MATRÍCULA (II)

Se puede ser más predecible que yo? Me temo que la respuesta es no, un no rotundo.

"Crónica de una cagada anunciada" sería un buen título para esta actualización.

Estoy furiosa.

Por qué? Por qué tuvieron que ponerle "Técnicas escultóricas" a la asignatura en la que yo quería matricularme?

Por qué me tienden la trampa mortal de ponerle ESCULTURA a otra que, dicho sea de paso, consiste en estar tediosas horas delante de montañas de barro copiando el cabezón de Gongora, de Calderón o de Dalí?

Por qué cuando por fin consigo encajar horarios, que supone un agotamiento mental equiparable a que me pidan que haga una raíz cuadrada, resulta que confundo A con A'?¿

Cómo es posible que sabiendo de antemano que me iban a decir "No podemos hacer nada", tengan el valor de recochinearse declarando que el decano es el único que puede solucionarlo "PERO NO CREO QUE TE LO CONCEDA"...repetido varias veces!!! ante mis sucesivas súplicas?

Cómo es posible que siempre, SIEMPRE tenga problemas con matriculas, funcionarios y decanos?

Se puede ser más estúpida?

Se puede estar más furiosa con el sistema, con la era internáutica y con una misma?

Se cree alguien realmente que el "No podemos hacer nada" sea cierto?

Y lo que es peor, cómo voy a afrontar el hecho de que esto suponga el fin de mi teoría por la cual si piensas que algo malo va a suceder, del tipo "fijo que voy a esquiar y me rompo una pierna", ya no pasa?

Sólo me resta entregarme a la benevolencia y buen hacer del Ilustrísimo Señor Decano de Bellas Artes.

De nuevo mi curso académico depende del humor del que se levante una persona a la que nunca he visto y a la que le importo menos que un comino...CHAN CHANNN

Será este el cariz que tome mi vida en adelante? Seguro que sí (cuando una teoría es tan tuya, cuesta dejarla sin más)

LOS 21

Los 21 es una edad que ha perdido todo su encanto desde que ya no suponen el salto al adulterio.

No son los esperados 18, ni tienen el aliciente de dejar el 1 atrás y ni se acercan a la rotundidad y novedad de los 20.

Suponen la confirmación de algo que me temía, irremediablemente los años pasan cada vez más rápido y de repente encuentras que tienes recuerdos de hace lustros, que llevas dos décadas en este mundo y que se aproximan años de muchos cambios y decisiones.

Pero es ahora, días después de haber escrito esto, cuando me doy cuenta de que la obviedad es uno de mis fuertes. Pues claro que ocurre todo esto, pero y qué? De qué sirve reflexionar sobre ello? Únicamente pone melancólico y te hace sentir al borde de un abismo al que hay que saltar también irremediablemente.

Lo cierto es que todo es mucho más fácil. El día a día no es una caída al vacío sino una carrera de fondo. No piensas cuánto queda simplemente sigues adelante. Hay momentos fuertes y otros en los que lo único que resta es rendirse ante el hecho de que mañana será otro día. Los primeros son esos que hacen seguir adelante, pero que, irremediablemente, se ven eclipsados por esos en los que tiendo a hacer un castillo de un grano de arena.

Y aunque procuraré cambiarlo, resulta que a mis 21 años, el vivir intensamente lo bueno y exageradamente lo malo sigue siendo, irremediablemente, uno de mis defectos.

Y el autoconvencerme, vomitando lo que se me pasa por la mente en una página de Word, otro.