QUÉ SERÁ SERÁ...


Y se acabó la Navidad...con todo lo que tenía que decir sobre ella. Lo resumo en que la reivindico y que a mí, a pesar de todo, me sigue encantando. Porque en Navidad volvemos a ser pequeños, volvemos a reunirnos, volvemos a emocionarnos y a despotricar, volvemos a tener pereza de fiestas y cansancio acumulado, volvemos a discutir, volvemos a beber como los peces en el río, volvemos a vernos, a felicitarnos, volvemos a las tradiciones que nos hacen ver que volvemos a un sitio conocido. A casa. Y volver, aunque sólo sea unos días en los que todo pasa, aunque sólo sea una noche en la que todo puede pasar "porque es Navidad", pues está muy bien. Porque volver mola. A ver si no de qué iban a seguir con el anuncio de Almendro o le iban a dedicar un tango tan genial.

A mí me sigue haciendo falta escuchar el discurso de Juancar mientras me arreglo para ir a cenar, sigo queriendo escuchar a Rafaelito diciéndome "Carmen, que viene Papa Noël!", sigo queriendo escuchar villancicos y ver las calles abarrotadas. Sigo criticando la decoración navideña (no puede ser tan difícil poner luces blancas y ya), me siguen gustando las palmas en el Concierto de 1º de Año, la comida en Casa de la Abuela (previa llamada de la máma advirtiéndome que es en unas horas) y los saltos de ski (así que ya me los están volviendo a poner en la 1. Aunque sean repetidos)

Y de la Navidad, sobre todo, me gustan los niños. Esos enanos flipados con esas caras indescriptibles que te recuerdan que un día tú también fuiste como ellos. Esos mismos pequeños que me encontré al ir a despedirme de Sor Carmen. Los que ahora corren con su uniforme azul por las escaleras del Niño Jesús de Praga como un día hice yo.

Allí estaban los hermanos ya no tan pequeños de mis compañeras. Allí había mucha gente. De todo tipo y condición. Muchas generaciones de vigueses que estudiaron por sus apuntes de lengua y vieron la mejor caligrafía que jamás existió. Y al ir a darle un abrazo a sus hermanas, sin querer, me emocioné. Porque vi a esas monjas que me riñeron, sonrieron, enseñaron y cuidaron durante tantos años, pero también vi a unas mujeres que dedicaron su vida a nosotros cuando éramos tan pequeños que no lo valorábamos... y las vi muy tristes. Sor Dolores me vio y sólo dijo "no llores". Pero por una vez no pude obedecerle.

Será que era Navidad y que en esta época estoy algo más sensible de lo normal...será que me gusta ese sentimiento extraño y casi impuesto que nos lleva a estar bien. O a intentarlo al menos. Por los demás. Por los que te rodean.

Será que me gusta que por unos días se mande la crisis, los problemas y las dudas "al carallo" y se brinde por un año que está por empezar y que, como una página en blanco, parece estar lleno de posibilidades. Será el turrón, será el champán...qué será, será...

Pero, así, sin darnos cuenta ya han pasado los 15 días que tienes para devolver un artículo. Ahora ya nos tenemos que quedar con el 2012. Nos guste o no. Año bisiesto, año olímpico, año de Eurocopa, se acaba el mundo...no será mucho?

 

 

 

 

OTOÑO EN MADRID

El tiempo está loco. Loco, loco.

Hoy, en un semáforo, yo con chaqueta de pana y una chica en bici al lado, en camiseta.

A riesgo de parecer una viejecita y soltar un "yo no recuerdo un otoño así en los días de mi vida", es cierto. Me vine yo a Madrid con la idea de estrenar botas, medias y demás vestidos en colores neutros y abrigosos. Pero me achicharro.

Tengo ganas de frío (pero qué dices!!) Pues sí, tengo ganas de bufanadas, de guantes, de días con sol y bajas temperaturas que te hacen sentir (o dejar de sentir) partes de tu cuerpo que habías olvidado (nariz, orejas, falange del dedo meñique del pie izquierdo...) Quiero ponerme un pucho de lana, comerme unas castañas, que la luz venga de las bombillitas de Navidad. Tengo ganas de entrar en un sitio calentito y tomarme un café reconstituyente, de que me tirite la barbilla a su voluntad, tengo ganas de que SE VAYAN LAS CUCARACHAS! con las que al pirncipio gritaba y me daba un vuelco el corazón, y ahora he aprendido a convivir.

Quiero que Noviembre, sea Noviembre. Dulce o salado, pero fresco!

Están montando cortilandia, y los Papanueles se van a derretir.
 

A VECES LLEGA EL MOMENTO EN QUE TE HACES VIEJO DE REPENTE

 

En breves inauguraremos la época (f)estival(era) y no se pueden tener más ganas.

Pero lo que importa es que hace 6 días cumplía años María del Socorro García Briz, y digo bien, "del socorro", pues nuestra muchacha ha decidido hacer el bien y partirá a tierras lejanas en cuestión días a hacer labor humanitaria. BIEN! Y también resulta que hoy lo hacen otras dos de mis muy mejores amigas. Me he propuesto recuperar este título y despojarlo de toda la crueldad que tuvo en su día con aquello de: "ahora Fulanita es mi mejor amiga, tú ya no", y de esta forma repartirlo entre las mozas que me rodean y alegran el alma (oh)


"Hoxe cumpren....Blanca Berenguela Lourdes y Rebeca!!" bravo!! (aplausos)

Pero, por qué celebramos los cumpleaños? bueno, y ya no digamos los santos, tan recordados por las abuelas.

Que hacemos que sea digno de celebración? Leía yo hace tiempo en un libro genial recomendado por aquella que calceta en un rincón del sofá de mi casa, "Las voces del desierto", que los aborígenes australianos sólo celebran el hecho de ser mejores personas que el año anterior, sólo entonces hacen una fiesta.
A nosotros, en cambio, nos llega con seguir respirando. Pasando los días, viviendo la vida, trabajando, cumpliendo obligaciones, ganándose el pan, discutiendo, faltándonos tiempo, no durmiendo bien, no llegando a fin de mes, preocupándose por los seres queridos, enfermando, viendo el telediario, sobreponiéndose a dificultades impuestas, luchando con occidente, pensando en el futuro, aguantando en una continua tensión entre opuestos (yo-la sociedad, trabajo-placer, familia-realización personal....)

A nosotros, en cambio, a pesar de tener todo lo necesario, nos llega con seguir (sobre)viviendo a la vida.

Felicidades pues, por sobrevivir un año más en este mundo cruel, en el que nada es verdad ni mentira. Sino todo lo contrario.

Un pelín pesimista no? Bueno, es la época

LOS 21

Los 21 es una edad que ha perdido todo su encanto desde que ya no suponen el salto al adulterio.

No son los esperados 18, ni tienen el aliciente de dejar el 1 atrás y ni se acercan a la rotundidad y novedad de los 20.

Suponen la confirmación de algo que me temía, irremediablemente los años pasan cada vez más rápido y de repente encuentras que tienes recuerdos de hace lustros, que llevas dos décadas en este mundo y que se aproximan años de muchos cambios y decisiones.

Pero es ahora, días después de haber escrito esto, cuando me doy cuenta de que la obviedad es uno de mis fuertes. Pues claro que ocurre todo esto, pero y qué? De qué sirve reflexionar sobre ello? Únicamente pone melancólico y te hace sentir al borde de un abismo al que hay que saltar también irremediablemente.

Lo cierto es que todo es mucho más fácil. El día a día no es una caída al vacío sino una carrera de fondo. No piensas cuánto queda simplemente sigues adelante. Hay momentos fuertes y otros en los que lo único que resta es rendirse ante el hecho de que mañana será otro día. Los primeros son esos que hacen seguir adelante, pero que, irremediablemente, se ven eclipsados por esos en los que tiendo a hacer un castillo de un grano de arena.

Y aunque procuraré cambiarlo, resulta que a mis 21 años, el vivir intensamente lo bueno y exageradamente lo malo sigue siendo, irremediablemente, uno de mis defectos.

Y el autoconvencerme, vomitando lo que se me pasa por la mente en una página de Word, otro.

MÁS QUEJAS

 

Definitivamente tengo que dejar de quejarme. Ya está bien de transmitir sólo malas sensaciones.

Aunque creo que tiene su explicación y es que siendo la tercera, pues como que ya no te toman muy en serio cuando dices “Me duele aquí” Porque la respuesta que recibes es “Duérmete que ya verás como se te pasa” Aunque siendo mis progenitores ambos miembros de familias numerosas y ambos del mismísimo medio, tampoco se les podía exigir la máxima atención. Así que para contrarrestarlo había que quejarse el triple. Y de esta forma pasé mi vida, torciéndome los tobillos y quejándome, picándome los mosquitos y quejándome, insultándome mis hermanos y sí, quejándome, pero esta vez a gritos.

Así que continuando en la línea del "Errar es humano, pero echarle la culpa a otro es más humano todavía" No me culpéis a mí, la culpa es del síndrome del hermano pequeño o del Gobierno!! Tanto me da.

También influye el hecho de que siempre se me ocurra actualizar por la nuit cuando más despejada estoy y cuando más vueltas le doy a las cosas. Por lo que esta noche me iré a la cama sin intentar organizar el día de mañana y así me ahorraré la decepción de dentro de 24 horas, cuando descubra que no he cumplido nada de lo que me propuse…ja!

Por cierto, el cuarto impecable, y alguien oyó mis plegarias provocando una tormenta monumental que ha refrescado el ambiente y espero haya matado a unos cuantos millones de bichos. Si es que al final lo de quejarse va a dar resultado.

QUEJAS

“Vamos a relajarnos un poquito” le dijo el tiempo a Carmen…

Y la muchacha le hizo caso.

Así que llevo 2 días perdiendo el tiempo.

No hay nada mejor que perder el tiempo. Para empezar porque no es cierto que se pierda. Siempre hay algo que hacer. Que si tomar un café, que si quedar con gente que no ves hace tiempo, que si engancharse a otra serie, que si ver una película, que si dormir un poco, que si ordenar mi cuarto…mentira! Sigue igual de desordenado que cuando utilizaba la excusa del “No tengo tiempo” la montaña de ropa sigue emigrando de la cama a la silla y de la silla a la cama y el armario hace tiempo que dejó de tener columnas perfectas ordenadas por colores. El mismo que llevo diciendo que tengo que sacar la ropa de invierno. El mismo que llevo preguntándome cómo es posible que cada vez tenga menos calcetines. Pero de mañana no pasa. Y esto no es un“el lunes empiezo el régimen…” o “mañana dejo de fumar…”

"Si quieres poner orden en tu vida empieza por tu cuarto" Lema de las próximas 24 horas.

Y hablando del tiempo pero no del que me encanta peder, sino del que depende la felicidad de una novia, alguien me puede explicar de dónde salió este calor insultante? Así, sin previo aviso? ”Las autoridades sanitarias advierten: salir al exterior entre las 12 y las 6 produce deshidratación y aplanamiento mental además del cansancio proporcional a haber corrido la maratón de Nueva York”

Pero eso no es todo, no viene solo. El calor nos descubre el maravilloso mundo de los insectos (que tan poco asco me dan) Los hay para todos los gustos, desde las cucarachas (qué majas) ante las cuales nadie puede evitar el ya clásico “Pues son las únicas que resistirían un ataque nuclear”, hasta las abejas, abejorros, moscas, moscones (con su agradable zumbido), polillas, pasando por los cientos, qué digo cientos, miles! de diminutos seres alados que van hacia la luz y se chamuscan y mueren. Mueren cayendo en tus apuntes o en tu lavabo. Y por último, aunque no menos importantes, nuestros amigos los mosquitos que ya me han visitado 4 veces y sumando.

ODIO EL CALOR EN MADRID.

Siempre quejándote” Pues sí, es cierto. Pero juro que al margen de esto todo va sobre ruedas. Sobre 2 concretamente, las 2 de mi roja y reluciente Vespa, que hacía tiempo que no nombraba.