin nada de letra...

Llegamos a las cajas de recuerdos.

La de las fotos. El señor de gafas oscuras sin canas, la señora que calceta ochentena, Santi con la onda en un pelo engominado, Manu sin barba, cuando era Manolito...noches de Vigo, de Madrid, de Verano...ojos de niños, arrugas que no están, pelos que cambian, caras que se afilan, ropas que te hacen suspirar (bien por mal, bien porque lo tiraste y nunca debiste hacerlo)

Otra con todo lo que mis cuartos han visto pegado (con blue tack que cada junio se convertía en una bola gigantesca que arrancaba parte de gotelé) en todos mis años en Madrid...postales, entradas, dibujos, posters, notas, papelitos que en su momento tuvieron sentido...y todo conservado durante 6 años, despegado, repegado y vuelta a empezar. Eran "mis cuartos" como he bautizado una carpeta de fotos en la que si uno observa bien se puede ver una pequeña evolución pero todos muy semejantes...supongo que era mi forma de sentirme como en casa pese a que las paredes cambiasen año tras año.

Espera, y esto? Caja de apuntes. De la carrera, pocos...del colegio, más. "Un pronome átono nunca pode encabezar unha oración" el mapa político de África, los Reyes Católicos (se ve que le di más importancia a esto que al Derecho Canónico)...fotos de clase, dibujos de los 5 años...Oh, oh!...la "carpeta de las cartas"...y ahí estás todos esos Christmas que se enviaban a tus amigos de verano para que no te olvidasen llenos de buenos deseos y esperándonos ver pronto en la playa, esas notitas absurdas de clase, esas contracciones imposibles y "k" que no han lugar...esos "no entiendo nada" "me gusta este" "tía es que no sé qué te pasa últimamente, vale, todo es una mierda pero..." Ay! cartas adolescentes que son el horror pero que me hacen ver que si hace 10 años era así, qué pensaré de mi yo actual dentro de otros tantos...

y otra vez a vuelta con ese futuro incierto...

Porque aquí estoy, en un cuarto a medio montar, entre libros, acrílicos, papeles y fotos de ayer esperando a que hoy abra mi buzón de entrada, como cada mañana. Esperando que le de al aleatorio de iTunes, a que siga ordenando mi vida mientras espero a que empiece lo siguiente. Lo que toque. Lo que sea. Esperando algo. Mientras llega, seguiré atrapada en el tiempo y como Bill Murray intentaré hacer algo distinto cada día (menos suicidarme de todas las formas posibles, claro) Veo, dibujo, pinto, escribo, leo, escucho...hasta que un día lo oiga..."estás contratada"

SINSENTIDOS DE LA INFANCIA


Hay una serie de gritos de guerra infantiles que de vez en cuando rememoras bien sea en coñas absurdas o porque simplemente te dio un arrebato de nostalgia escuchando a las nuevas generaciones jugar expresándose con una jerga que parece una evolución de la que utilizaste en su día.

Encontramos los clásicos "Rebota y explota" o "quien lo dice lo es y tiene el culo al revés"...cuya evolución asquerosa podría ser "Háblale a la mano"
Que si "No vale furar" o "Por mí y por todos mis compañeros" (y qué solidario parece hasta que llega el "y por mí primero") o las cancioncillas con tufo a pufo para ver a quién le toca quedar a la pita (o a Marco Polo que no hay peor trago que ese...vacile gratuito oiga!). Por favor, analicen: "Pito pito gorgorito...dónde vas tú tan bonito...a la era verdadera...pin, pon fuera" Cuál es la era verdadera?? cuál? y luego venía el atraco a mano armada que era que si le tocaba a un amigo tuyo o a ti mismo, alargabas la canción con un "sa-les-y-que-das-tú" venga hoooombre!! fuera!!

De la jerga más adolescente me informa Feli, que tiene unas sobrinas en edad de merecer (de merecer un par de leches)...y te dicen "qué friki eres" o alguna hija de alguna prima que me suelta un "te estás yendo" y se queda tan pancha. Porque se creen muy guays. Pero hay que dejarlas. Porque el mundo a esa edad ya es suficientemente cruel y es muy difícil escoger con qué frase de qué canción de amor desesperada vas a actualizar tu estado de messenger y con cuántos corazoncitos y estrellitas vas a decorarlo. (Aunque mejor yo de actualizaciones de estado no hablo que voy bien servida...eso sí, sin corazones rotos ni días en que "estoy mal")

Pero volviendo a esos años un poco (sólo un poco) más inocentes que la adolescencia, esos años de infancia perdida en la que juegas con todos, se recuerdan aquellos "pido no" o "me pido delante" en lucha con tus hermanos o "bocio permanente quien me de chupa 20" (que hay que ser cerdos...)
Y aquí es donde encuentro una expresión que me produce unas dudas terribles sobre su funcionamiento. Porque más que una expresión era una contraseña, una obligación a estar constantemente alerta. Vamos a ver...qué narices es eso de "PRI CON PRI!"

Cómo funcionaba? Y aquí surge el debate. Porque me pregunto yo...si alguien dice "pir con pri" el siguiente sólo tiene que decir "pri" para ser ese "pri" de "Pri con pri"? Según Blanca es que alguien decía "jugamos al tenisPRI CON PRI" (así todojunto) y otro alguien tenía que decir también "pri con pri" (y casi siempre estos dos estaban compinchados...aunque esto también puede entrar dentro de las teorías conspiranoicas de Blanca)
Luego María, para darle todavía más chicha al asunto, me recuerda que luego existía el "Se con se". Yo ahí ya digo basta. Que no puede ser. "SE CON SE" y otra vez la misma duda...entonces el siguiente dice sólo "se"?
Finalmente mi vaga, ausente y en la mayoría de los casos incompetente (que ni que fuera funcionaria) memoria, decide hacer acto de presencia y recordar que sí, que había hasta un "ter con ter".

Y aunque después de reírnos mucho yo sigo sin entender muy bien cómo iba el rollo este (si alguien puede arrojar luz sobre este asunto, adelante) me acordé también de lo chungo que era ser tan poco espabilada (yo) como para que después de que ya hubiesen dicho "Primer!, según!, tercer!" te tocase decir...qué? "cuarter"? pues no. Eras cuarta y punto. Eras una pringada también. Pero este es otro tema.

En fin, la infancia...en ocasiones es mejor no tener buena memoria...



 

ANSIEDAD DOMINICAL

Yo soy fan del Domingo Horizontal que básicamente consiste en tumbarse en la cama o el sofá o alternarlos y ver series y películas y comer guarradas. El Domingo Horizontal pega mucho con aquellas Resacas Colectivas que hacían tan llevaderos los domingos allá por el año 2009 (cuando aún no éramos muy conscientes de la que se nos venía encima y mi futuro era cierto y seguro).

Lo que ocurre es que de un tiempo a esta parte (desde que he vuelto al hogar parental, como tantos otros jovenzuelos preparados y sin sueldo) los domingos me levanto e intento ser persona. Esto está bien, porque me levanto e interactúo con otros seres que a lo mejor están igual que yo (de mal) pero han hecho un esfuerzo por salir a las calles a tomar el aperitivo (o el brunch porque ahí se juntan tostadas con empanadas). Luego como en casa de la abuela, discuto por enésima vez con mi padre y mi tío sobre los beneficios de Internet, escucho unas cuantas veces "cómo va lo de la búsqueda de trabajo" y cuando se empieza a acomodar la gente en el sillón, vuelvo al hogar. Rondan las 4. Y ahora qué? Mandas whatsapps al infinito esperando respuestas de otros hongos que están en sus sofás tirados, como tú y finalmente desistes y te pones en plan de casa. Con parte de abajo de pijama y todo. Y Youtube. Y alguna revista. Y viaje a la nevera. Y alguna noticia. Y venga, una peli. Una serie. Y otro viaje a la nevera... "Carmen, qué buscas?" "Trabajo!...pero en la nevera no sé lo que busco..." "Claro, es que ni ella lo sabe" Pues no. Aquí empiezo a analizar y es que no sé que quiero. No sé qué quiero hacer, ni qué quiero comer. No sé si estoy bien, mal o regular. No sé nada (aunque supuestamente esto era lo único que tenía claro Sócrates) Bien. Pues yo igual. Sólo tengo claro que no sé nada y que me invade la ansiedad.

Y por qué? se preguntarán muchos (entre ellos Mourinho)...si ni si quiera trabajas mañana! Pues no lo sé. Pero es un hecho. Da igual si salí ayer o no. Si hace buen día o malo. Yo estoy así. Que no sé.

Qué tengo doctor? Ansiedad Dominical. (que bien podría ser el nombre de un grupo punk de un sólo éxito: "No kiero kurrar, yo valgo pa' beber, solo kiero comer keso y no pensar en eso"...Pura poesía)

COSAS QUE DURAN

Nota: Aunque algunas de ellas se pueden poner en varias categorías, he escogido aquellas que, en mi caso, tienen más probabilidades de ocurrir.

Cosas que duran...

...hasta que se rompen:
- Las mantas ( y eso que resisten aún con varios agujeros)
- Las palas de playa
- Los paraguas
- Los juguetes
- El esmalte en las uñas
- Las minas de los portaminas
- Los ordenadores (o hasta que se hace mayor...a los 3 años más o menos)
- Las colchonetas
- La dentadura
- Los matrimonios
- Las fotos de ex novios.

...hasta que se pierden:
- Los móviles
- El DNI
- Las bufandas
- Las tradiciones
- Los "valores"
- Las elecciones al Gobierno (Ah! no, espera, que aquí todos ganan)
- Las pelota de palas de playa
- El interés (o hasta que lo pagas)
- Los pendientes
- Los calcetines (emparejados)
- Las gafas de sol
- Las gorras
- Las guerras

...hasta que se prestan:
- Los bolígrafos
- Las goma del pelo
- Los libros
- Las raquetas de padel (raquetas en general)
- Los mecheros (aunque aquí debería ser hasta que un listillo se lo mete en el bolsillo)
- Tu dinero ahorrado

...hasta que tu madre quiere:
- Tus tenis preferidos
- Los adornos de Navidad
- Las cosas guardadas en los altillos
- Tu edad del pavo (cuando habla con otra gente sobre ti)
- La basura a rebosar
- Las peleas de hermanos
- El vestirse igual que tus hermanos
- El recibir regalos el día de Reyes
- Tus noches adolescentes (previa llamada amenazante)
- Los envases vacíos en la nevera
- Tus horas de sueño los domingos

...hasta el infinito y más allá
- Los rotuladores marrones
- Las rivalidades futboleras
- Las partidas de Monopoly (cuentan que hubo una persona que consiguió terminarla...pero el resultado, como en la vida, es que se llevó todo la banca)
- Un polar amarillo que conservo desde los 8 años y sigue al fondo del armario...porque aún me sirve! (lo que hace que me pregunte qué talla me compraba la señora que calceta en el año 98...)
- La estupidez humana (aunque esto no lo digo yo...)

QUÉ SERÁ SERÁ...


Y se acabó la Navidad...con todo lo que tenía que decir sobre ella. Lo resumo en que la reivindico y que a mí, a pesar de todo, me sigue encantando. Porque en Navidad volvemos a ser pequeños, volvemos a reunirnos, volvemos a emocionarnos y a despotricar, volvemos a tener pereza de fiestas y cansancio acumulado, volvemos a discutir, volvemos a beber como los peces en el río, volvemos a vernos, a felicitarnos, volvemos a las tradiciones que nos hacen ver que volvemos a un sitio conocido. A casa. Y volver, aunque sólo sea unos días en los que todo pasa, aunque sólo sea una noche en la que todo puede pasar "porque es Navidad", pues está muy bien. Porque volver mola. A ver si no de qué iban a seguir con el anuncio de Almendro o le iban a dedicar un tango tan genial.

A mí me sigue haciendo falta escuchar el discurso de Juancar mientras me arreglo para ir a cenar, sigo queriendo escuchar a Rafaelito diciéndome "Carmen, que viene Papa Noël!", sigo queriendo escuchar villancicos y ver las calles abarrotadas. Sigo criticando la decoración navideña (no puede ser tan difícil poner luces blancas y ya), me siguen gustando las palmas en el Concierto de 1º de Año, la comida en Casa de la Abuela (previa llamada de la máma advirtiéndome que es en unas horas) y los saltos de ski (así que ya me los están volviendo a poner en la 1. Aunque sean repetidos)

Y de la Navidad, sobre todo, me gustan los niños. Esos enanos flipados con esas caras indescriptibles que te recuerdan que un día tú también fuiste como ellos. Esos mismos pequeños que me encontré al ir a despedirme de Sor Carmen. Los que ahora corren con su uniforme azul por las escaleras del Niño Jesús de Praga como un día hice yo.

Allí estaban los hermanos ya no tan pequeños de mis compañeras. Allí había mucha gente. De todo tipo y condición. Muchas generaciones de vigueses que estudiaron por sus apuntes de lengua y vieron la mejor caligrafía que jamás existió. Y al ir a darle un abrazo a sus hermanas, sin querer, me emocioné. Porque vi a esas monjas que me riñeron, sonrieron, enseñaron y cuidaron durante tantos años, pero también vi a unas mujeres que dedicaron su vida a nosotros cuando éramos tan pequeños que no lo valorábamos... y las vi muy tristes. Sor Dolores me vio y sólo dijo "no llores". Pero por una vez no pude obedecerle.

Será que era Navidad y que en esta época estoy algo más sensible de lo normal...será que me gusta ese sentimiento extraño y casi impuesto que nos lleva a estar bien. O a intentarlo al menos. Por los demás. Por los que te rodean.

Será que me gusta que por unos días se mande la crisis, los problemas y las dudas "al carallo" y se brinde por un año que está por empezar y que, como una página en blanco, parece estar lleno de posibilidades. Será el turrón, será el champán...qué será, será...

Pero, así, sin darnos cuenta ya han pasado los 15 días que tienes para devolver un artículo. Ahora ya nos tenemos que quedar con el 2012. Nos guste o no. Año bisiesto, año olímpico, año de Eurocopa, se acaba el mundo...no será mucho?

 

 

 

 

NYC (NI YO COMPRENDO

Nota: Nueva York son tantísimas cosas a la vez que me mareo sólo de pensarlo así que he optado por hacer una transcripción casi literal de lo que se me viene a la cabeza al pensar en esa ciudad que viví durante 3 meses y en la que dejé una parte de mí olvidada a propósito para tener que regresar a buscarla.

Nueva York son hot bagels, unos panecillos calientes a los que yo añadía mantequilla y que sólo se puede describir como "Mmm". Con ellos desarrollé un ritual semejante al de la tostada, tomandome antes la parte de abajo que la de arriba y así  empezaba el día. Son cafés terribles (o incluso peores) y gigantes que bebo con pajita. Es un cartel en cada baño que reza "Employees must wash hands" (los empleados deben lavarse en las manos). 

Es la demostración de que las cosa bien hechas, por absurdas o simples que parezcan, triunfan. Son pequeñas cosas que allí son grandes. Detalles. Cosas hechas con gusto. Cosas bien hechas. Con cuidado. 

Nueva York consigue quitarle mérito a las películas de Woody Allen. Porque te convences de que rodadas en Torremolinos no habrían tenido el mismo éxito. Porque, aunque típico, es cierto eso de que la ciudad es un personaje en sí mismo. 

Nueva York son edificios, gente, taxis y el metro. 

El subway. Es perderse y confundirse en él a pesar de la tipografía Helvética tan clara. Son pasadizos. Es una rata en las vías. Mariachis, cantantes y músicos en general interrumpidos por el rugir de los trenes. Es Local y Express. Es Nicolás atrayendo la atención del vagón con sus gestos de victoria y su sonrisa de cuatro dientes.

El metro es silencio en la vuelta a casa. Las cabezas de ellas apoyadas en los hombros de ellos y la mía reposando en mis manos o en la barra mientras lucho por no quedarme dormida. Es escuchar la misma voz que siempre advierte "stand clear of the closing doors please" Es llegar a la parada de Times Square y que te recite las posibles conexiones como si del abecedario completo se tratase.

Nueva York es grande. Todo. Las raciones, los edificios, las calles, los alquileres...pero no las casas.

Es tener que cruzar calles tantas veces al día que al final lo haces en rojo. 

Es la calle Broadway. Pasear por ella con Nicolás. Con el carrito mágico que lo duerme. Es mi calle. Y a veces pienso "si sigo todo hacia arriba llego a casa"...pero claro, son 6 kilómetros...

Son pasos de cebra con semáforos en los que hay un hombre blanco y luego una mano roja parpadeante que no te dejan decir "pero si esta en verde!!" porque el hombrecillo es blanco y la mano es roja. Son calles con parches en las aceras. Calles hechas a cachos como la propia ciudad. Calles indicadas. "One direction". Es una ciudad, pero son coordenadas. Son números y tipografía.

Es entrar en las tiendas y que te reciban con una enorme sonrisa. Son tiendas especificas sobre temas específicos y que duran meses. Y cambian. Como todo aquí. Son compras, compras, COMPRAS. Es sentirse estafada en una tienda de cámaras y tecnología que se anuncia con neones rojos en Times Square.

Son dos tórtolos abrazados haciéndose una autofoto que sentaría mal a cualquier diabético. Son personas fotografiando lo mismo que yo semanas atrás y ahora al pasar me pregunto si sucederá algo distinto para que haya tanto revuelo. Pero lo que pasa es Nueva York.

Es brunch, café y paseo. (Y esto es felicidad)

Son limpia-platos que hacen un descanso para el cigarro con el mandil todavía puesto y el pañuelo en la cabeza. Son todas las imágenes que tienes preconcebidas sobre ella. Es dar un paseo sin rumbo. Es acabar en Houston una vez más y volver a esa parada en la que tantas veces aparecí. Volver a ese lío de calles que se extiende por debajo de la calle 8. 

Son distancias engañosas. Es caminar. Mucho. Caminar. Sin rumbo. Es ser arrollado

 por una bicicleta. Es escuchar español a miles de kilómetros y que no te extrañe. Es acabar en lugares extraños. Es acabar siempre 

en Bowery y nunca acordarse dónde está el metro. Es estar en el East side y tener que ir al West side. Y que sea un problema. 

Nueva York es vertical pero no horizontal. 

Son museos. 

Son pintadas. Son obras de arte. Obras de arte que no lo son.

Son lucecitas de navidad puestas en los arboles con buen gusto. Es nieve puesta en los arboles con buen gusto.

Nueva York son visitas que alegran y te recuerdan que tú en realidad eres otro tú más allá del Atlántico.

Son "En serio" que se transforman en "Really?"  y "Madre mía" que lo hacen en "Oh my God"...

Es no haber ley. Es que haya demasiadas leyes. Leyes no escritas. Leyes que te van a explicar muy educadamente. Son tips y taxes o lo que es lo mismo, paga mucho más de lo que refleja el precio. Son restaurantes bien puestos. Caros y de calidad media, pero bonitos. 

Cada noche la ciudad renace. Se viste de un luto elegante, misterioso y magnético.

Nueva York es alcohol caro y mal puesto. Son cócteles caros y bien puestos. Son terrazas imposibles, impresionantes e increíbles. Es tomarse una copa viendo el Empire State. 

Son Hammers y limusinas por Times Square. Tantas que pierden todo su glamour. Son discotecas con con vistas a ríos y edificios iluminados.

Son obras. Y más obras. Obras permanentes. Perpetuas. 

Parches, socavones, desniveles. Asfalto que no encaja. Con baches. Obstáculos. 

Nueva York es contraste de zonas. De una calle a otra. Es contraste de gentes. Es contraste en general. Con edificios altos, edificios bajos, gente joven y extravagante, gente vieja de otra época. Gente rica. Gente pobre. Gente educada, gente amable, gente durmiendo, gente esperando, gente sola. Gente con la mirada perdida, escuchando música, leyendo, en los museos, en las calles. Gente comprando. Gente viviendo o sobreviviendo. Gente corriendo. A todas partes. A todas horas. Es gente guapa, gente fina, gente bien vestida. Gente rara. Son punkis, rastafaris, runners, nannys,  brokers, yuppies, chinos, negros, judíos, pakistaníes, blancos, rubios, morenos, pelirrojos, altos, bajos, gordos (muy gordos). Todos. Tantos...

Y es que esto no deja de ser una isla con edificios altos y demasiada gente donde si no encuentras dónde sentarte buscas un sitio y da igual dónde esté, porque será tuyo. 

Son paisajes urbanos. Es EL paisaje urbano. Vistas de cemento. 

Son edificios majestuosos con toldos señoriales y doormans (que no doorwomans) engalanados que abren puertas y ayudan con las bolsas de la compra. 

Son edificios importantes donde se toman decisiones importantes con gente importante que va con trajes de un precio importante. 

Son edificios nuevos, viejos, en ruinas, bonitos, preciosos, feos, 

de formas extrañas y de diseño. 

Son puntas de edificios iluminadas. Relojes iluminados. Ventanas con luz. Son historias. Historias que brillan más o menos pero todos tienen una. Y si no te la inventas.

Nueva York son ideas. Ideas. Cientos, miles, millones de ideas. Algunas triunfan y muchas fracasan.

Son puertas giratorias. Escaleras de incendio en las fachadas de los edificios (marca de la casa) Banderas de Estados Unidos. Es caminar sin rumbo. Es no diferenciar un sábado de un domingo. Perros vestidos como personas y personas vestidos como perros. Comida rápida en todas partes, de todas las nacionalidades. Son 900 canales y nada en la tele. Son compras. Son cafés con encanto y manteles de cuadros. Bicicletas. Luminosos. Son escaparates tentativos y precios prohibitivos. Son gangas. Son cafés enormes y aguados. Es comer sin parar. Es parar a descansar en un Starbucks y de paso conectarte con el mundo gracias a su Wi Fi generosa. Son tiendas bien puestas, es tipografía bien puesta. Son carritos con sombrilla vendiendo comida cochina en la calle. Son taxis. Son etnias. Es gente dispersa. Dispar. Diferente. Diferida. Es todo abierto 24 horas. Es fluido...pero con obstáculos. Son surtidores de agua. Los Bomberos y su ruido. Es pizza. Sin duda es pizza. Son acentos. Son gorros y pelos distintos. Son carteles. Publicidad. En realidad toda la ciudad es publicidad de sí misma continua. Son eventos en todas y cada una de las esquinas. Son colas de espera. Bocinazos. Farolas que faltan. Calles con poca iluminación en las que sin embargo te sientes segura. Son camareros que cobran tips. Trafico. Olores. Son luces de neón, luces de cocina, luces íntimas e indirectas. Es no ver lo que estás comiendo. Son arboles que cambian con las 4 estaciones. Son charcos que no se secan. Son mesas pegadas unas a otras. Son nombres que te suenan de siempre SoHo, TriBeCa, Chelsea. Es nieve, es lluvia, es sol, es calor. Es estar rodeado de gente y muy solo. Son puestos de "nuts 4 nuts" que hacen que la calle huela a miel tostada. Son puestos de comida indescriptible que hacen que la calle huela indescriptiblemente (mal). Son objetos indescriptibles, como la ciudad. Son pastelerías, de eso son los reyes. Reyes en edulcorar, para comer y para decirte las cosas. Es un autobús de colegio amarillo. Son recreos en la calle que cortan para los niños. Son cosas exquisitas. Tiendas gourmet. Terrazas delicadas. Son pivotes naranjas en la calle. Alcantarillas de las que sale un humo sospechoso. Son tiendas de arte en las que quiero todo. Todo. Son tachuelas, abrigos y botas. De todos los tipos y colores. Son películas. Son fotogramas en la memoria. Son rodajes. Son bancos. ATM machines. Metro card. Es una ciudad para adultos donde se cuelan niños. Es cultura hecha de la nada. Cultura prefabricada. Directa a los ojos. Como esos carteles enormes que te comen. 

Es hablar solo. Ah! no, espera que tiene un pinganillo. Soy yo hablando sola entonces. 

Es todo. Es nada. 

Es una ciudad. Es LA ciudad.

Son notas, momentos y lugares. 

Arboles, calles, cemento mal puesto, adoquines, basura, luces, taxis, obstáculos. Gente

Y taxis. Más taxis. Obras. Basura. Gente. Taxis.

Nueva York son luces y es basura. 

Son contrastes.

Es hacer todo más atractivo en una ciudad que se cae. 

Es buscar lo cool en lo decadente. En lo caro. En lo incómodo.

Es hacer las cosas bonitas y apetitosas. 

Es aparentar. 

Es gente.  

Son caras. Caras sin cara. Gente etiquetada y lista para comer(sela). Y yo qué era? Española. Toca volver. A casa.

Nueva York es irse. 

Es inspirarse. Vivirlo. Sentirlo. Olvidarse. E irse.

Es irse sabiendo algo seguro: que vas a volver. Volver para reencontrarte con todos estos rincones que un día descubriste y otro día dijiste "anda pero si aquí ya estuve". Esos rincones familiares. Porque en Nueva York te integras aunque sea tan individualista. O tal vez gracias a eso. La haces tu ciudad. Es de la talla de cualquiera.

Es dar un último paseo volviendo a casa en una noche húmeda con buena temperatura, avanzándome el tiempo que voy a encontrar en Vigo.

Es decir...hasta pronto Nueva York, ha sido un placer!

Y son fotos! Casi 3000. 

De todo tipo. En todas partes.

Es dejar de fotografiar monumentos y empezar a hacerlo a la gente. 

Es la hora de volver.

Son fotos. Y aquí la última.

Nueva York es un post que se comenzó allí y se finalizó en aquí. En un Vigo que huele a Navidad y sabe a comida de mi madre. Que me recibe entre abrazos y preguntas. Un Vigo que llueve bien y que va en Vespa. Un Vigo con gente con cara. Muchas caras. Un Vigo que es mío. Casa.

NICOLAS(ITO)

Nicolás es un ser pequeño aunque crece por segundos. Nos conocimos cuando cruzamos el Atlántico hacia su nuevo hogar y el mío durante 3 meses. Con él he pasado más tiempo que con ninguna otra persona en estos 90 días. Nicolás no tiene secretos para mí pero sigue siendo una incógnita qué pasa por su cabeza. Cabeza desproporcionada de bebé con mofletes irresistibles. Cuando conocí a Nicolás tenía 8 meses y ahora lo dejo con casi 12, tenía 2 dientes y ahora son 8.

Nicolás me desespera cuando mete la mano en la papilla o cuando la mueve inesperadamente y me vuelca la cuchara desparramando toda la papa de frutas. Cuando mete el pié en el pañal lleno de su propio producto. Cuando aprieta los labios y no hay comida que pase. Cuando llora y no sabe decirme por qué. Cuando lo hace porque ha tirado por decimoctava vez el chupete fuera de la cuna o porque le quitas algo. Me desespera cuando no se duerme. Haga lo que haga. No se duerme. Cuando le estoy preparando la comida y protesta porque tiene hambre alcanzando esos tonos agudos tan penetrantes. Cuando se mueve en el cambiador. Cuando está muy cansado y ni él sabe lo que quiere. Me desespera la atracción fatal que siente por cualquier mancha, peligro o enchufe. Cuando pasa de la risa al llanto en un segundo.

Nicolás me desmonta cuando se ríe solo de repente sin que yo sepa por qué. Cuando lo cojo en colo para llevarlo a dormir y no rechista, porque está cansado y le apetece siesta. Cuando me sonríe al entregarle el chupete, ese que ha tirado por decimoctava vez. Cuando lanza un grito de alegría por conseguir meter un cubo dentro de otro, por alcanzar ese objeto preciado que le quedaba a desmano o porque le acabo de hacer una torre con las cajas que tanto le gustan. Me desmonta cuando me sonríe. Todas y cada una de las veces. Lo consigue. Cuando empieza a aplaudir mi actuación porque está sonando una gran canción y le digo "Nicolás esto es un temazo!" y me levanto y se lo canto. Cuando da botes nerviosos porque está muy contento. Cuando entro en su cuarto y me recibe con cara de recién levantado y una sonrisa. Esa sonrisa. El rato que tarda en despertarse, porque todo lo mira como si estuviese viéndolo por primera vez. El rato que tarda en dormirse, con los ojos a media hasta hasta que da un bostezo final antes de rendirse. Cuando habla y canta en su propio idioma. Cuando me saluda los lunes después de un fin de semana en que nos hemos visto poco. Cuando, cansada de que no coma, apoyo la cabeza en su mesa y entonces acerca la suya hasta darme un croque con la frente. Y se ríe y se aleja y repite la operación. Cuando se toma el biberón del tirón y no deja ni una gota señores, ni-u-na-go-ta! Cuando se tumba en la cama o en el sofá con cara de "Ay...qué bien estoy aquí" Cuando me tiro al suelo y viene a buscarme y apoya la cabeza sobre mí, aunque sólo sea un segundo antes de fijar su atención en algo más interesante, probablemente un trozo de plástico de un color llamativo cuyo mecanismo y forma observará concentradísimo. Cuando se revuelca en el sofá y se ríe. Cuando coge sus libros y hace como que lee. Cuando me persigue y me trepa por las piernas para ponerse de pie. Cuando se pone de puntillas para ver qué estoy haciendo en la mesa. Cuando está recién duchado y tiene sueño. Cuando empieza a dar palmas y le canto "palmas, palmitas" y se emociona como pensando "eso mismo es lo que estoy haciendo!" Cuando me lo como literalmente a besos y se parte de risa. Cuando pasa del llanto a la risa en un segundo.

A Nicolás me lo quiero comer muchas veces. Porque a pesar de que es un bebé y casi todos los bebés son comestibles, Nicolás es un bebé al que he cuidado y he visto crecer. Le he bañado, peinado, cambiado, alimentado, llevado de paseo, jugado con él y visto dar sus primeros pasos. Así que Nicolás ya no es sólo "un" bebé para mí.

Ya se mantiene en pie y es mucho más independiente que cuando llegué. Se sube a mi silla y me pide objetos a manotazos. A veces me sorprende lo claras que tiene las cosas. Sabe lo que quiere y se enfada cuando le engaño haciendo como que le voy a dejar el móvil...pero Nicolás tiene que entender que por mucho que esté asegurado, al señor de gafas oscuras no le va a hacer ninguna gracia si le pasa algo al iPhone.

Me hace caso cuando le digo "NO" al aproximarse a ese enchufe. Ese que mira con veneración por ser algo prohibido (qué jóvenes empezamos a desear lo que no nos dejan tener) Lo intenta cada día, varias veces, cientos, pero responde ante la negativa con una mirada seria y a continuación parte hacia otros menesteres.

Después de una tarde de juegos el salón es un caos. Nicolás(eitor) ha pasado por ahí. No hay duda.

Le canto todas las canciones que mi madre me enseñó (que son muchas) y algunas que invento sobre la marcha describiendo lo que va aconteciendo "No-te-ti-res-de-la-si-lla uó uó uó" o los clásicos "Pañal sin marrón mola mogollón" o "Nicolasi-tó es pequeñi-tó...y no sabe caminar..." que pronto quedará obsoleto.

Le hago el juego de la naranja como Marlon Brando a su nieto en El Padrino y se ríe mucho. Por suerte para mí el desenlace no es el mismo y yo no muero aunque alguna vez lo pretenda y Nicolás acabe gritando y pegándome para que vuelva a hacerle caso. Me alegra saber que aunque sea un poquito y aunque lo vaya a olvidar en menos de un mes, algo le importe.

Nicolás se va a olvidar de mí pero yo nunca me voy a olvidar de él. Porque me ha dado la oportunidad de venir a esta ciudad increíble, ya que sin él yo no estaría aquí, pero también la experiencia que es tener a alguien tan pequeño a tu cargo. A alguien que depende de ti para todo. Gracias a él he confirmado que por supuesto que quiero tener hijos pero también que por supuesto que aún quedan unos cuantos (bastantes) años para eso. Porque Nicolás me hace ver cómo cambia tu vida cuando todas las decisiones tienes que tomarlas pensando en otro antes que en ti.

Le veré dentro de 15 años seguramente en una noche de verano que es cuando las generaciones más se acercan entre ellas y le diré algo como "Chaval, que yo a ti te cambiaba los pañales!" El pensará que soy una loca pero aceptará de buen grado la copa a la que le invite. Porque será un adolescente más, con todo lo que eso significa. Porque habrá perdido esta carita rechoncha, estos mofletes y esta mirada inocente...pero para mí siempre será Nicolasito. El enano.

BEGINNERS

Hace unos días vi Beginners. Una película que, sin tener nada que ver, me causó un efecto parecido al de "500 días juntos" en su momento.

Es una película que describe una belleza triste o una tristeza bella.

Entre los protagonistas encontramos al Capitán Von Trapp. Menos intimidante y mucho más interesante que cuando nos conocimos hace ya tantos años en aquella cinta VHS que la abuela Nené me regaló donde ponía en rotulador negro "Sonrisas y lágrimas". Con aquel uniforme, aquel silbato y su emocionante "Edelwaiss"...pues bien, he de decir que los años y las canas le han sentado divinamente a Christofer Plummer y haciendo de hombre que sólo al final de su vida se decide a vivirla plenamente, está espléndido (que es un adjetivo que sólo se me ocurre utilizar con gente mayor, no me pregunten por qué..."pues Fulanita está espléndida a sus sesentaipico"...)

Ella es ideal. Con ese acento y esa esencia tan típicamente francesa. Y ese peinado perfectamente despeinado. El pelo lacio y rubio que cae en mechones dándole un aire amable e indefenso pero al tiempo dan ganas de descubrir más. Callada. Pausada. Con una mirada penetrante y boca que parece decir que "todo va a ir bien". Es una incógnita de mujer con aire bohemio y vida vacía o por ordenar. O por comenzar...

Y él...él es perfecto. No sé qué tendrá este escocés que haga lo que haga me gusta. Siempre correcto. Con esa sonrisa que bien le vale a un yonki, que a un poeta, que a un caballero Jedi o a un playboy. Tanto da. Ewan McGregor es un buen actor. Y en esta película hace de hombre triste. De hombre que lo ha pasado mal y lo dice todo con un tono monótono que en cualquier otro hubiese resultado cansino pero que él consigue hacer interesante. Además dibuja...qué más puedo pedir.

Abro un yogur de esos que me encantan y que voy a echar de menos, natural con miel. Miel verdadera que hay que volcar en lo blanco y va cayendo como en una piscina que se llena lentamente. Muy lentamente. Y mientras dejo que el proceso se complete me empapo de la película.

De Beginners me encanta su estética. Por gustarme me gusta hasta la caligrafía del titulo, tan complicada de que quede bien. Porque la caligrafía es algo muy personal. Pero es que esta es una película de personas. De personas tristes que se encuentran. De personas felices que se mueren. De retazos. De recuerdos. De silencios. De música de piano acompañada de una voz melodiosa. De fotogramas que son postales. De dibujos a rotulador.

Esta película tiene varios filtros. Filtros azules de tristeza y amarillos de recuerdos. Pero recuerdos fríos.

Me gustan los colores porque, como casi todo en la vida pueden ser muy contradictorios. Puedes encontrar amarillos fríos y azules calientes.

La tensión de los opuestos que le llaman. Así vivo yo desde siempre. En una continua tensión entre opuestos. Entre el realismo y el optimismo, entre el arte y el orden, entre la noche y el día, entre cafés y sofás, entre procrastinar y organizar, entre tostadas con mantequilla y yogures bajos en calorías.

Y la miel sigue bajando. Es líquida o sólida? La miel me encanta.

Beginners es como un collage de pequeñas notas. ApunTes. Pinceladas controladas que parecen no decir nada pero luego te das cuenta que reflejan una idea. La película es triste porque hay muerte. Pero en realidad lo es porque te explican cómo era alguien que ha dejado de existir. Y sin querer, le echamos de menos, aunque sea ficción. Te da la clave de lo verdaderamente duro de algo tan común. El hecho de que nunca más vas a poder hablar con esa persona.

La película parece una libreta de recuerdos y pocas cosas me gustan más que una libreta usada.

Y la miel sigue bajando.

Siempre hay muerte como siempre hay vida. Otra vez los opuestos. Así que la otra conclusión que sacamos de algo tan común como la muerte, es que siempre se puede seguir. Los que nos quedamos. Tristes. Pero seguimos. Es una película de principios y finales.

Se puede estar triste. Beginners me encantó y me puso melancólica. Porque lo bonito a veces es triste.

Y la miel que ha dejado de bajar se me pega a la cuchara y forma una pasta deliciosa con el yogur. Bajo en calorías, claro...engañada de mi.

MoMA Y RIVERSIDE PARK

MoMA

El MoMA es un laberinto de escaleras, espacios, paredes y huecos. Todo blanco, cuadrado y molón.

El MoMA es un museo por el que da gusto pasear. Hay más personas que obras y muchas de ellas van solas. (las personas....y las obras también) Tienes lugares para sentarte y si no, te lo inventas. Cualquier pared o esquina. Hay un guardia que me pregunta si ese tipo de la foto no se parece a Kramer el de Seinfeld. Yo para contestarle que "sí...puede ser él de joven" tengo que quitarme los cascos y dejar de hacer fotos por un momento a toda la sala de tipografía americana.

En el MoMA está permitido hacer fotos pero yo fui muy vaga y las hice con el iPhone que se quedó sin batería y del que no te puedes olvidar nunca porque el MoMA te proporciona unos fondos de pantalla envidiables. Y es que aunque puedes dejar todo en el ropero, yo cargué con abrigo y bolso-maleta las dos horas que estuve allí. Hasta que cerró. Y apurando las últimas salas, las de la exposición permanente. Error. Hay que volver.

Mentiría si no dijese que todo queda mejor en la foto. Como casi todo.

En el MoMA hay muchas obras que me encantaron y otras muchas que me dejaron sin palabras. Y eso es difícil porque yo siempre tengo algo que decir al respecto de todo aunque luego me lo calle. Pero es que no sabía ni qué pensar. Esto por qué está aquí a ver? Y esto? Luego te das cuenta de que muchos están por ser quien son y en el momento que fueron y que hoy día ya no estarían. Pero el MoMA me gusto eh? que conste en acta. Me gustó mucho la "experiencia" como les gusta llamar aquí a las cosas. El no diferenciar las obras de una futura exposición de las obras de la exposición en sí (no sé si me explico, máquinas y maderas por el suelo y la gente haciéndole fotos) es parte del juego. 

Aún a riesgo de parecer osada porque yo tengo bastante poca idea de todo este tinglado (pero no estudiaste Bellas Artes? sí, pero no Historia del Arte. Vamos que a mí me enseñaron a hacer cosas, bueno, lo intentaron...pero no a criticarlas...de hecho era lo que más me costaba, explicar qué había hecho y por qué) creo que he llegado a algunas conclusiones sobre gran parte del arte contemporáneo. Y es que si no es bueno, hazlo grande, multiplícalo, quita colores, cuélgalo del techo, desmóntalo, déjalo en el suelo o insulta a alguien y entonces puede que acabes en un museo.

La hora de irse de un museo es cuando te echan o cuando empiezas a hacer fotos a la gente en vez de a las obras. Eso mismo me está pasando con la ciudad.

A pesar de todo: El MoMA un 8. El que tenga salas dedicadas al diseño y a la arquitectura contemporánea un 10. La tienda de regalos un 7 (la baja nota se explica por los altos precios, si no sería un 11) y los baños un 9 (qué pulcritud oiga!)

RIVERSIDE PARK

Qué práctico es el idioma inglés: River-río, side-lado. Parque al lado del río. Ni mas ni menos que dirían los Chunguitos.

Riverside Park es el parque de Nueva York que más cerca tengo. Y el que más me gusta. En esta ciudad hay muchos parques. Muchísimos. Pero hay que tener en cuenta que le llaman así a cualquier terre(nit)o verde en medio de calles en donde quepan un par de árboles, 3 bancos y alguna que otra ardilla.

Este es bastante grande. O debería decir bastante largo, porque es estrecho y se prolonga a la orilla del Hudson. En realidad hay carretera a un lado y al otro por lo que oyes más coches que pájaros pero este sonido es así como la Banda Sonora Original de Nueva York así que ni se nota. Está al nivel del río y más allá de este encontramos Nueva Jersey y al otro lado, en lo alto, los majestuosos edificios de Riverside Dr.

Ahora es otoño. El otoño en Nueva York es famoso. Por la película y por ser una estación buena para descubrir la ciudad. Ahora que lo he vivido puedo decir que no se equivocan. Ver mutar los árboles del gigantesco Central Park y los de mi propia ventana de un verde chillón a los colores típicos de esta estación con tan mala rima tiene mucho encanto. Te pueden tocar días de calor y días de nieve...y días típicamente otoñales como el que hacía ayer.

Aprovechando que la lluvia daba tregua me llevé a Nicolasito a dar un paseo por este parque. Porque no sé si lo sabéis pero un niño en casa muchas horas se/nos vuelve loco/s. Maldije mi cabeza a cada paso por no llevar ninguna cámara encima y sorteé el desnivel con la calle al regreso a casa no sin bastante esfuerzo, empujando el carrito cuesta arriba, con sonrisa de mujer con perro que pasaba por allí para aderezar la estampa.

El paseo fue de lo más...bonito. Sí. Como de postal. Tanto que cuando una brisa atacaba los árboles llevándose varias hojas amarillentas a su paso que planeaban un rato antes de posarse en el suelo, te daban  ganas de decir "sí venga hombre, y qué más..."

Pero es así. Nicolasito aplaude y canta porque es un niño feliz mientras yo voy de chulita y empujo el carrito con una sola mano. Porque no hay casi nadie y todo es muy llano. Y vemos arboles pelados, hojas amontonadas en el césped que ha dejado de verse, farolas, río, cielo gris y un poeta con cara melancólica escribiendo en un banco solitario. No...esto me lo he inventado pero vamos, que si un día estáis por Nueva York melancólicos y os dan ganas de jugar a artista atormentado, ya sabéis dónde tenéis que ir.

Que Riverside Park no es el parque más conocido de Nueva York...pero tampoco el más escondido. Haciendo un símil con la música sería como este nuevo "indie comercial" que al final a mí tanto me gusta.  Fácil, bonito pero que conserva mucho encanto.

P.D. como no había cámara he hecho un esfuerzo por recordar los colores que vi y son estos:

El otoño es mucho más que marrones