Y AL TERCER DÍA RESUCITÓ DE ENTRE LOS SUEÑOS

Lo hicieron. Eso fue lo único que se me venía a la cabeza.

Mientras los veía gritar, abrazarse, saltar y levantar ese trofeo como sólo había visto hacer a melenudos, d10ses devenidos a entrenadores con una boca desproporcionada, a rapaditos impolutos...sólo eso, "lo hicieron".

Esta vez eran los nuestros. Era ese tipo del que sabemos tanto. Que es de Móstoles, que juega al mus, que besa sin reparos cuando la felicidad es tal que llora desde la portería contraria a donde se marcó el gol que pasará a la historia, antes de que el árbitro pite el final. Ese que vimos pasar de Niño del Atleti a 9 reconocido mundialmente. El asturiano con pinta de kinki que mira para abajo y sin embargo siempre acaba marcando. Aquel otro bajito al que se le saltaron las lágrimas cuando perdió el Torneo de fútbol 7 siendo un niño y que ahora hizo lo mismo pero por haber conseguido la copa del Mundo. Tantos chavales de ventipocos que hace nada estaban en las categorías inferiores de sus equipos y que ahora son capitanes, pulmones, regateadores, arietes y seguros de vida en la defensa y en el centro del campo. Recambios de lujo. Grandes Reservas.

Los hemos visto crecer. Eso es lo que más nos llega. Que son ellos. Que son los nuestros. "Los españolitos". Los mismos que hace dos años nos hicieron ver que nosotros también tenemos derecho a creer, con incorporaciones que nos convencen de que podemos seguir haciéndolo.

Lo hicieron. Y todas aquellas decepciones se fueron. Lo hicieron. Y esa estrella reina encima de nuestro escudo. Lo hicieron. Y ya siempre seremos campeones. Lo hicieron. Jugando. Lo hicieron. Luchando. Lo hicieron. Perdiendo. Lo hicieron. Ganando. Lo hicieron. Permitidme que lo diga, a la "española", sufriendo. Pero ya está. Lo hicieron. Ya era hora. Nos lo merecíamos.

Llevo 3 días viendo vídeos, análisis, leyendo opiniones, impresionándome con imágenes de océanos de gente que los recibe. Sonriendo. Disfrutando. Intentando creérmelo. Y seguiré emocionándome con futuros reportajes, como ya hiciera con la Eurocopa. O poniéndome el gol de Iniesta, o el de Puyol, como tantas veces hice con los penaltis contra Italia. Y seguirá encantándome que subtitulen lo que se dicen los jugadores y el entrenador en los partidos. Porque seguirán saliendo detalles y anécdotas durante mucho tiempo. Y entiendo que a mucha gente le canse. Pero a mÍ no. Me encanta. Porque me encanta el fútbol. Y porque esta vez es la nuestra. La Selección española de fútbol.

La que ha conseguido sacarnos a la calle, unirnos bajo unos colores y una borrachera de felicidad como nunca se había visto. Qué orgullo! Bien por ellos. Como ya les dije antes, gracias.

Ahora toca volver a la rutina porque la vida sigue para todos. Resucitamos de un sueño que fue real. Y lo hacemos como campeones.

Lo vimos. No hace falta decir nada más. Lo hicieron.

España es campeona del mundo.

 

 

POR ESPAÑA

El señor que gruñe ha visto cada partido de España una media de 3 veces. Y ahora está revisualizando el Argentina-Alemania, para observar al enemigo dice.

Ver los encuentros con ese tipo es inquietante. Insulta tantísimo, fuma tantísimo y blasfema tantísimo que consigue que creas que parte de la culpa es tuya. Yo me consuelo pensando que las broncazas que nos caen a sus hijos son porque nos quiere, por lo tanto, Torres, me dirijo a ti en concreto, no se lo tengas muy en cuenta, es porque desea que ganemos con todas sus fuerzas.

Y quién no?

Pero es que hay muchos nervios. Estamos en la semifinal de un Mundial y nadie había visto una selección de futbolistas españoles llegar tan lejos. Nadie.

Yo vi caer a España. Más de una vez. Pero creo que los más jóvenes nos contagiábamos de los mayores y sus "ya estamos otra vez". Yo no viví tantas derrotas como ellos y sin embargo veía los partidos con el escepticismo propio de un abuelo desencantado y envidioso de selecciones mejores y pasadas.

Lo de la Eurocopa fue la sorpresa. Nos pilló desprevenidos. Somos tan cenizos que muchos no confiaron en que se podía hasta que el árbitro pitó el final de la final. Fue entonces cuando nos desbordó una alegría inexplicable. Totalmente irracional. No dejan de ser unos hombres (la mayoría hombrecillos) que dan patadas a un balón y chutan a portería. Pero en el instante en que el cuero (tirando de símiles deportivos) mueve la red, millones de gargantas gritan al unísono. Un sentimiento totalmente primitivo nos invade y perdemos los papeles. Es imposible. Es increíble. Es algo que sólo el fútbol consigue.

Y esta selección lo consiguió. Nos convenció. Se nos fueron de un plumazo todos los complejos. Porque así somos en este país. Pasamos de 0 a 100 en menos que se tira un penalti. Y ahí nos mantuvimos, con una confianza plena en este grupo de chavales (no eran hombres?) no, son chavales. Jóvenes que sueñan, se esfuerzan, caen y se levantan. Porque son conscientes de que su hazaña ha acarreado unas consecuencias desproporcionadas, como es el que la felicidad de un país entero dependa de ellos. Y lo saben.

Con el Mundial llegaron las dudas. Y los españoles sacamos ese otro tipo que llevamos dentro además del meteorólogo: el entrenador de fútbol. Tenemos la solución. Lo vemos clarísimo. Los demás son unos burros que no tienen ni idea de este deporte que TODOS hemos practicado algna vez con más pena que gloria. Pero lo cierto es que ninguno jugamos ni entrenamos. Nosotros vemos. A nosotros nos toca sufrir mucho y, esperemos, disfrutar todavía más. Con eso deberíamos conformarnos. Pero no. Nos gusta opinar. Nos encanta opinar. A mi la primera.

Pero es en estos momentos, horas antes de que comience EL partido, de que empecemos a gritar, a sufrir, a mordernos las uñas, a despotricar y a acordarnos de la madre del árbitro, cuando todavía no tengo nublando el criterio por la emoción, cuando digo que no sé si ganaremos. No lo sé. Esto es UN partido y no tengo ni idea de lo que puede ocurrir. Pero sé una cosa. Esta selección me ha hecho sentirme orgullosa de un estilo, de un juego que se identifica y es la envidia de todo el mundo. Ha hecho que sonría viéndoles tocar, que de igual si eres del Barça, del Madrid o del Recre, ha dado que hablar, ha creado debate, nos ha sacado a la calle y nos ha hecho sufrir como siempre y disfrutar como nunca.

Así que, aún a riesgo de parecer condescendiente: Gracias Iker, sobra decir por qué, gracias Piqué, Puyol, Capdevila y Ramos por pelear cada balón, gracias Alonso, Xavi, Iniesta, Busquets, Cesc, por mantener la pelota, el juego está en vuestras manos, o mejor dicho, en vuestros pies, gracias Torres, Llorente y Villa, por enchufarlas y hacer que me quede afónica. Gracias a todo el banquillo por ser un autentico lujazo y por protestar y vivirlo como si fuesen sus piernas las que tocan el balón y no las de un compañero. Gracias por ser un grupo y no una suma de 23. A por ellos. Con todo. Sólo así se puede ganar. Y si no se hace, al menos caer defendiendo unas ideas hasta el final e irse como llegamos. Siendo grandes.

INSERT COIN

Varias son las veces que he comentado cuantísimo necesito instalarme en MI cuarto. Es decir, me pueden dar cuatro paredes y un armario (grande, por favor) en cualquier lado. Pero eso no los hace míos. Tardo unos cuantos días en hacer que esa estancia se convierta en mi válvula de escape, en mi santuario particular donde poder hacer el indio o cambiarme de vestuario cuantas veces sean necesarias sin que nadie insinúe que estoy tardando demasiado en decidir.  Donde estar horas después de haber dado las buenas noches a los habitantes del hogar, después de cerrar el día, de despedirme del mundo. Entro en mi cuarto y paso a otra dimensión. La mía.

En este microcosmos no faltan referencias a todo tipo de recuerdos y situaciones en modo de miles de fotos, postales de viajes, de cuadros, antiguas, posters...lo cierto es que no lo he variado mucho en estos 6 años fuera. Lo que cuelga de mis paredes ha ido en aumento, conservando, por ejemplo, ejercicios de clases de Color 1.

Y ahora está todo en cajas. Esperando a que lleguen los kilos de blue tack para volver al lugar que les corresponde. Entradas de conciertos, de locales, notas absurdas, recortes de revistas, dibujos...

Pero tengo la impresión de que, por mucho que lo vista de seda, el cuarto de Vigo, cuarto de Vigo se queda. Siempre será el cuarto de casa de mis padres. Se acabó el cuarto de Madrid. Se acabó Madrid.

Han sido 6 años de vida universitaria en una ciudad que no me convenció hasta el final. Como un amor de verano cuando llega septiembre. Es entonces cuando te das cuenta de todo lo que has disfrutado, de cuánto le debes. Cada curso fue distinto al anterior. Y desagradecida de mi, llegaba echando pestes de ella. Madrid me ha dado mucho. Me ha dado una vida distinta. Y ahora, sin la perspectiva del regreso en septiembre, sé que la voy a echar de menos. Y hago una mueca pensando en el regocijo de todos aquellos que se rieron de mí por renegar de la ciudad por la que dicen se va al cielo. Ay Madrid! por increíble que parezca, por imposible que pudieran resultar estas palabras salidas de mi boca: Sé que volveré. Espérame.

Pero en realidad la ciudad es un todo, son tantas cosas. Es Colegio Mayor, cantar conduciendo la vespa, perderme por sus calles, Facultad de Derecho, noches, pisos, terrazas, mudanzas con calor, exámenes, lugares extraños que ves un día y jamás vuelves a encontrar, cañas, no conseguir un taxi, estudiar con un barreño con agua en los pies, los chinos que venden cerveza, comer una hamburguesa en Alfredo's, botellones con frío, la Gran Vía, llegar a casa con pintura en la cara, copazas prohibitivas, cines en V.O., horas en la Fnac, madrugar, que el plan sea que no hay plan, acabar en la casa del primo del compañero de piso del amigo de tu amiga, los Domingos, el edificio de escultura de Bellas Artes, los Viernes, pero sobre todo Madrid es gente. Son amigos. Tantos. Muchos ya se han ido, unos cuantos se conservan gracias a este invento que permite mandar un mensaje de "qué tal todo?", y un puñado viven contigo el día a día. El fin de semana a fin de semana. Eso es lo que realmente voy a echar de menos.

Mi cuarto no va a ser mi cuarto. Porque Madrid ya no es Madrid. Cuando vuelva será otro. Haré un libro-recuerdo de todos estos años y lo dejaré en mi estantería. Junto con la carpeta llena de cartas de niñas de 15 años que no entendían nada de este mundo traidor. Para qué? Pues porque hay que seguir adelante, siempre adelante pero sin olvidar. Y un día abrirlo y encontrar una puerta directa al pasado. Sólo sabiendo quiénes fuimos entendemos quién somos. Algo que, a veces, se me olvida.

Quemar etapas. Eso es.

Disfruta de tu último año como estudiante, espero que sea un GRAN AÑO. 

Disfruta de tu último año como estudiante, espero que sea un GRAN AÑO.

 

Lo fue.

Adios Madrid.

OK. GO.

Si hace unos días me dirigía a mi yo futuro, hoy lo hago a mi yo pasado: Quién te crees que eres? Eh?

 Abro los apuntes del que espero sea, mi último examen de la carrera de Derecho y me encuentro esto:

"Acuérdate de cómo estás ahora, IMBÉCIL, estudia antes"

"Acuérdate de cómo estás ahora, IMBÉCIL, estudia antes"

Y yo qué hago? (mi yo-actual) pues le hago caso y recuerdo cómo estaba en el momento de escribir esa nota tan ofensiva.

"...pasan unos minutos de las 6 de la mañana. Un lejano piar de pájaro madrugador y el pasar de las páginas, los únicos sonidos que me acompañan. En pocas horas tendré un examen decisivo y lo cierto es que no las tengo todas conmigo. Pero no nos engañemos, es lo habitual. Sin embargo esta vez el nudo en el estómago parece más grande. Me juego mucho. Es esa asignatura injustamente suspendida y comprensiblemente atravesada. Y ese libro subrayado. Y pasar páginas. Y no leer nada. Entonces recuerdo aquellas tardes de no hacer nada. O responder "no me ha cundido nada" ante los clásicos "cómo lo llevas?". Me acuerdo de la pantalla del ordenador. Traidor. Mírame ahora. Estoy hecha un manojo de nervios y todo por tu culpa. No, la del ordenador no. La tuya, idiota. Carmen eres imbécil y te odio. Ahora mismo, cuando son las 6 y media de la mañana, cuando te estás muriendo de sueño, de hambre y de ansiedad te estoy odiando por no aprender, después de tantos años, a estudiar como es debido. Por esperar siempre a que la presión pueda contigo. Voy a escribírtelo a ver si así me haces caso..."

Y así fue. En ese ataque de odio a altas horas de la madrugada, decidí insultarme por adelantado, sabiendo, también por adelantado, que no me iba a hacer ni caso.

Porque lo cierto es que seguí estudiando tarde, mal y a rastras.

Me duele mucho el autoinsulto sin pruebas. Pero en este caso es totalmente merecido. Y eso duele más.

Por qué no puedo tener la lucidez de esos momentos de tensión máxima en los días anteriores? Por qué, si no es bajo presión, no funciono? Misterio.

La cuestión es que se acerca el final. Ya veo la meta allí al fondo y gente a los lados animando. Bueno, mi madre y mis abuelas en concreto. Pero, Oh! no! espera! es un CONTROL!!! La Meta verdadera se encuentra a un año vista. Cuando definitivamente diga adiós al carnet universitario que tantas veces olvidé en la biblioteca. Será entonces cuando ría, llore, cante, brinque, salte y celebre durante 7 días seguidos el fin de una era.

Por ahora vamos a pasar este control y a beber un poco de agua. Me permitiré echar un rápido vistazo hacia atrás para coger fuerzas de cara al sprint final.

(Demasiado símil sobre atletismo cuando lo que de verdad me gusta a mi es el fútbol y si es en un Mundial, más. Qué ambientazo! Qué mejor excusa para juntarnos y tomar unas cañas que ver un Nigeria-Eslovenia?? A por ellos!)

RECORDATORIO PARA TI. ESPERO QUE SEAS RICA

Soy una procrastinante sin remedio.

Cuando escribir esto (que no sé ni lo que es) se convierte en una obligación…malo.

Voy a procurar hacer un recordatorio para mi yo futuro. Porque será agradable ver cómo era ese yo más joven, más inocente, con mucho más tiempo por delante y menos arrugas…no me odies, lo hago por ti. Porque tu memoria de pez hace que te asombres cuando te cuentan la misma anécdota por 5ª vez y lo que es peor, te acaben diciendo “pero si tú estabas”!!  Así que mejor escribimos lo poco que te ocurra.

Has seguido discutiendo de fútbol. Todavía más si cabe. Te has puesto muy triste por la eliminación del Barça de la Champions a manos del futuro entrenador del merenguismo (más de lo que debería un ser relativamente racional, como te consideras) pero muy contenta con la Liga. Muy mucho (también más de lo debido). Pero como dicen que lo primero es asumir que tienes un problema, has llegado a la conclusión de que pierdes los papeles con el deporte este con 22 tipos y una pelota…qué se le va a hacer. Podía ser peor

Tienes el cuarto hecho un desastre y por extensión tu vida lo es bastante también. Todo comenzó a la vuelta se Semana Santa. Deshacer la maleta nunca se te dio bien y se te han juntado 3 viajes por deshacer.

El primero a Lisbua. Hemos decidido que es una gran ciudad. No te doy más datos. Tienes que volver. Pero si puede ser a una habitación que no implique 4 literas y 8 niñas con sus respectivos baúles de ropa, mejor

El segundo a un festival en Murcia. Tampoco puedo decirte mucho de esto. Las imágenes y los sonidos son vagos. Sé que te lo pasaste bien. Eso seguro. Y que te reconciliaste un poco con esta comunidad de la que tantas veces renegaste. 

El último fue el más increíble. Resulta que uno de tus mejores amigos se ha casado. Resulta que has ido a una boda en la que la media de edad eran 25 años. Resulta que los novios parecían de un catálogo de una conocida cadena de grandes almacenes. Resulta que se estaba tan bien...que te reencontraste en Tenerife 4 años después con los mismos que te acompañaron en la desvergüenza de ir disfrazados de pollos con gripe aviar. Te paraste un momento y miraste alrededor. Y ahí estabais todos pero en un contexto bastante más digno que el del Colegio Mayor con las habitaciones llenas de gente con minis y Estopa sonando. Las risas, las mismas, pero la vestimenta, la música de fondo, la terraza, las Doradas, los cócteles y el recordar cada poco “Ostrás ,es que se ha casado” te hizo ver que las cosas cambian. Que ya están cambiando. 

Y ahora te encuentras en tu enésima etapa de exámenes. Estás convirtiendo el no-estudio en un arte. A las ya conocidas fórmulas de pérdida de tiempo, estás añadiendo algunas nuevas y casi todas absurdas.

Blanca ha vuelto a hablarte de esa tal C. que supuestamente debes conocer, pero que en realidad sólo sabes detalles de su vida, de su triste vida, porque no paran de hablarte de ella. Te preguntas cómo es posible saber tantos datos sobre alguien que ni se imagina que pueda ser tema de conversación pero que, de hecho, lo es. De muchas conversaciones.

Me dirijo a ti C.: sé muchas cosas de ti. Sé demasiadas. Me gustaría no saber ninguna pero lo cierto es que conozco aspectos de tu persona que ni imaginas. No te pongo ni cara pero sé que tu vida es triste. Lo cual supone un consuelo para todas aquellas personas que piensen que sus vidas son tristes porque ya ves, estoy escribiendo de ti. Te has convertido en Trend topic en mi vida. Así, por las buenas.

Porque así es este mundo global e internáutico en el que vivimos. Inmediato e incomprensible.

 

LA CASA DE TODOS

Me di una vuelta por el 52 de García Barbón donde al llamar por el telefonillo tienes que identificarte con apellido. Estaba casi vacía y en semipenumbra pero al mirar hacia el cuarto azul tuve que entornar los ojos pues la ventana estaba abierta y dejaba pasar la luz hasta el pasillo, campo de fútbol y circuito de carreras donde tantas medias rompí, donde cabíamos hasta 6 jugando y parecía no tener fin. Con todos esos armarios alrededor que guardan tesoros y reliquias. Desde platos y manteles hasta vestidos que hoy son retro y que primas, tías y cuñadas lucieron alguna vez. Y allí están todas esas fotos pegadas como si de taquillas de instituto se tratase, con las que un día exclamé "Este es mi padre?" al ver a un niño con pelo disparado y traje de baño apretado "Era la última moda" me espetó alguna de mis tías. Pero no hay defensa para esos moños, lo siento, ni esos vestidos, ni algún que otro retrato navideño cual familia Adams. Abrimos otra puerta y llega el color, las hombreras, los peinados, embarazos, muchos niños que yo no conocí, el abuelo, que tampoco, bocatas en la playa, partidas de cartas, primeros de año, ahora primas, luego primos, venga los políticos, ni arrugas, ni canas...

Llego a la mesa del pasillo, que me enseñó a jugar al Rammy y presidiéndola encuentro un cuadro de mis 16 años y allí arriba otro de mis 12. Las manzanas eran lo mío. El teléfono! cuántas felicitaciones de políticos a sus familias, a hijos, hermanos y primos en la distancia. De novias a novios, de mí misma a mi amiga Marta en Fin de año. Ah! y el cuadro de "la Habanera de Pita" regalo de nietos a una abuela octogenaria en el 97 que no puedo evitar volver a leer con gran énfasis en el "Nietos e hijos hinchan el pecho, van presumiendo de ser Brandón" ...y pensar que lo hicieron mi hermano y primas mayores cuando estudiaban los primeros años en Santiago.

Me asomo por la cocina. A la izquierda el cuarto donde 2 coruñesas y 2 santanderinas en pijama se ponían al día sobre odios y amores adolescentes. A la derecha, Aja! ahí están. Los pasteles que no falten. Huele rico. Hay consomé que te reconstruye aunque estés a pedazos de la noche anterior. Viva! Y mis tías pululando, de un lado a otro: corta, limpia, prepara, lleva...Son 3 pero parecen 10. Me voy, luego, cuando recojamos, seremos 10 que abultaremos como 20.

El hall acoge cada año el árbol con bolas rojas que poco a poco va ganando regalos hasta el día 31, cuando se convierte en testigo del amigo invisible, de los cánticos, los tooongos, los "Qué será, será", los "Lo puedes cambiar" y más de una vespa que también ha pasado por ahí.

Paso a los salones donde cuelgan los cuadros de unos señores que debieron ser el germen de lo que hoy pasa por delante de sus ojos pero que yo no conozco de nada y, aún diré más, me dan bastante miedo. Se me hace raro ver esas estancias tan vacías. Lo normal es que haya varios grupos con tertulias en marcha y tú decidas quedarte en la que más te convenga. Hasta que aparece un melenudo con su guitarra a animar el cotarro. De pronto reparo en la mesa donde están ellas. No pueden faltar en ninguna casa de abuela que se precie: las fotos de primera comunión. Qué monos, qué cariñas, qué engaño. Y más fotos...que si un licenciado, una viajera, uno en la mili, bodas con patillas, con gafas de sol, con edades próximas a la mía...

"Carmeeeen nos vamos" me giro y ahí está el cuadro que me inquieta y encanta desde pequeña. Es una niña con un turbante y una mirada penetrante. Me lo pedí en herencia hace años pero no veo mucho movimiento al respecto. Me tropiezo con la alfombra a la que tantas veces me relegaron por ser la pequeña. Una simple mirada o un "Carmen, al suelo" bastaba para dejar el comodísimo sofá orejero a un ser superior. Al jefe o a otro de tantos. En la cadena de mando no estoy muy bien situada.

Que el tiempo pasa ya lo sé yo, pero esta casa parece recordármelo en cada rincón. Ya en el salón la mesa principal tan necesaria y tan llena de comida y de gente siempre, el carrito del café en el que sólo reparo en Navidad pues es el lugar de postres y turrones. Los sofás donde todos hemos echado una cabezada pero donde lo de roncar hasta hacerse oír por encima de gritos y televisión es un lujo reservado para muy pocos. La mesa con la colección de pisapapeles que parece increíble que haya sobrevivido a los juegos de niños de 3 generaciones...y esa estantería con...más fotos!! Fotos sin coherencia, de todos, de ninguno, actuales y de antes, de los nuevos con los que nos babamos...Van poblando el mueble porque alguien las deja un día y ahí se quedan. También hay papeles antiguos, con letras antiguas y nombres antiguos, libros de texto con anotaciones que al mostrárselas al propietario, se quita las gafas, lee y sonríe. Y un rincón para orígenes de nuevas familias. Retratos, ya en color, de las nuevas bodas. Aquí soy yo la que sonrío pensando en lo bien que lo pasé en cada una de ellas y en lo bien que se han escogido las nuevas adquisiciones.

"Carmeeen vaaamos!!" "Vooooy" Nos vamos a tomar el aperitivo que es una costumbre muy sana. Salimos por la puerta 4. Volveremos a comer 19. Ya sabía yo que verla tan vacía no iba a durar mucho.

ME COLAS Y TE COLO?

Estaba yo esperando para entrar a ver a los impresionistas (ellos impresionantes, el verlos con mil cabecitas delante, no tanto) cuando empiezo a pensar cuánto odio generan en mí las colas.

Semejante pérdida de tiempo...

Realmente en ésta no tenía ningún derecho a enfadarme pues me traen unos cuadros que no tendría oportunidad de ver normalmente y aún por encima "bai de feis" (podía tomar nota la baronesa) La cuestión es que al final no fue para tanto. Entre la radio y el periódico llego delante de esas bandas granates aterciopeladas arregladas con celo (glamour, lo que se dice glamour...poco) me río de la cara del segurata cuando la señora de delante le increpa por cerrarle la banda en sus narices y al poco rato entramos. Vale.

Pero esto no ocurre en otras colas. Véase, en Carrefour express. Ya lo de "express" parece una provocación pero no contentos con esto ponen un cartel bien grande que reza "cajas rápidas sólo cestas" Que tú dices, vale, estaría mejor poner un número limitado de artículos, pero bueno, me conformo, es una medida inteligente separar las cestas de los carros. Carros en los que los chinos hacen la compra para sus tiendas comprando LA MARCA BLANCA DEL SUPERMERCADO!! Pido por favor que se le comunique a la comunidad asiática que sé que trabajan como su propio nombre indica, de veras valoro la cantidad de veces que me han salvado de morir de antojo de chocolate o han evitado que la falta de bebida fuese una excusa para no salir pero que por favor, ya que les voy a comprar unos espaguetis a precio de angulas, exijo que sean, como mínimo, Gallo. Pero como iba diciendo, las cajas de cestas serían eficaces si no fuera porque en las susodichas cabe la compra de un mes y hay gente en esta cola con 2.

Las supuestas cajas veloces son 6 estructuras de metro y medio de largo dispuestas en horizontal en vez de en vertical. Son mini-cajas sin cinta de correr, en las que llegado el momento estás solamente tú, tu compra y la cajera. Bueno y un mínimo de 20 personas mirándote con cara de odio por tu incompetencia a la hora de meter la compra en las bolsas. Yo bajo preparada, con el ipod con la batería cargada y mentalizada de que voy a salir de mucho peor humor del que entré.

Una vez hecha mi compra de joven-que-no-come-bien cuya base es: leche, pasta, Colacao, pavo, queso, chorizo de Pamplona, pan de molde y atún. Con variaciones de cara al fin de semana como pizza congelada y botella de Beefeater, me dirijo a la cola como cerdo al matadero. Y empiezo a odiar.

Odio a la cajera del pelo corto rojo fucsia, cejas pintadas y pachorra monumental mientras cuenta moneditas de cobre. Odio a la señora que tengo delante que me dice si le guardo el sitio que se olvidó el arroz ante lo que tengo que sonreír y asentir. Odio a la profesional con bolsa de tela que me recuerda que tendré que comprar bolsas biodegradablesdemierda que se rajan con mirarlas a 0,10 cada una. Blasfemo mentalmente. Odio al chico joven que no encuentra el dinero, al niño pesado que pide caramelos, a la madre que pasa de él, a la otra cajera que pone el cartel de "caja cerrada" cuando es evidente que hay mucha gente esperando a que realice su trabajo. Blasfemo en alto. Mirada de complicidad con la joven de al lado con compra semejante a la mía. Odio a la vieja que se intenta colar disimuladamente. Aplaudo a la señora que le dice que "La cola es esta" Odio haberme olvidado del chocolate porque después de haber odiado tanto ya no puedo ir a por él. Odio al chico que está en la cola de al lado y que, llegando mucho después que yo, ya está pagando. Odio a la pareja de delante a la que parece que les llega con su amor y no les importa nada esperar. Odio estar a punto de llegar y descubrir que las cestas de delante están a rebosar. Odio que lo comprado supere al efectivo y tenga que pagar con tarjeta, sacar mi DNI y decir que no tengo tarjeta carrefour cuando sí la tengo. Odio que las bolsas biodegradablesdemierda no se abran, que haya pasado toda mi compra por el pitidito y la de detrás ya esté con la suya esperando. Odio que la cajera mire al infinito en vez de ayudarme, que cuando por fin tengo todo amarrado tenga que firmar con la izquierda, y decir "es que soy diestra" para no parecer imbécil...pero lo cierto es que no me puedo sentir más imbécil porque he pagado por todo esta experiencia.

Odio las colas. La del paro, la de antes de un examen, la del control del aeropuerto, la de embarque, la cola blanca que se te pega en los dedos...Lo único que las hace más llevaderas es un chino dispuesto a venderme una cerveza marca Lidl a 1€ y dedicarme a hacer amigosdecola que en un momento dado te dejan entrar en el local con ellos, o te dan trabajo, o son el amor de tu vida....

"que dónde conocí a tu padre?...pues estaba quejándome en una cola cuando me dijo..."

DEL CHORIZO Y OTRAS COSAS

La cafetería de Bellas Artes es un espacio amplio, ruidoso y sucio (no pasaría ninguna inspección de Sanidad y será la causa de cualquier extraña enfermedad que desarrolle en un futuro). Las mesas comunes hacen que comas rodeada de perfectos desconocidos. O no tanto porque al pasar de los años acaban teniendo un nombre como "el calvo de los zapatos naranjas", "la tipa del pelo azul", "la que grita", "el de la trenca con patillas" Siempre hay problemas para sentarse y la comida se convierte en un trámite bastante incómodo por lo que he acabado comiendo fuera un bocata. Llueva o nieve.

Hay unas maquinitas en las que se forma una cola terrible. Es en ese momento (haciendo la cola) cuando debes escoger qué quieres, NO cuando te toca. (Sí, esto va por usted, señora)

Hubo tiempos en los que variaba del mixto a la hamburguesa pasando por algún primer plato del menú...pero ya no. De un tiempo a esta parte me he convertido al choricismo. Se trata del bocata más barato, con el pan más duro y lonchas de un chorizo. Digo "un" chorizo porque es una especie que nunca había visto antes. Soy muy fan del chorizo de Pamplona y creía que no podía haber nada más bajo, pero sí. Este es un subchorizo del cual me ponen gran cantidad porque supongo que no es muy popular y se les debe caducar. Lo peor es que lo disfruto. Me lo como tan ricamente mientras espero que se enfríe el café que sirven a una temperatura que funde el plástico del vaso.

Hoy salió el Sol, así que había más gente de la habitual fuera. Es increíble cómo cambia alguna gente soldependiente, solista o soltera cuando le da por salir al astro este. Recuerdo cuando las canarias de mi colegio se empeñaban en ir a tomar el café "al solito". No es raro que viniendo de estas islas del Atlántico asocien rayo de sol=calor...pero lo que disfrutaban sentándose en el banquito poniendo sus caras (y piernas y brazos) al Sol y soltando algún "qué aguhtito se ehtá", hacía que me preguntase si le habían echado alguna sustancia al café.

El Sol hace que todo brille más. Pero lo cierto es que todo es exactamente lo mismo que los días oscuros. Después de esta reflexión tan positiva me dirigí a la clase en la que la profesora Replinger (que es casi tan guay como su apellido) se disculpaba con una nota por no poder impartirla.

Pero el mal ya estaba hecho. Ya había pseudocomido y me había encafeinado. Era libre para salir del edificio y en las escaleras de la entrada me encontré un ser humano tirado y derritiéndose, me dieron ganas de coger una tiza y rodearlo pero huí.

"Perdona!, sabes dónde está Moncloa?" "sí, por la derecha, sígame" le dije a la señora. Y qué hizo ella? irse por la izquierda. Vamos a ver señora, si va a hacer usted lo que le da la real gana, por favor, no me pregunte. No me haga perder el tiempo en el semáforo, estar pendiente del retrovisor y preguntarme dónde narices se ha metido. No me haga blasfemar. No lo haga. Es muy molesto.

Me encuentro con otra motorista y llego a la conclusión de que es una versión malota de mi misma. En vez de bufanda de cuadros y tenis, ella con chupa de cuero y botas, en vez de vespa y casco rojo, ella moto de rueda grande y casco bastante más agresivo. Pero llevaba mochila de pringada como yo y fue bastante reconfortante.

Me di una vuelta por el brillante Madriz antes de venir a casa a hacer nada.

Ya es primavera. Vuelve el asqueroso morado acompañado del no menos asqueroso color salmón, la gente es más feliz y yo me alegro, pero necesito unas vitaminas.

MAÑANA DIOS DIRÁ

Puede que tenga que trabajar hasta los 67 años pero ahora mismo no sé ni cuándo voy a empezar. Por no saber, no tengo ni la más remota idea de dónde voy a estar en septiembre, cuando llegue a los 24 otoños en este mundo traidor. A esa edad la señora que calceta estaba casada y con su vida encarrilada. Y yo, en cambio, aquí me hallo. En un cruce de caminos.

Sé que muchos han pasado antes por aquí. Pero es un lugar del que por mucho que te hablen, hasta que no lo vives, no sabes lo que es. La gente te habla, te comenta, te aconseja…pero al final es una decisión que tomas solo. No se puede culpar a nadie más que al que te mira desde el espejo si resulta que te equivocas. Me dan mucha envidia las personas que tiene su rumbo claro. Mi brújula debe estar estropeada, un día señala al Oeste y otro a Sureste pero todavía no sé dónde está el Norte.

La incertidumbre es un asco pero tiene a su favor el que está todo por ver, por hacer y por vivir. Todo lo bueno y todo lo malo. No sé a dónde me dirijo pero procuro no quedarme parada. Y mientras me pregunto sobre un futuro incierto que está a punto de llegar, entro y salgo de una rutina aplastante, de una vida que ya no es la mía. Estoy aquí y ahora pero pienso en mañana.

Y qué es mañana? Una ilusión (ante)

ESTUDIA, NO ES TU DÍA.

Cuando estudio hago tres lecturas de los apuntes

  • Una primera exhaustiva. Lenta. Subrayando con edding 1200 amarillo fosforito número 65. Doble línea, zig zag o recuadro supone tener un nivel. Después de concluirla siempre creo que va a ser imposible que me de tiempo pero me queda el consuelo de al menos haberlo visto todo una vez.
  • Una segunda lectura en la que se repasan los títulos con Stabilo boss original amarillo, si es que no se ha hecho ya y se destacan palabras o frases importantes, incluyendo algunas ya recuadradas (doble nivel). Pero la herramienta principal es el portaminas. Con él se acabaron los problemas del poco espacio para anotar en los márgenes. Y no vale el lápiz? No. Por qué? Pues porque se va quedando sin punta y de los trazos finos y depurados se pasa a los gruesos y toscos. Y esto no está bien. Ahora, os tengo que advertir que la mina 0.7 es peor que un lápiz de ojos y la 0.3 es permanente porque de lo delgada que es hace un surco en el papel que no cicatriza. así que SIEMPRE 0.5. Que no os la den con queso. Con el portaminas se subraya lo básico de lo fundamental y ello será único que mis ojos percibirán en la siguiente lectura. Pero mi amigo recargable tiene también la misión de dibujar los símbolos de peligro. Esos triángulos con exclamación son el mejor aviso. Hubo tiempos en que dibujaba ojos pero sin duda se impuso la señal que puede significar que fijo que cae (los menos) o que es muy probable que me confunda (los más)
  • Y para terminar, la tercera. Esta es la más pesada, soporífera y cansina de las lecturas. Cuento las páginas, hago reglas de tres al estilo “si en media hora me leí 15 carillas bien, en 2 me podré leer 80 regular?”, me autoimpongo metas “venga hasta las 18:00, 2 temas más”, me doy premios si cumplo objetivos “un café…y una napolitana!” y me aburro. Pero taaanto. Porque en las lecturas anteriores tenía que subrayar y las distracciones se reducían a algún dibujo esporádico o a alguna anotación para mi yo futuro “cuando vayas por aquí te quedarán sólo 20 folios” o “Carmen, imbécil, estudia!”, pero ahora sólo tengo que estar delante de la hoja y esperar a que mi memoria actúe. Qué satisfacción cuando se adelanta a lo que voy a leer “ahora viene lo de…sí, vale, y luego…mmm vale”…pero de pronto…chan, chaaaannnn…una señal de peligro y una anotación que no entiendo…“Esto está mal” pero entonces voy a la fuente original y no sólo a lo subrayado con grafito, sino también a lo amarillo ya casi olvidado y entonces entiendo. Y cuánto me cuesta reconocer que mi yo pasado tenía razón. Y cuánto me enfado conmigo misma por desconfiar de migo misma.

Y llega el día del examen y se hace una última lectura que en realidad no es tal porque se reduce a pasar folios y no ver ni si quiera lo subrayado con Estabilo, remarcado con edding en zig zag, recuadrado con portaminas y con señal de peligro al lado. Porque ahí sólo tengo sueño y ganas de acabar con este doloroso trance que son los exámenes.

 

 

 

 

 

 

 

 

Que por mucho que se insista en la vida del estudiante, sé que NO los voy a echar de menos.