UNA HISTORIA DE IMPOTENCIA

Con la llegada del otoño las muertes de paraguas se disparan. Después de luchar contra viento y....lluvia, como soldados que caen en el campo de batalla, los cuerpos son abandonados a su suerte.

Sus esqueletos parecen esculturas. Soy fan de los paraguas mutilados.  

Son incómodos, pero quién no ha cantado bajo la lluvia mientras lo giraba? quién no ha tenido uno propio de pequeño adecuado a su tamaño? en qué casa no hay uno negro y masculino para padres? o uno de propaganda? o uno de esos pequeños y terribles? de cuadros? rojo? transparente? Quién no lo ha usado como arma? o se lo ha olvidado? o ha robado uno? Y qué me decís de los automáticos? y lo que duele pillarse los dedos cuando lo bajas? y dónde están cuando los necesitas inesperadamente?

Mi madre siempre tiene uno en el coche...hasta que deja de tenerlo. Entonces..."no hay un paraguas por ahí?" pues no, no hay. Y sin el paraguasdelcoche el automóvil está incompleto. Debería ser obligatorio, como los triángulos o un lector de CDs que funcione correctamente. Si no, multa. No se puede ir en coche sin música. (Hombre, por favor) El paraguasdelcoche ha tenido todo tipo de formas, tamaños y colores. Rueda por el suelo hasta que alguien, en pleno julio decide relegarlo al maletero. Luego viene octubre y volvemos al "Pero no había un paraguas por ahí?"

Yo tengo una obsesión con un paraguas rojo. No sé ni cómo ni por qué empezó, pero ahí está: en mi autorretrato paintiano, en el cuadro que decora el salón de la tía Guada, en el dibujo de fondo de pantalla...me persigue. Me protege.

Y ya sin más dilación, paso a contar una anécdota del señor de gafas oscuras.

Hace muuuuchos, muuuuchos años, cuando yo ni hablaba, ni escribía, ni padecía, alguien tuvo la brillante idea de hacer una excursión multitudinaria a Santiago de Compostela. Allí nos fuimos la Gonzalada al completo a abrazar al Apóstol y a preguntarle qué tal le iba. Cuando digo al completo, digo abuela, tia abuela, padres, tíos, tías, primos, primas, hermanos, sillitas, meriendas, niños vestidos iguales, fanados, preguntones y pequeños. Vamos, comodísimo.

"Santiago sin lluvia no es Santiago". Ya, amigos, no lo es...pero aquello, según cuentan los más viejos del lugar...(mi madre), era un vendaval, torrencial...lo que llamaríamos hoy una ciclogénesis explosiva. 

Y ahí estaba él. Escuchando discutir a las señoras qué hacer con los niños mientras un paraguas negro, de los plegables, (error) hacía de escudo.

Todo sucedió muy deprisa (vale, esto me lo voy a inventar porque yo no me acuerdo pero la historia me la han contado muchas veces)...el hombre y el paraguas luchando contra los elementos. Situación extrema. El endeble paraguas finalmente vence. El hombre se transforma en bestia. Al tiempo que el agua le sacude en la cara, el señor de gafas oscuras completamente jamado, empieza a golpear el paraguas (ya muerto) contra las piedras centenarias de la ciudad compostelana, bajo la atenta mirada de muchos niños inocentes boquiabiertos y una señora que decidió cruzar de acera (esto es totalmente verídico). 

De aquello hace ya más de 20 años...pero aún pueden encontrar en su mano una cicatriz (que le duele en los días de lluvia, como a Harry Potter) recuerdo de aquella batalla perdida. 

El hombre, la lluvia y el paraguas: una historia de impotencia.

HOY FUI AL BANCO

Y sí. Resulta que la señora que calceta (consciente de mi buena suerte) me manda a la conquista del Imperio británico no con una, ni dos, sino tres tarjetas de débito. Todo para evitar el temido (y ya experimentado en varias ocasiones) "tengo dinero virtual pero no material".

Y entonces? Pues que no importa cuánto te cures en salud, tratándose de mi persona, algo va a pasar.

ANTECEDENTES:

No me quiero extender hablando del hecho de que tenía que pagar el primer trimestre de la residencia y que no me funcionó ninguna de las 2 tarjetas que tengo para ello (una mía con la pasta y otra de mi madre con SU dinero y SOLO para EMERGENCIAS), que la 3ª en discordia estaba pelada y que una transferencia a la desesperada llegó 4 días después (cuando todo había pasado), que mi estómago empezó a atacarme porque me decían (cajeros y cajistas) que no tenía fondos, que yo SÍ que tenía fondos en internet pero NO en los cajeros, que mis uñas fueron cayendo una a una, que la angustia me corroía, que al final después de hacer mil y una operaciones sí que pude ir sacando libras pero "Oh! espera", tenía un límite diario, que el último día para pagar se acercaba peligrosamente, que al final conseguí reunir casi todo el dinero pero que tuve que pedir una parte, que ODIO tener problemas de dinero (sobre todo cuando lo TENGO y NO PUEDO pagar), que todo era una mierda, que me quedé sin ir a Londres por tener que pagar y que al final lo hice en el último minuto (literalmente, llegué a menos 5 a la oficina y cerraban a las 4) y que creía que todos mis problemas se habían solucionado pero...CHAN CHAAAANNN...a mi madre (en la cuenta de EMERGENCIAS) le habían cargado unas retiradas de efectivo que el cajero no es que me rechazase, es que casi me escupe.

Vaya, parece que sí que me extendí.

RESUMIENDO: creía que había robado a la señora que juega al spider de forma enfermiza la nómina sin yo haber visto un chavo. El banco me había vacilado...bueno, a mi madre más.

Y entonces? pues el "Garcíasenrismo" (para los ajenos a mi familia, lo definiríamos como un ser, un estar, un transformarse en una pantera chula, reivindicativa y lercha común en todas mis tías García Senra) se apoderó de la señora que calceta. Y entonces, fuimos al banco.

EL DÍA DE HOY:

La pantera Garciasenrista empezó a atacar YA a la chica que nos daba las indicaciones de a dónde teníamos que dirigir nuestra reclamación. "Por favor, madre, déjeme hablar a mi" (en realidad le llamo mamá y le tuteo, pero estaremos todos de acuerdo en que así mola mucho más)

Por fin, después de sortear a otro señor, mordido por la pantera también, por supuesto, y de esperar un poco, un chico, amablemente nos pide que tomemos asiento.

Y le explico lo ocurrido, interrumpida en más de una ocasión por la pantera indignada a la que habían dejado sin nómina (se puede entender el cabreo no?), mientras el chico amable de Caixanova, (en adelante CAC) empezaba a meter números en la computadora. Algún "quiero el reintegro de mi dinero HOY" y "si no, voy al juzgado" más tarde, CAC seguía imprimiendo y revisando, revisando y CHAS! Descubrió en problema. No le habían robado la nómina a mi madre. Todo era mucho más absurdo y retorcidamente simple de lo que parecía. Muy poca gente lo habría averiguado. Pero CAC era uno de ellos.

Tampoco os voy a aburrir con que los "esto no es culpa de nadie" que la señora que calceta me decía mientras yo agonizaba en Inglaterra eran mentira, porque resultó que la culpa fue de un alguien. Un alguien concreto cuyo nombre pronuncié varias veces en vano. Ese alguien cometió en primero de los muchos errores en cadena que contribuyeron a mi futura úlcera de estómago y reinjertos digitales. Pero lo descubrió CAC, porque CAC es un chico listo (en adelante CALC). Y así se lo dijo la ex-pantera garciasenrista convertida de nuevo en la señora que calceta en su versión más riquiña. Y yo también. Se lo agradeceré eternamente.

CALC demostró su paciencia y buenas formas pero sobre todo su COMPETENCIA. Y veo justo resaltar este dato, porque es tan RARO pero taaaaaaan RARO encontrar alguien competente en trabajos de cara al público, alguien que se pone en tu lugar y que fríamente analiza la situación y realiza bien su trabajo entendiendo que tú puedas estar en llamas, que sólo puedo decirle: BRAVO, CALC, BRA-VO.

Y aún digo más, tuvo el buen humor de hacerle una coña a mi madre cuando nos íbamos diciéndole que finalmente se le reintegrará su dinero sin necesidad de reclamación. Olé.

Hoy fui al banco y un Chico Amable y Listo de Caixanova me solucionó un problema.

Si los bancos tuviesen más CALCs, otro gallo cantaría.

 

LAS COSAS POR SU NOMBRE

Le estoy siendo infiel a Jacinta (mi moto) con Pepa (mi nueva bici).

Lo de nueva es un decir, porque es de segunda mano, pero comprándola contribuyo a que se envíen bicis a África. Y esto no es lo único positivo que me aporta "la otra", resulta que hago ejercicio y se comenta que esto es "gud for yu".

En fin, que estoy muy contenta con Pepa, pero no puedo evitar, cuando veo una moto pasar, acordarme de la pobre Jacinta...en Vigo, siendo conducida por la señora que calceta (Meu Deus) y de vez en cuando por el primer intento de mis padres por de tener una hija (MEU DEUS). Yo sufro en silencio su ausencia...pero tengo unas necesidades vehiculares que Pepa me cubre muy dignamente.

Suena tan ridículo lo de llamar por un nombre propio a estos aparatos con ruedas...pero es una manía que me persigue desde mis tiempos mozos (aquellos en los que se me caían los dientes y no tenía flequillo)

Cuando montaba mis poblaciones de clicks (para los que no os apellidáis González García: playmobil) todos los miembros de las diversas familias tenían nombre. Ya he comentado alguna vez aquí, la insistencia de mi hermano Zanti en que pusiera nombres ingleses como John o Peter y no la cutrada de Juan o Pedro...se ve que las series americanas le influían bastante. Y digo "diversas" familias porque debido a un inconsciente pero continuo sometimiento de mis jóvenes oídos a las tremendas a la par que adictivas y muy reales "películas de después de comer", estaba habituada a todo tipo de crisis y situaciones que podían marcar el desarrollo de un click pequeño. Por ejemplo, Luis, de 7 años, se acababa de mudar con su padre, Ramón, de 40, tras el trágico accidente sufrido por su esposa, Paula, a la cual Ramón empezará a olvidar cuando conozca a la maestra de la escuela (que era la parte más guay del pueblo, con encerado y todo) Marta.

Qué edad tenías Carmen? pues unos 10 años...y cuánta imaginación para el drama? se podría considerar preocupante.

También tengo una muñeca con trenzas y gafas llamada Molly (el nombre ya venía, si no de qué!) y un bebé negro: Luis. Subsisten en mi altillo a la espera de un futuro mejor. Son los únicos que me resistí a entregar a las nuevas generaciones de Garcías.

Y luego está la otra manía persecutoria de cuestionarme (cambiando de opinión cada pocos meses) cómo le llamaría yo a...un barco? Piraña, un edificio? Residencial Piraña, una banda de rock? Es te es complicado, un bar de copas? (ese sueño que en algún momento toda pandilla de amigos ha tenido y que se acaba descartando por miedo a las pérdidas en invitaciones?) Ninguna Parte. En este caí hace poco. "vamos a Ninguna Parte?", "Dónde estás??, es tardísimo!!" "Mamá, estoy en Ninguna Parte", "Dónde quedamos?" "En Ninguna Parte" "Estás de coña?", "En Ninguna Parte las copas son baratas" (Verdad verdadera)

En fin. Que bien sea por mi complejo de nombre común, o por mi manía de preguntar los nombres de los futuros seres que habitarán este planeta, o por lo que me fijo en los nombres de las calles que transito, premiando su originalidad, creo que se puede decir que me gusta llamar a las cosas por su nombre. También me gustan las cosas claras y el chocolate espeso (grumos de Colacao siempre) pero eso es ya otro tema.

Ahora me voy a dar un voltio con Pepa. Con la azul, fina y pequeña Pepa.

CUÁNTO PESA UN PÁRPADO?

Tengo la "flu", pero no una flu cualquiera, tengo la "freshers flu" algo así como "la gripe del novato".

Al parecer todo nuevo inquilino de la Universidad de Essex la padece y no es extraño que la gente de diga, "Ah!, la freshers flu, claro" cuando le comentas que te encuentras regularmente mal.

Pero es que no hay tregua: corre a por el bus, vete al la "conference", tómate un café (y si me tomo un té?no, por la mañana TIENE que ser café), escucha al profesor hablar en inglés, entiéndelo todo, escucha a tu compañero con muchas horas delante del espejo y mucha gomina encima decir algo con actitud pasotil, no entiendas absolutamente nada, come a las 12, vete a los "peaso" ordenadores, haz como que trabajas un poco, vuelve a tu cuarto, cena a las 5, queda a las 8, bebe una(s) pinta(s), plantéate un copazo, abandona la idea al ver la cantidad que ponen en un vaso de cumpleaños, baila, ríe, preséntate, explica, "can you repeat please?", "qué dijo este?" "ni idea, tú asiente", observa a gente más pequeña con menos vergüenza que tú y definitivamente mucha menos ropa encima, plantéate coger la bici pero acertadamente, decide coger el "seifty bas" (que no sé como se escribe, pero es un micro bus que te deja en casa por 1 "paund" y a cuyo conductor cantamos: "best bus-driver, best bus-driver eh!, eh!")

Hazte de "sosaietis". De cuál? no sé, como sólo hay mil millones...que si frisbee, que si tiro con arco, conservadores, debate, cine, arte, travel, lacrosse, remo (mañana me voy al lago a remar, no digo nada más), hockey, spanish, greek, chinese, cypriot (la parte turca o la griega?...da igual, están las dos)...

Vete a Tesco a hacer la compra y vuelve con más cosas de las que puedes cargar. Fastídiate un poco más la espalda, por si el colchóndemierda cubierto con plástico-ruidoso no hiciera ya suficiente.

Limpia el baño-módulo-todo-es-ducha. Límpialo otra vez porque has entrado calzada. Aspira tu cuarto enmoquetado color indescriptible y que da asco pisar.

Piensa cuántos viajes quieres hacer a corto plazo. No te olvides que, en principio, tienes clases a las que acudir y trabajos que entregar. Acuérdate de tu familia, así, aunque sea de pasada.

Respira hondo antes de querer fusilar a la pesada/imbécil de la amiga de tu vecina, esa que aporrea la puerta 24 horas al día 7 días a la semana y cuya risa te provoca jaqueca. Vuelve a contar hasta 10 antes de que tu modo matar se active otra vez porque ahora les ha dado por cantar "Poker face" 3o veces seguidas. Desentonando todas y cada una de ellas.

Drógate un poquito con Neobrufen y con esa cosa que se supone que es para la "flu", pero claro, a lo mejor no es para la "freshers flu" y deja de intentar calcular cuánto pesa un párpado, porque la respuesta es tan gallega como tú: depende.

Ahora mismo? 1 tonelada.

 

 

Mañana toca ejercicio en el exterior. Con agua de por medio...meeeu deeeeus!!...

EN POCAS PALABRAS

Colchester: Edificios bajos. Bicicletas. Tiendas.

Acento: Parece fingido. Estirado. Comprensible.

Gente: Amable. Obesos por doquier

English people: Mucha pinta de inglish pipol

Razas: Muchas. Hasta 4 casillas de "white" distintas.

Teenagers: No deberíamos quejarnos tanto de los españoles.

Niños: De anuncio. Rubísimos. Uniformadísimos.

Incendio: Obsesión. Ultra preparados.

Móvil: Muchos dígitos.

Extraño: Muchas sillas de ruedas (grandes facilidades de acceso). Enchufes. Obrero con tanga.

Tarjetas de felicitación: Para todo tipo de acontecimientos. Tiendas exclusivas.

Precauciones: Demasiadas. ("nunca son demasiadas"...Sí, lo son)

Universidad: Enorme. De todo y por su orden. Buenas indicaciones.

Instituto: Impresionantes instalaciones. Impresionante recibimiento. Teenagers.

Habitación: Grande. Enmoquetada. Baño-módulo-todo-es-ducha. Bien equipada.

Tiempo: 4 estaciones en un día.

6 p.m: Todo cerrado.

Transporte: Caro. Carísimo. Carérrimo.

Londres: Ese gran desconocido.

Little Britain: El alto es muy alto (aunque iba con tacones) y el calvo muy calvo.

Descuento de estudiante: Hasta en el café.

Tesco: Amor a primera vista.

Argos: Nunca antes había comprado por catálogo.

Comida: Más guarradas de las que podía imaginar.

Sandwiches: En la variedad está el gusto.

Pinta: El tamaño sí importa.

Bebidas: Mezclar todo con algún sabor afrutado asqueroso...por qué no?

España: Las comparaciones son odiosas.

Familia: Aún no os echo de menos. (aún)

Skype: Control paternal.

Fútbol: Lo puedo ver. Ujfalusadas no.

Labordeta: Gran pérdida. "puño cerrado"

Lavadora: Urgente.

Bicicleta: Necesaria.

Guitarra: Capricho.

UPS: Medio armario mío.

Bicho: Asqueroso. Acaba de morir.

100 CM

Por la mañana el metro va muy lleno. Si no lo sabíais, os lo digo yo. Podéis fiaros, hablo desde la experiencia.

Para llegar hasta Nuevos Ministerios y coger la línea rosa que me llevaría al aeropuerto, no tuve el más mínimo problema. Pero el gentío era tal, que tuve que esperar al siguiente tren (como la vida misma). Sin comerlo ni beberlo, me vi esperando justo al límite de la línea amarilla-de-peligro-de-muerte en medio de un grupo de 4 chicas y un chico que tenían toda la pinta de ser compañeros de trabajo, o de coro, o de arcilla, porque no podían ser más dispares.

El chico pequeñito rapado/calvo (llamémosle CPRC) comentaba que llevaba una cámara de vídeo con voz aflautada, o eso creía yo…porque la reacción júbilo de la chica menuda con voz de pito (CMVP) ante tan grata noticia, acabó de despertarme (por si las 3 llamadas de mi madre no lo habían logrado)

Pero llegó el tren y cuando me disponía a entrar, un niñato con una mochila más grande que él, se me cruza y va directo a los bancos. Maldito niño, estuve todo el viaje a punto de decirle que si no sabía que los asientos son para la gente mayor. (y yo me acerco a los 24)

En fin, me dirijo a la esquina con barra a la izquierda porque me pesaba la chabeta y pretendía cerrar los ojos a ratos…pero qué ocurrió? Que me tendieron una trampa. Un ser que vale por dos se colocó a mi derecha y un señor que tenía toda la pinta de cura, se instaló justo delante de mi. Estaba atrapada.

El grupo ecléctico siguió parloteando sobre su viaje (lo sé porque oí a CPRC y a CMVP durante todo el trayecto) y yo analicé a mis secuestradores.

El señor cura disimulaba muy bien, con esa cara de bonachón, esas gafas y esa camisa de manga corta amarillenta...pero a mi no me la daba con queso.

El gordo de la derecha empezó a moverse. Era muy gordo. Podría decirse que llegaba al nivel en el que hay que pronunciarlo así: "GUEORRRDO"...pero para no herir sensibilidades le llamaremos Ovidio.

Ovidio no paraba de abanearse la camiseta de Adidas, a conjunto con su chandal Adidas, su bolsa Adidas (esto lo descubrí sólo cuando lo vi partir) y sus tenis...Nike. Estaba sufriendo. Se le notaba. Y venga a abanicarse. El calor era infernal y el señor cura había taponado toda opción de huída. Y ahí estaba yo, atrapada en menos de un metro cuadrado, intentando no contagiarme por los movimientos agónicos del ser que tengo al lado, pero resulta casi imposible no soltar un suspiro. Busco la mirada cómplice del Hombre Tranquilo que observa la escena sin inmutarse, como su propio nombre indica.

Las paradas se suceden pero ahí no hay cambios. Veo por 4ª vez un anuncio de Metro: "Carmen Herrera, arquitecta. Siempre llega puntual a sus reuniones" con una chica muy sonriente a la que por 4ª vez han pintado los dientes de negro. Me compadezco de la pobre Carmen.

Por fin se baja el niñato, que resultó ser todavía más niñato, pues nadie le advirtió que no se puede llevar la mochila con el mismo estampado de cuadritos que la muñequera y que los cordones (Dios, qué niñato!), así que el señor cura y servidora nos sentamos. "FREEDOM!"

Ovidio, con su pedazo peluco y un anillazo que ríete tú del de Sauron, pudo respirar.

Llegamos a las T's y veo como el señor cura, CPRC, CMVP, sus coleguis del curso de cocina, Ovidio y hasta el Hombre Tranquilo, salen de mi vida para siempre. Adios amigos.

Los iberios continuamos. Observo que el vandalismo no se ha cebado con Carmen, la arquitecta, en Barajas. Debe ser de allí la chica.

...y por fin llegamos.

Luego me vacilaron, me hicieron quitarme las alpargatas, abrir bolso, ordenador y maleta y se quedaron con mi desodorante y mi crema hidratante de Deliplus con tapa fosforita. La reacción: "pues que usted disfrute de la crema". Me timaron en el desayuno y en el taxi de vuelta (aquí no hubo reacción, sólo pringadez.)...pero ya estoy en casa.

Siguiente parada: Colchester.

APLAUSO Y MEDIO

Según Wikipedia (que es como ese amigo adelantadillo que a tu madre no le gusta un pelo y te dice que no te fíes pero tú bien sea por llevar la contraria o porque te fascina, haces caso omiso a la advertencia) el aplauso es "principalmente la expresión de aprobación mediante palmadas, para crear ruido".

Es un gesto simple pero poderoso. Algo por lo que matan los artistas. El reconocimiento a un trabajo bien hecho.

Investigando más en profundidad (un doble click) el fenómeno aplausístico, encuentro que el más largo de la historia lo recibió Luciano Pavarotti, ese hombre al que sólo por su versión de Nessun Dorma, hay que querer. Fue en 1988 en la Ópera de Berlín y estuvieron 1 hora y 7 minutos ovacionándole. Y es aquí donde surgen una serie de preguntas: Y si tenías reserva para cenar? Y si te entran ganas de ir al excusado? Se hacen turnos? "tranquilo, yo sigo" Qué se te pasa por la mente cuando llevas 37 minutos aplaudiendo? Había algún tipo de ritmo? Hubo algún momento en el que pareció decaer, pero sólo fue un espejismo? No se iba vaciando el recinto? No entraron los porteros del teatro a echar a esos tarados "por favor, señor, ¡deje de aplaudir!"? Tan bien lo hizo? y, sobre todo...Quién dio la ultima palmada?

Yo no recuerdo haber conseguido nunca un aplauso al margen de las obras de teatro del colegio, o los premios de pintura, o el discurso de final de curso. Quiero decir que nunca he recibido uno de los grandes. De los de película. Después del speech, después de una gran frase, seguida de una gran sentencia y de una gran moraleja, allí al fondo, una persona de entre el público se levanta y asintiendo, con gesto de "me has abierto los ojos" empieza a aplaudir espaciando cada palmada. Y todo el mundo se gira. Pero de pronto otro se levanta también y hace lo propio. Y otros dos más con algún "sí señor" acompañando el aplauso. Y la cámara enfoca al autor del discurso que parece haberse ido creciendo y con un gesto de orgullo pero que denota humildad (sí, este gesto es posible en Hollywood) se sienta, mientras un público entregado lo ovaciona.

De estos, no he tenido ninguno.

Sin embargo soy muy dada al aplauso irónico. Un arma afilada si se emplea en el lugar y tiempo oportuno que se torna en tu contra y ridiculiza al ridiculizador si se abusa de ella.

He recibido muchos de estos. Por qué? Pues porque soy (y me ha costado mucho tiempo asumirlo) TORPE y descoordinada, manazas y sparring a tiempo completo de pomos, esquinas de mesa y marcos de puerta. Podría considerarme una gran actriz, si no fuera porque el papel que desempeño es el de "migo misma". Después de estas actuaciones consigo arrancar de mi público todo tipo de reacciones: risotada, empatía, absoluta indiferencia o cabreo (en esto la exclusiva la tienen el jefe y mi hermano). Este último también es muy dado al "Bien, Carmen" plas, plas, plas (genial onomatopeya, he de decir) después de alguna de mis preguntas/comentarios/coñas absurdas. Ese aplauso irónico es el que más duele y el que más ansío devolver.

Todo esto viene porque el otro día mi abuela me pidió que dijese unas palabras por estar todos reunidos. Yo, ante un encargo de tal categoría de la Jefa me lancé al vacío...y cuando no supe cómo terminar, pedí un apláuso para esa señora de 93 años de la que germinamos. Recibí críticas sobre lo fácil del recurso...pero qué quieren...un aplauso siempre es un buen final.

Ovación y palmas

P.D. Nunca he sabido silbar como se hace en medio de un aplauso multitudinario, pero sí que se me escapa algún comentario del estilo: "eres grande" "te queremos" o "me inspiras".

Lo siento profundamente.

 

THIS ARMS OF MINE

Así como el Seat Ibiza rojo de mi madre que no subía las cuestas suena a Pablo Milanés, García Barbón 52 lo hace a "Yonlanda" o las reuniones de hermanas García Senra a "Quen quera cheirar tabaco que cheire meu cu...ra-sao", mi infancia tiene un sonido característico.

Sólo un nombre: Otis Redding.
Y un culpable: El señor de gafas oscuras.

Y es que el jefe, ya en sus años de estudiante santiagués, se dedicaba poner continuamente la misma canción nada más entrar en la mítica cafetería Derby. Y aunque le llamaron la atención, él seguía a lo suyo. (Conocidas por los que le rodean son sus manías persecutorias cuando algo le gusta mucho...)

Otis Redding reinó en mi casa. En aquella minicadena que pereció en alguna de las limpiezas que hace la señora que calceta y que hoy sería vintage. Con aquel sonido escarchado. Y yo con cuatro años haciendo playback al ritmo de. "Aaaaaaaaaaamen Uh" Y viendo a aquella rata, micrófono en mano, viviéndolo con ese "uh", el jefe se partía de risa.

Pero si Otis dio pie a que surgiese mi vena dramática fue por pura casualidad. Además de explotar las cosas que le gustan, el señor que gruñe tiene un don para los idiomas. En concreto el don de que no se le entienda ni cuando habla en español...figúrense cuando prueba con el francés que dice (dice) aprendió en el colegio o con el inglés que es así como su propio Everest.

La cuestión es que cuando él y "la Garci" eran novios, cuando todavía no se habían convertido en padres de 2 "maricallos playeros" y de una piraña, él le decía que había una canción...."qué canción!!"....era SU canción. Aquella que reproducía en la gramola del Derby y que debido a su terrible memoria para los nombres, no conseguía recordar el título. Y a vueltas estaba la muchacha con la dichosa canción. Él se la interpretaba para ver si la conocía, pero lo único que se desprendía de los gritos en la ducha era un simple y llano "Agapíiii....iiiiiii...." Ese era su tema. Y mi madre no podía encontrarlo por ningún lado.

El Agapí (como se le conoce hoy día en mi casa) sonó un día por casualidad y ante los "es esta, ES ESTA!!"del jefe, mi madre exclamó: "No puede ser".

Pero, en efecto, el don de mi padre se había manifestado para traducir en "Agapí" la canción de 1968 de este genio musical trágica y prematuramente fallecido, "I've got dreams to remember"

Oír para creer.

Y por fin tuvimos algo que regalarle a este señor tan complicadiño para los presentes. Los grandes éxitos de Otis se convirtieron en mi primer referente musical. (uno muy bueno por cierto)

Lo pasamos al AX Blanco todavía en formato cinta. Y se nos grabaron para siempre todas esas canciones, gracias a esa tradición familiar que resulta extraña a las visitas: cantar a grito pelado en el coche. Recuerdo a mi hermano Manu dándoselas de que sabía inglés y Santi y yo resignándonos a silbar cuando llegaba el momento en el clásico "Sitting on the dock of the bay". Sin saberlo, me convertí en "My girl", íbamos de las tristes a las más animadas con algún "paparapapá" para imitar el sonido metálico . Y mientras nos escuchaba, el jefe pasaba un brazo hacia atrás para que le "chocara" la mano al tiempo que preguntaba: "Piraña, ¿quién es Otis Redding?" a lo que yo tenía que contestar "Dios cantando".

Y es que Otis, es mucho Otis.

Por eso cuando escucho esas trompetas inconfundibles, me acuerdo de mi padre. Y de mi madre contando la historia de "Agapí". Y de mis hermanos haciéndome el sandwich en el coche. Me acuerdo de cuando era pequeña. Y sin querer, me emociono.

Si hiciese un "Piraña: la película",tengo clara la Banda Sonora Original.

 

 

MI NOMBRE ES CARMEN

Así aparece en mi partida de nacimiento. Carmen. Pero pocas son las personas que me llaman así. Todas las variantes son posibles: Carmiña, Carmele, Carmenchu, Menchu, Mench, Car, Carmencita, Cars...Sin olvidarnos de los motes: Piraña, Pira, Piri, Piroño, Pirañoak...

No es que me moleste. Sé que todos son con cariño, pero mi nombre es Carmen. (Cochehombres según el traductor de Google)

Hola, me llamo Carmen González García y soy una Anónima Anónima (hola Carmen). Cuánta envidia me dan los apellidos peculiares. No sé la cantidad de personas que pueden tener mis apellidos y mi nombre pero creo que se podría fundar una ciudad con gente con mi idéntica identidad. Ya que los tengo populares, pongo los dos cuando tengo ocasión. Hasta para firmar los cuadros...que no se diga que me olvido de ninguna de las familias.

En la parte González precisamente, mi abuela nos regala siempre por los santos y no por los cumpleaños. Así que tal día como hoy desde que tengo uso de razón recibo presentes que me alegran el verano. El primer flik flak con correa roja, el coche teledirigido que llegó por Seur a Jaca...no tengo ningún mérito, fueron mis padres los que me pusieron este bendito nombrepero tampoco lo tiene el nacer un día u otro.

El problema de una familia grande es que los nombres se repiten. El problema de una familia grande y poco original es que nos pasamos 15 días felicitando santos: Cármenes, Cristinas, Martas, Santiagos, Celsos, Anas...la operación bikini se va al traste con tanta invitación a pastelitos.

Yo de santa tengo más bien poco. Pero la Virgen que me ha tocado me gusta mucho. Es la patrona de los marineros y en una villa costera como es Vigo, es un día muy celebrado. Los barcos salen en procesión y se canta la Salve Marinera que mi madre se empeña en entonar cual sirena de los mares.

La idea que tengo de esta señora Carmen, es la de la talla que hay en la Iglesia de Baiona. He de decir que las caras de los marineros medio ahogados a sus pies me daba bastante miedo. Creo que hay un poco de sadismo en estas imágenes...pero bueno...es la Virgen...se le perdona todo no? Aunque de pequeña no podía evitar pensar..."Por qué no los salvas mujer...que te lo están pidiendo!!" Luego te das cuenta de que la cosa no funciona así. Pero mi abuela le sigue rezando por nosotros (que nos debe ver algo perdidos la mujer) y yo se lo agradezco enormemente. La ayuda divina nunca está de más.

Como ya dije mi nombre no es gran cosa. No es de esos que marcan. La señora que calceta siempre me consuela con el mismo ejemplo "mira Felipe González, el nombre lo hace la persona" Yo creo que un apellido poco común tiene sus ventajas. En el colegio, por ejemplo, todos se llamaban por él, y aunque sólo éramos 4 niñas en clase, había un profesor empeñado en llamarme "González" Varias veces tenía que repetirlo hasta que me daba cuenta que se dirigía a mi.

Puede que el nombre no sea tan importante como creo. Al final contesto a todo. Hasta a todas esas personas empeñadas en llamarme María. Que no!! que noooo!! que soy Carmen "a secas" (y ahí viene el chiste, "ah! hola Carmen a Seacas") Maricarmen es la señora que calceta, mal que le pese. Se empeñó en usurparme el nombre y a mi me colocaron el correspondiente Carmencita...pero como ya dije, me da igual. Contesto a los "rata" o "zorrupia" de mi hermano, no voy a hacerlo a eso. Soy una "nameless"...pero hay cosas peores.

En fin. Que mi nombre es Carmen González, tú mataste a mi padre, prepárate a morir.