Regresé.
Después de un inter-cantábrico improvisado vuelvo a casa como el turrón para pasar un verano que no ha podido comenzar mejor "Cuándo vuelves?" "No lo sé" "Cómo que no lo sabes!!?" Pero era verdad, no lo sabía.
Hace ya una semana me metí 9 horas de tren con Borja para llegar a Irún ese pueblo fronterizo donde vive mi amigo Alfredo y donde se celebraba San Marcial.
Alguna referencia tenía sobre esta fiesta que conmemora una victoria militar conta los franceses (se ve que en el 1500 todavía ganabamos algo) pero sin duda hay que vivirla. Y mejor si es con una famlia como la de Alfredo que si el padre general, que si la madre y la hermana mayor cantineras (dícese de aquella mujer que va al frente de las distintas compañías que desfilan, al frente de los hombres) La cuestión es que estábamos 8 en un mismo cuarto en 4 colchones, en una casa donde normalmente son 7 a comer, despiertos a las 6 de la mañana sin saber muy bien porqué, vestidos de rojo negro y blanco. 24 horas de fiesta continua escuchando sólo música de tambores, platillos, saxofones 3 borracheras con sus consecuentes resacas, muchos saltos, caídas, copas derramadas...en fin, una fiesta en condiciones.
Llega el momento de dejar de invadir la casa de Alfredo pero surge un nuevo plan. Casa de la abuela de Eguiar en Bilbao y yo no conozco Bilbao! Pues bueno, si me iba a volver el domingo, me puedo volver el lunes. De Bilbao a Mundaka, pueblito de veraneo. Y ahora qué? Amaya deja el viaje, ya sólo quedamos cuatro. Yo no quería pero Mario estaba en Santander, en una casa solo, no podíamos dejarlo así por lo que para allí que fuimos, casi sin ropa ya.
Pero qué día es? meu deus!! Entre los amigos con casas y yo que me apunto a una ronda de aspirinas, pasa lo que pasa Un viaje de 3 días que se prolonga una semana.
Pero ya estoy aquí, después de 12 horas de tren y con la memoria de la tarjeta llena.
Santi!! felicidades!! No podías haber nacido otro día machiño, felices 26!